Como lo veo yo

La Macbeth africana en el cierre del X FIBA. Por Adriana Muscillo

 

Llegó a su fin el X Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires, nada menos que con una puesta absolutamente sui generis de la ópera de Verdi, que transcurre en la República Democrática del Congo (RDC) que se pudo ver en el magnífico Teatro Colón de nuestra ciudad.

Si los reductos operísticos del mundo nos tienen acostumbrados a solemnes  interloquios de sublimes gorjeos a cargo de adustos cantantes líricos, con lenguaje grandilocuente y elegantes atuendos de época, la representación de Macbeth a cargo de la compañía sudafricana The Third World Bunfight, con dirección de Brett Bailey, rompe todos los esquemas.

Se trata de una recreación de la ópera del célebre Giuseppe Verdi, en la que un grupo de refugiados congoleses encuentra un baúl lleno de partituras, vestuarios y discos de vinilo de Macbeth. Esta parafernalia teatral sirve de disparador para reinterpretar la historia de Shakespeare, donde los Macbeth aparecen como líderes militares; las tres hermanas, como empresarios estafadores y Dunsinane, como la región de los Grandes Lagos de África Central.

“Patria oprimida, para nosotros no eres una madre sino una fosa común; huérfanos,viudas, mutilados, para tus hijos no eres más que una tumba”. Así reza el coro, en el comienzo de esta impactante versión de Macbeth, frente al auditorio repleto de nuestro primer coliseo.

Con bella música añadida a la de Verdi por el belga Fabrizio Cassol, los magníficos cantantes y músicos y las imágenes de colores rabiosos que Bailey produce con Photoshop recortando y combinando motivos textiles africanos, fotos de la violencia en el Congo y personajes y objetos reminiscentes del arte pop y proyectándolas como escenografía y utilería virtual, denuncian –a través del argumento- la cruda realidad imperante en el Congo (RDC).

La tragedia fue iniciada por el antiguo enfrentamiento entre hutus y tutsis y eternizada por la bendición maldita de ese país de poseer el 80% de las reservas mundiales de los llamados minerales de conflicto o de sangre, particularmente coltán, imprescindibles para fabricar móviles, computadoras y otros artículos. “Gobernantes corruptos de la región se enriquecen con la compra o el tránsito de esos minerales adquiridos a precios irrisorios, por los que les conviene que el conflicto se perpetúe. Ruanda, Uganda y Burundi financian a los señores de la guerra y grupos de milicias armadas que son compradores directos”, explicó Bailey.

A pesar de abordar un tema tan grave y penoso para el pueblo congolés como lo es el conflicto mencionado, el texto ofrece ciertos elementos que aligeran el peso del relato. Por ejemplo, el lenguaje. El registro de lengua en el que están escritos los parlamentos es coloquial y, en más de una oportunidad, se genera un guiño cómplice con el espectador.

Las maravillosas voces de los cantantes, con sus figuras impactantes en escena, con ademanes –por momentos- graciosos suavizan el dramatismo verdiano al que se suma la trama particular de esta adaptación.

Un párrafo aparte merecen el respeto y la calurosa receptividad de un público variopinto, de todas las edades y proveniencias, que aplaudió a rabiar durante largos minutos en una sala magnífica como es la del Teatro Colón, en Buenos Aires.

Elenco:
Macbeth: Owen Metsileng; Lady Macbeth: Nobulumko Mngxekeza; Banquo: Otto Maidi; Coro: Sandile Kamle, Jacqueline Manciya, Monde Masimini, Siphesihle Mdena, Bulelani Madondile, Philisa Sibeko, Thomakazi Holland
Ficha técnica:
Autores: Giuseppe Verdi, Brett Bailey, Fabrizio Cassol
Compañía: Third World Bunfight
Director, diseño de vestuario y escenografía: Brett Bailey
Música: Fabrizio Cassol, a partir de la obra de Verdi
Orquesta: Natalia Shishmonina (violín); Ángel Randazzo (violín), Gabriel Falconi (viola), Stanimir Todorov (violoncello), Elián Ortiz Cárdenas (contrabajo), Fabio Mazzitelli (flauta y pícolo), Guillermo Astudillo (clarinete y clarinete bajo), Diego Armengol (fagot y contrafagot), Werner Menger (trompeta), Enrique Schneebeli (trombón y trombón bajo)
Dirección musical y diseño de sonido: Premil Petrovic
Diseño de iluminación: Felice Ross
Producción: Barbara Mathers – Third World Bunfight
Coproducción: Con el apoyo del EU Culture Fund y el National Lottery Distribution Fund de Sudáfrica. Una coproducción de Barbican, KFDA/KVS, Wiener Festwochen, Theater formen Festival et La Ferme du Buisson.
Año:2014
Duración:100′
Acerca de Brett Bailey.
Nacido en Ciudad del Cabo en 1967, es dramaturgo, diseñador, director teatral, curador de festivales y director artístico de The Thrid World Bunfight. Sus trabajos se han presentado en Europa, Australia y África y han recibido varios premios. Aclamado como el Rimbaud de Sudáfrica por la crítica de ese país, Brailey tiene una concepción trascendental -a pesar de su realismo- del arte y el teatro en particular: refleja y denuncia la miseria social imperante para provocar un cambio.
En declaraciones a la prensa, dijo sobre su obra: “El primer impulso para hacer esta obra surgió del deseo de ubicar a Macbeth dentro de un contexto africano. Hace ya varios años que estoy al tanto de la catástrofe que se vive en el este del Congo, en toda su escala y complejidad. Me resulta llamativo que tan pocas personas por fuera de la región sepan lo que sucede.”
“El conflicto del Congo que, desde el genocidio de Ruanda en 1994, ha causado la muerte de más de cinco millones y medio de personas, es mínimo porque sucede en la oscuridad del corazón de África”, añadió.
En su recordado mensaje por el día mundial del teatro en 2014, el director explicó: «Nosotros, los artistas que trabajamos con este antiguo espíritu, nos sentimos impulsados a canalizarlo a través de nuestros corazones, nuestras ideas y nuestros cuerpos para revelar nuestras realidades en toda su cotidianeidad y su rutilante misterio. Pero, en esta época en la que tantos millones de personas luchan por sobrevivir, sufren bajo regímenes opresivos y el capitalismo depredador, huyen del conflicto y la escasez; en la que nuestra privacidad es invadida por servicios secretos y nuestras palabras censuradas por gobiernos intrusivos; en la que se aniquilan los bosques, se exterminan especies y se envenenan los océanos: ¿Qué nos sentimos impulsados a revelar? En este mundo de poder desigual, en el que distintos órdenes hegemónicos intentan convencernos de que una nación, una raza, un género, una preferencia sexual, una religión, una ideología, un marco cultural es superior al resto, ¿se puede realmente defender la idea de que las artes deberían apartarse de las agendas sociales? Nosotros, los artistas de escenarios y ágoras, ¿nos conformamos con las demandas asépticas del mercado, o utilizamos el poder que tenemos: para abrir un espacio en los corazones y las mentes de la sociedad, para reunir gente a nuestro alrededor, para inspirar, maravillar e informar, y para crear un mundo de esperanza y colaboración sincera?».
Fuentes:
www.festivales.buenosaires.gob.ar
www.teatrocolon.org.ar. Brian Majlin
http://thirdworldbunfight.co.za/

Adriana Muscillo es cofundadora y Directora de Contenidos en Diario de Cultura.