Festival de cine alemán, un clásico porteño

Se verán diez largometrajes de factura reciente, más un puñado de cortos en la tradicional sección “Next Generation Short Tiger”. Fiel a los usos y costumbres de este encuentro, el programa incluye títulos de neto corte popular y otros de cuño autoral.

Un nuevo año, un nuevo Festival de cine alemán, que con sus 22 ediciones ininterrumpidas se ha convertido en un auténtico clásico del calendario cinematográfico porteño. Nuevamente en las salas de Cinépolis Recoleta, podrán verse desde este jueves y hasta el próximo miércoles 14 diez largometrajes alemanes de factura reciente, más un puñado de cortos en la tradicional sección “Next Generation Short Tiger”. Fiel a los usos y costumbres de este encuentro anual, el programa incluye títulos de neto corte popular y otros de cuño autoral, presentados en festivales internacionales de prestigio, de manera de dar cuenta de la diversidad de una cinematografía rica en nombres propios y atenta a todo tipo de temáticas y estilos. La apertura, a modo de preestreno, será con El falsificador, de la realizadora Maggie Peren, presentada este año en el Festival de Berlín, y la clausura volverá a reencontrar al público, en toda su gloria tridimensional, con el documental Pina, de Wim Wenders, dedicado a la gran figura del siglo XX de la danza contemporánea germana, Pina Bausch.

“Luego de veintidós ediciones uno piensa que ya puede manejar el encuentro ‘de taquito’, pero lo cierto es que siempre hay lugar para la innovación, siempre hay cosas para mejorar”. Gustav Wilhelmi, programador y responsable máximo del Festival de cine alemán desde su edición seminal, confirma en comunicación con Página/12 que esta entrega se siente especial. “Hemos vuelto a una especie de normalidad, que de todas formas es distinta. El año pasado regresamos a las salas, aunque con ciertas restricciones, y en este 2022 somos conscientes de que muchos espectadores que antes eran habitués aún no han vuelto a ir a los cines. De todas formas, sabemos que tenemos un público fiel y confiamos en que la programación sea atractiva y variada. Como siempre, tratamos de mostrar un espectro de la producción alemana y no hay una temática específica, aunque a veces se dan ciertas conjunciones. Por ejemplo, este año hay dos películas relacionadas con la historia alemana en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y una de ellas, El falsificador, de la directora Maggie Peren, fue la elegida para abrir el festival”.

“El joven Cioma Schönhaus, de veintiún años, quiere vivir la vida a pleno, pero tiene la desgracia de ser judío en la Berlín de la década de 1940”. Así comienza la sinopsis oficial del largometraje de Peren, que ubica geográfica y temporalmente al espectador de manera clara y directa. Cioma tiene un talento particular, cortesía de sus años de estudio de diseño gráfico: con paciencia y la simple ayuda de un plumín, es capaz de adulterar cualquier clase de documento. Con sus padres deportados por las nuevas leyes para los ciudadanos judío-alemanes y los objetos y mobiliario de su casa a punto de ser reclamados por el estado, el protagonista alterna sus horas de trabajo en una fábrica de armas con la falsificación de pasaportes, haciéndose pasar en más de una ocasión por un joven militar de origen ario. Basada en las memorias de Samson “Cioma» Schönhaus, publicadas en 2004, la película ofrece un relato de supervivencia a la vista de todos –incluida la policía secreta– con buen ritmo y un tono relativamente ligero en gran parte de su metraje, incluida una subtrama romántica.

El segundo título ligado al período más oscuro de la historia alemana reciente también está basado en hechos reales: la tristemente célebre Conferencia de Wannsee del 20 de enero de 1942, durante la cual un grupo de funcionarios del estado germano debatieron durante algunas horas los detalles de la así llamada “solución final a la cuestión judía”, eufemismo para la inminente puesta en marcha del exterminio de cerca de seis millones de ciudadanos judíos en territorio europeo. Dirigida por Matti Geschonneck, prolífico realizador de telefilms en su país natal, el film adhiere a las formas del docudrama y evita las vehemencias dramáticas (por caso, no hay música incidental guiando las emociones del espectador) para concentrarse en la gestualidad y las palabras –estas últimas basadas en las transcripciones de las actas y minutas originales– de los convidados al encuentro. Lo que permea a través del horror, haciéndolo aún más tremebundo, es la formalidad burocrática de las discusiones y los enfrentamientos y rencillas entre los representantes de diferentes oficinas y dependencias, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores a la Gestapo.

 La conferencia

Invitado especialmente por los organizadores del festival, Matti Geschonneck estará presente en las funciones de La conferencia para presentar al público la película –que tendrá estreno comercial en nuestro país el próximo jueves 15, apenas terminado el Festival de cine alemán– y participará además de una charla abierta y gratuita, que tendrá lugar el martes 13 a las 19 horas en Cinépolis Recoleta. En la misma participarán también Jonathan Karszenbaum, director del Museo del Holocausto en Buenos Aires, y Paula Félix Didier, directora del Museo del Cine “Pablo Ducros Hicken”, con la periodista Astrid Riehn como moderadora. 

Del pasado al presente y el futuro. Todo va a cambiar, de Marten Perisel, es un curioso híbrido entre documental y ficción que imagina el planeta Tierra en el año 2050. La mayoría de los animales se han extinguido, con la excepción del ser humano. Con aires de distopía, el film presenta a un trío de jóvenes inquietos que, a partir de un video de una jirafa –entidad absolutamente desconocida para ellos, al punto de que la consideran una invención fantasiosa– salen a la ruta para encontrarse con un reservorio de información sobre la vida tal y como se la conocía antes de la debacle. A partir de ese momento, sin abandonar el relato de ciencia ficción central, un puñado de científicos y especialistas (y Wim Wenders, coproductor del proyecto) describen el estado de las cosas en ese pasado que no es otra cosa que nuestro presente, destacando la alteración del medio ambiente que nos lleva por el camino del calentamiento global y la probable desaparición de una gran cantidad de animales actualmente en peligro de extinción, a lo largo y a lo ancho del globo.

Gustav Wilhelmi destaca la inclusión en el programa de dos comedias muy diferentes entre sí. El guion de Relaciones imposibles, de Helena Hufnagel –uno de los títulos presentados con el apoyo del Goethe-Institut Buenos Aires–, está basado en un libro de investigación sobre las sociedades contemporáneas y la dificultad del ser humano para entablar relaciones estables, Sin compromisos: retrato de una generación de relaciones imposibles, de Michael Nast. En tanto, Toubab, dirigida por Florian Dietrich, utiliza las armas del humor a partir de problemáticas complejas como la inmigración y la criminalidad, y narra la historia de dos amigos, Babtou y Dennis, que a pesar de su ostensible heterosexualidad deciden apoyarse en la nueva ley de matrimonio entre personas del mismo sexo para evitar la deportación de uno de ellos. Previsiblemente, deberán armar alrededor suyo una fachada que incluirá nuevas amistades y ámbitos, “estafa” que provocará el encuentro con un mundo (y otras sensibilidades) totalmente desconocido para ellos.

Nadie con los terneros

Nadie con los terneros, uno de los títulos más potentes de la cosecha 2022 del Festival, es el segundo largometraje de la realizadora germano-iraní Sabrina Farabi, cuyo estreno mundial en la competencia “Cineastas del Presente” del Festival de Locarno le valió un merecido premio a la Mejor Actriz. Es que la performance de Saskia Rosendahl resulta tan inolvidable como la de su recordado debut en la pantalla grande hace una década, en el film de Cate Shortland Lore. Aquí, Rosendahl es Christin, una joven de pueblo chico entrampada en una vida que se le antoja asfixiante. De novia con un joven granjero, con quien convive bajo el mismo techo que sus suegros, Christin alterna las faenas de la cosecha y el tambo con escapadas sin aviso previo a Hamburgo. Sin cargar las tintas ni buscar culpables ni villanos, las frustraciones y deseos de la protagonista la llevan a iniciar un particular vínculo con un empleado de la zona, un hombre casado bastante mayor que ella. Basada en la novela del mismo título de Alina Herbing, que ha sido traducida y editada en español, Nadie con los terneros es un notable estudio de personajes y ambientes, un retrato opuesto a cualquier mirada idealizada sobre la vida en ambientes rurales.

La programación del 22° Festival de cine alemán se completa con el largometraje documental Imágenes de mi/una madre, en el cual la documentalista Melanie Lischker trabaja a partir del concepto de found footage, en este caso films y videos hogareños que tienen como protagonista a su propia madre, y los films de ficción El futuro es un lugar solitario, policial de tintes oscuros y carcelarios dirigido por Martin Hawie y Laura Harwarth, y La estrella de Laura, de Joya Thome, que con su cruza de acción en vivo y animación fue elegido como el título “Para toda la familia” de este año. En palabras de Wilhelmi, según el texto que abre el catálogo del festival, haciendo hincapié en la inalterable magia de los centenarios templos cinematográficos, otro ejemplo de “la fascinación ante ese momento en el que la oscuridad de la sala nos envuelve y nos vemos transportados por igual a mundos lejanos, fantásticos o cotidianos que nos esperan a la vuelta de la esquina”.

Fuente: Diego Brodersen, Pagina 12