Como lo veo yo

“Coach”: Una comedia acerca de la condición humana. Por: Adriana Muscillo

 

Manuel Callau, Pablo Alarcón y Coni Marino protagonizan una obra de teatro con apariencia de comedia pasatista, que le sirve a José Glusman como pretexto para darnos su versión de cómo somos las personas, qué cosas nos emocionan, cuáles nos persuaden, qué hechos nos corrompen pero, sobre todo, cuál es la naturaleza de nuestras convicciones y hasta dónde podemos sostenerlas.

Todos creemos, más o menos, en algo. Pero ¿de qué está formado aquello en lo que creemos?

El señor ministro (Callau) no convence a nadie. Necesita ser más carismático, más creíble, comunicar claramente sus ideas, sus logros en la gestión pública. Es por eso que su secretaria (Marino), que es también su amante, contrata a un actor en franca decadencia (Alarcón) para que lo asesore en las artes de la actuación, la retórica, la oratoria y otros menesteres.

Hete aquí que, como la célebre historia del Principito y el zorro de Antoine de Saint-Exupéry, ellos deben “crear lazos”. Primero, se miden. El ministro está tenso, rígido (está claro que lo corporal habla de lo ideológico) El actor, va con su morral y sus jeans raídos a desarticular al de traje y corbata. El vínculo comienza siendo ríspido pero se va construyendo una relación que Freud llamaría de transferencia (psicoanalítica) pero que se da, también, entre Maestro y discípulo. Con el correr de las sesiones/clases, ambos van trabajando una trama que recorre lo externo, como la situación política y las armas de seducción que se deben emplear para con el electorado y llega a lo interno, calando hondo en las verdaderas motivaciones que han llevado a cada uno de nuestros personajes a llegar adonde se encuentran.

A través de técnicas tomadas del psicodrama, como el juego de los globos o el role-playing, ellos van armando una dinámica en la que deben enfrentarse cada uno con sus propios fantasmas, hasta cuestionar, incluso, su propia razón de ser. Nada es lo que parece, toda luz conlleva su cono de sombra.

De ahí que, a mi modo de ver, esta obra es una gran pregunta retórica; es decir, una pregunta cuya respuesta lleva implícita, acerca de la naturaleza de la condición humana.

Los personajes entran a escena siendo unos y salen de la obra absolutamente modificados. Van evolucionando a través de la trama argumental, revisando sus propios paradigmas de conducta para alcanzar un nuevo status.

Con la impecable dirección de Manuel González Gil, las actuaciones de Manuel Callau y Pablo Alarcón son las de unos profesionales de extensa trayectoria que manejan “de taquito” su métier, creando a unos personajes verosímiles a los que uno llega a comprender y con los que uno puede identificarse. Coni Marino, no se queda atrás. Dueña de un importante curriculum, acompaña a estos dos pesos pesados con solidez y dominio escénico. Hay momentos emotivos y otros, muy graciosos.

Coach, en el Teatro La Comedia, es entretenida, simpática, dinámica. Con una puesta sobria que cumple su cometido y una escenografía que da cuenta de los distintos ambientes en uno solo, el resultado final es una pieza teatral amena, divertida, de esas que parecen pasatistas pero que esconden, bajo la manga, una seria invitación a reflexionar sobre los motivos y los alcances de nuestras propias convicciones.

Por: @AdrianaMuscillo. Periodista Cultural y Psicóloga Social. Es Columnista de Cultura y Espectáculos en Radio Nacional y Directora de Contenidos en Diario de Cultura.