Como lo veo yo

Otello, el moro de Venecia: historia de celos, de pasión y de muerte. Por: Adriana Muscillo

 

Otello y Desdémona se aman apasionadamente. Ella se enamoró de su infortunio. Él, de su piedad. Pero Yago, en su afán de destruir al León de Venecia, “ese moro impío”, enciende en él la llama de la duda… ¡Ah… la duda! que define de manera inequívoca al nudo de la neurosis… Otello no puede con ella y se desata, en su mente, una escalada febril de celos incontrolables que lo llevan a asesinar a su amada. Quizás sea este el femicidio más relevante de la historia mundial de la ópera.

Con esta contundente tragedia en cuatro actos, tuvo lugar la segunda transmisión en vivo desde el Metropolitan Opera House de Nueva York, en su décima temporada. Con libreto en italiano de Arrigo Boito, a partir de la obra de William Shakespeare y música de Giuseppe Verdi, la ópera Otello se constituye en un clásico de la lírica de todos los tiempos.

Con dirección musical de Yannick Nézet-Séguin y producción de Bartlett Sher, esta impecable performance estuvo a cargo de uno de los cantantes líricos más brillantes de la actualidad, el tenor Aleksandrs Antonenko, en el rol de Otello; la joven soprano que se perfila como la nueva revelación, Sonya Yoncheva (Desdémona) y el ya consagrado barítono Željko Lučić, en el rol de Yago, quien –además de sus cualidades vocales- es un intérprete soberbio. Dimitri Pittas (Cassio), Günther Gröissbock (Lodovico), Jennifer Johnson Cano (Emilia) y otras figuras completan un elenco de primera línea. Hay que destacar la minuciosa labor del Director de cámaras, Gary Halvorson y su esmerado manejo de los primeros planos en los momentos justos para captar la expresividad en los rostros de los protagonistas.

El moro Otello, general al servicio de Venecia, ha conquistado el amor de Desdémona, hija del senador veneciano Brabantio, relatándole sus gestas y los peligros por los que pasó; y luego se ha casado con ella. Por esto, Brabantio lo acusa ante el Dux de haber hechizado y raptado a su hija. Pero Otello explica de qué manera conquistó lealmente el corazón de Desdémona y ella confirma su relato.

Mientras tanto, llega la noticia de que es inminente un ataque de los turcos contra Chipre y se pide la colaboración de Otello para rechazarlos. Brabantio, de mala gana, cede su hija al moro, que inmediatamente marcha con ella a Chipre. El alférez Yago, que ha sido sustituido en el cargo de lugarteniente por Cassio, siente un odio profundo hacia Otello; Yago ha oído rumores de que el moro ha yacido con Emilia, su esposa y camarera de Desdémona.

En un primer momento, Yago logra desacreditar a Cassio ante Otello, haciendo que se emborrache y turbe la paz pública. En ello, lo ayuda Rodrigo, que ama, sin ser correspondido, a Desdémona. Cassio, privado de su grado como castigo, es inducido por Yago para que ruegue a Desdémona que interceda en su favor; simultáneamente Yago hace nacer en el ánimo de Otello la sospecha de que su esposa lo engaña con el desgraciado lugarteniente.

La intercesión de Desdémona en favor de Cassio parece confirmar sus sospechas y crea en el moro unos furiosos celos. Yago se las ingenia para que un pañuelo que Otello le había dado a Desdémona como preciosa prenda (pañuelo recogido por Emilia cuando su esposa lo había perdido) sea hallado en poder de Cassio. Otello, cegado por los celos, ahoga a Desdémona en su lecho.

Poco más tarde, Cassio, al que Rodrigo había de dar muerte por instigación de Yago, es hallado herido. Pero a Rodrigo, herido por Yago para evitar que su plan sea descubierto, le hallan unas cartas que prueban la culpabilidad de Yago y la inocencia de Cassio. Otello, fulminado por el descubrimiento de haber dado muerte a su inocente esposa y, tras haber recobrado, con motivo del derrumbamiento de su mundo, su lucidez mental, se mata estoicamente para castigarse.

Dijo George Bernard Shaw, aludiendo a la perfección del Otello verdiano, que el texto de Shakespeare había encontrado su encarnadura más esencial y sanguínea en el drama musical italiano concebido por el maestro de Le Roncole. No obstante ello, hay que reconocer que algunos elementos de la historia son bastante poco verosímiles y que sus personajes incurren en ciertas contradicciones psicológicas.

Por ejemplo: ¿Cómo no se da cuenta Desdémona de que Otello está celoso, cuando recomienda a Cassio en el momento menos oportuno? Más tarde, cuando ya se ha dado cuenta de los celos que siente su marido, ¿Por qué no trata de descubrir el motivo y darle inmediatamente una explicación? También, los demás personajes pueden parecer algo ingenuos por dejarse engañar por Yago.

En su descargo, hay que decir que las confusiones y contradicciones en la psicología de los personajes eran moneda corriente en el teatro de la época (el libro fue escrito hacia 1603). Y, precisamente, en este aspecto este drama de Shakespeare es quizás uno de los más lúcidos y clásicos del autor.

Por otra parte, es interesante remarcar el nudo dramático de la obra que da cuenta de una trama compleja en la que están en juego los sentimientos más primitivos del ser humano. Desde que el mundo es mundo, el amor y la pasión; la envidia y los celos parecen ser las emociones dominantes. En Otello, estos últimos son los responsables de su destrucción.

Otelo (título original en italiano, Otello) fue la penúltima ópera de Verdi y se estrenó en el Teatro alla Scala de Milán, el 5 de febrero de 1887.

 

*Adriana Muscillo es cofundadora (2009) y Directora de Contenidos de Diario de Cultura. [email protected].