Como lo veo yo

Una noche con Gershwin: jazz de película y voces líricas en “Tiempo de verano”. Por: Adriana Muscillo.

 

Comenzó, en el Palacio La Argentina de Rodríguez Peña 361, el ciclo que homenajea al gran maestro Intuitivo del jazz estadounidense a cargo del Ensamble Lírico Orquestal.

En el Brooklyn de los albores del siglo XX, un muchachito pobre, hijo de inmigrantes rusos de origen judío, soñaba con triunfar en Broadway. A fuerza de tesón y mucha intuición, aprendió a tocar el piano, de modo que sus padres hicieron el esfuerzo de buscarle un profesor que lo adentrara en el mundo de los clásicos. Entonces, ese chico lindo, lleno de ilusión, abrevó en las fuentes de Franz Liszt, Frédéric Chopin, Claude Debussy…

Así es como, a los 16 años, Jacob Gershovitz –más conocido como George Gershwin- comenzó a trabajar como pianista en una editorial de música y, muy pronto, escribió su primer musical para Broadway, «La, la, Lucille». Desde ese momento, no paró de producir éxitos, muchos de los cuales recobran su esplendor en este mes de marzo en Buenos Aires, de la mano del Ensamble Lírico Orquestal, una alternativa independiente de producción de proyectos de música clásica y lírica que ya lleva más de diez años de laboriosa trayectoria y que, ahora, se atreve a hacer jazz.

En la primera parte de este nuevo desafío, desfilan por el escenario del Palacio La Argentina, las más variadas canciones de musicales que compuso Gershwin a lo largo de su corta pero prolífica carrera. Corta, ya que falleció muy joven, a los 38 años, aquejado por un tumor cerebral.

Comienza el Ensamble de Jazz con “Strike up the band” (que arranque la banda), una de las 18 canciones que componen el musical del mismo nombre, estrenado en 1927, que se constituyó en una sátira política cuyo argumento gira entorno a una guerra desencadenada por una tarifa que Estados Unidos ha puesto a la importación de quesos.

Luego, la mezzo soprano de técnica impecable y vestido de gasa rojo, Lídice Robinson, canta “The man I love” (El hombre que amo), del musical “Lady be good” (Señora, sea buena), que estrenó George en Broadway, junto a su hermana Ira, en 1924. Si bien la temática de la obra, en su conjunto, es un tanto dura (trata –casualmente- de un hermano y una hermana que delinquen para salir de la pobreza), la letra de la canción –que ha sido versionada por estrellas como Billie Holiday, Sarah Vaughn y Ella Fitzgerald, entre otras- es de una ingenuidad absoluta, muy parecida al tema de amor de “Blancanieves”:

“Algún día vendrá el hombre que amo y será grande y fuerte… El me mirará y me sonreirá y yo lo comprenderé y, en un instante, tomará mi mano y, aunque parezca absurdo, sé que ninguno de los dos dirá una sola palabra…”

Ahora llega el tenor Leonardo Menna para cantar “Someone to watch over me” (alguien que me cuide), del musical “Oh Kay”(1926), con música de George y letra de Ira Gershwin, al igual que la que interpreta, con mucha gracia, la bella soprano Angie Maya, “I got rhythm” (Tengo ritmo), del musical “Girl crazy” (Chica loca), que es considerada un estándar de jazz. Su progresión de acordes, conocida como «rhythm changes», es la base para otras muchas composiciones de jazz, como el tema de Charlie Parker y Dizzy Gillespie, «Anthropology (Thrivin’ From a Riff)». “Tengo ritmo” se convirtió en parte importante de la banda sonora de la película musical de 1951, “Un americano en París”, interpretada por Gene Kelly.

Y del glamour de Angie pasamos al irreverente número del tenor Fermin Prieto que, vestido de mujer, entona con mucho encanto “Embraceable you” (Abrazable vos), de la Opereta “East is West” (El Este es el Oeste) de 1928. Luego vuelve Menna para obsequiarnos “A foggy day” (“Un día de niebla”), de la película Damsel in Distress (Señorita en Desgracia, 1937) y cierra el primer acto Angie Maya, de elegante azul, con “Fascinatin’ Rhythm” (Ritmo fascinante), del musical “Lady, be good”.

Se dice que, cuando George Gershwin quiso perfeccionarse en París, Igor Stravinski le preguntó cuánto dinero había ganado el año anterior, a lo que Gershwin respondió: «200 000 dólares». «Entonces yo debería tomar clases con usted», concluyó el maestro. También se sabe que Ravel se negó a darle clases, argumentando lo siguiente: «Usted perdería su gran espontaneidad melódica para componer en un mal estilo raveliano. ¿Para qué quiere ser un Ravel de segunda, cuando puede ser un Gershwin de primera?»

Luego de un breve intervalo, comienza lo que, sin duda, todos esperábamos:

Suelta su voz de soprano lírica Angie Maya, sentada con su vaporoso vestido de corte “Marilyn” y, al primer acorde de “Summertime” (Tiempo de verano), la sala se convierte en templo: se colma de sensaciones y ritmos y presencias y cadencias y Ella y Louis y Charlie y hasta Janis bailan con nosotros y nos cuentan al oído sobre el verano y sobre los peces que saltan y sobre los campos de algodón… “Una mañana de estas, vas a levantarte cantando, vas a desplegar tus alas, elevarte hacia el cielo pero, hasta que llegue esa mañana, cariño, nada va a hacerte daño ahora”…

Lo que sigue es un adorable recorrido por las otras arias más memorables de la fantástica ópera “Porgy and Bess”, entre las que se destaca “Bess, you is my woman now” (Bess, eres mi mujer ahora), cantada a dúo por el bajo Mario De Salvo y Lídice Robinson y “I wants to stay here” (quiero quedarme aquí), con Lídice como solista.

Consustanciado con la problemática de la comunidad negra en los Estados Unidos, George Gershwin recrea, en esta deliciosa obra, la vida de los estadounidenses negros en la ficticia Calle Bagre (Catfish Row) en Charleston, Carolina del Sur a principios de la década de 1930.

Originalmente concebida como una «ópera folclórica» de los Estados Unidos, la primera versión fue interpretada privadamente en el Carnegie Hall, en el otoño de 1935.

En una sala repleta de un auditorio variopinto pero cuyo denominador común es el amor por el jazz, el Ensamble Lírico Orquestal sabe labrarse un camino de prestigio a fuerza de un trabajo artístico cuidadoso y prolijo en el que es evidente el esmero por la excelencia y la atención en los detalles. Por eso, como siempre, vaya mi eterno agradecimiento a quienes saben emocionarnos–a través de la música- y transmitirnos algo del espíritu de aquellos que crearon esas obras magníficas y que ya no están con nosotros. Como diría Enrique Pinti, “pasan los años, pasan los gobiernos… pasan veranos, pasan inviernos, quedan los artistas”.

Completan el Ensamble de Jazz:

Guillermo Tejada Arce. Trompeta.

Carolina Cervetto. Saxo tenor.

Daniela Cervetto. Batería.

Bucky Arcella. Bajo eléctrico.

Jorge Barilari. Piano.

Damián Roger. Pianista preparador.

Miguel Flores. Coordinación de Vestuario.

Gonzalo Berdes. Dirección escénica y diseño de luces.

Gustavo Codina. Arreglos y Dirección musical.

Cecilia Layseca. Coordinación de Producción.

 

* Adriana Muscillo es cofundadora (2009) y Directora de Contenidos de Diario de Cultura.