Los pescadores de perlas, de Bizet, en vivo desde el Met de Nueva York. Por: Adriana Muscillo.

 

En una aldea en el Lejano Oriente, la bella sacerdotisa de rostro oculto tras un velo, reza al dios Brahma y a los espíritus del agua, del aire y de las rocas, para apaciguar a los demonios de las profundidades oceánicas y, así, proteger a los pescadores de perlas pero el reencuentro con el amor hará que rompa su promesa de obediencia y castidad y, en consecuencia, se desatará una feroz tormenta que provocará terribles daños. La muerte de ambos es inminente pero alguien se apiadará de sus almas y torcerá sus destinos, comprometiendo el suyo.

“¡Sobre la playa ardiente donde duerme el agua azul, nosotros levantamos nuestras tiendas! ¡Bailad hasta la noche, muchachas de ojos negros, con las trenzas al viento! ¡Alejad, alejad con vuestros cantos, alejad, alejad los malos espíritus! ¡Este es nuestro dominio! ¡Es aquí donde la suerte, todos los años, nos conduce dispuestos a desafiar a la muerte! ¡Bajo las olas profundas, nadadores audaces, nos aguarda la luminosa perla oculta a todos los ojos!”

Con este coro de pescadores de perlas en la exótica isla de Ceilán, “la lágrima de la India”, actualmente conocida como Sri Lanka, comienza la representación de esta ópera en tres actos con música de Georges Bizet y libreto en francés de Eugène Cormon y Michel Carré que fue estrenada el 30 de septiembre de 1863 en el Théàtre Lyrique du Châtelet de París, por encargo de Léon Carvalho, su director por aquel entonces y que no conoció gran suceso sino hasta después de la muerte de su compositor, aunque siempre quedó eclipsada por el rutilante éxito de Carmen.

Tanto es así que, en esta décima temporada de transmisiones en HD en vivo desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, esta compañía la repone después de un siglo exactamente. En Buenos Aires, se pudo ver gracias a la Fundación Beethoven, en el Teatro El Nacional de Avenida Corrientes 960, conjuntamente con 70 países del globo. Con dirección musical de Gianandrea Noseda y, como siempre, la transmisión de HD en vivo a cargo del Maestro Matthew Diamond.

En el primer acto, los pescadores están reunidos. Es aquí cuando el coro entona “Sur la grève en feu” (Sobre la arena ardiente), cuya bella primera estrofa encabeza esta nota y eligen a Zurga, interpretado por el barítono polaco Mariusz Kwiecien, como su líder. Llega Nadir (el tenor estadounidense Matthew Polenzani) un joven pescador. Zurga y Nadir recuerdan el tiempo en que ambos estaban fascinados por la belleza de una joven, pero juran renunciar a ella y seguir siendo amigos por siempre. Lo expresan, cantando a dúo “Au fond du temple saint” (En el fondo del templo sagrado):

“En el fondo del templo sagrado, adornado de flores y de oro, una mujer apareció, ¡Creo verla todavía!… ¡Es la diosa que desciende entre nosotros!… Su largo velo nos oculta el rostro… Su velo se levanta y la gente cae de rodillas… En mi alma, de improviso, un extraño ardor se enciende… ¡Un fuego nuevo me consume! De nuestros corazones el amor se apodera y nos convierte en enemigos… ¡No, que nada nos separe!… ¡Juremos ser siempre amigos!”.

Llega Leïla (la gran soprano de coloratura alemana Diana Damrau), “una sacerdotisa tan bella como sabia” a la que, sin embargo “nadie debe acercársele”. Ella rezará y su canto “apartará a los malos espíritus y nos protegerá”, dicen los pescadores. Nadir la reconoce como la mujer que él y Zurga amaron una vez. Ella también reconoce a Nadir, pero Zurga no: “Si permaneces fiel y sumisa a mi ley, guardaremos para ti la perla más hermosa… pero si nos traicionas, si tu alma sucumbe a las trampas malditas del amor, ¡maldita serás!”, promete Zurga. Pero Nadir confiesa que ha seguido a Leïla porque la ama y canta la romanza: “Je crois entendre encore” (Creo escuchar todavía):

“Creo escuchar todavía, oculto bajo las palmeras, su voz tierna y sonora como un canto de paloma… En la claridad de las estrellas, creo todavía verla entreabrir sus largos velos a los vientos tibios de la noche…”

En el segundo acto, Leïla canta la cavatina « Comme autrefois dans la nuit sombre » (Como antes en la noche oscura):

“Como antes en la noche oscura, oculto bajo el follaje espeso, él vela mi sueño cerca de mí en la sombra, puedo dormir, soñar en paz… ¡Es él! Mis ojos lo han reconocido, mi alma se tranquiliza…”

Nadir llega y los amantes se reúnen. Nourabad, el sumo sacerdote, interpretado por el marido de Diana Damrau, el bajo-barítono francés Nicolás Testé y los guardas los descubren, y la multitud, enfurecida, va a matar a la pareja pero Zurga, como su líder, interviene. Cuando Nourabad quita el velo a Leïla, Zurga también la reconoce: su clemencia se encoleriza y condena a los dos a muerte.

Pero, luego de la tormenta, Zurga se calma y comienza a arrepentirse de la decisión tomada. Canta el aria “L’orage s’est calmé” (La tormenta se ha calmado):

“¡Oh, Nadir, tierno amigo de mi juventud, Oh, Leïla, radiante belleza, perdonen la ciega furia!… Los remordimientos me oprimen… tengo vergüenza de mi crueldad”

Leïla va a ver a Zurga, quien se percata de que Leïla ama a Nadir, así que se vuelve más celoso. Mientras que el sumo sacerdote y los pescadores se llevan a las víctimas, Zurga se da cuenta de que Leïla es la mujer que en el pasado salvó su vida, reconociendo un collar que él le entregó.

Al amanecer, cuando los pescadores alzan las dagas para matar a la pareja, interviene Zurga y los detiene. Ha prendido fuego al campamento, y mientras todos se apresuran a apagar el fuego, él permite a los dos amantes escapar. Cuando el sumo sacerdote regresa y descubre la trama de Zurga, ordena su muerte.

La puesta en escena es de un enorme realismo: la aldea de pescadores a orillas de un océano ondulante; la terrible tormenta y las ruinas que dejó; el incendio del final. Todo está perfectamente diseñado por Dick Bird para conferir verosimilitud a la trama argumental, junto con la iluminación, el vestuario, las proyecciones y, por supuesto, las actuaciones que cumplen con rigor su cometido.

Adriana Muscillo es cofundadora (2009) y Directora de Contenidos de Diario de Cultura .