Crucigrama: Cotidianos tramposos…

“Invadidos” – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

A Ramón, Nico y Virgilio (Protagonistas).

Hace unos catorce meses, fin de semana más o menos, escribía la columna “Cotidianos usurpadores”, en la que me refería a los que, usurpando un poder inexistente: jefes, gerentes, supervisores, telefonistas, etc. (Ya sabe de quienes se trata) abusivamente se adueñan de nuestra vida, tiempo y libertad e imponen reglamentos, estatutos, manuales por sobre la ley, para hacer lo que quieran. Nadie nos defiende (doy fe).

No es nuevo y percibo una proliferación de quienes “invaden impunemente nuestros hogares y acometen con su menú de tropelías». Quiero dejar a salvo a los que realizan tareas, ejercen profesiones con lealtad, honestidad y profesionalismo, seguramente los más, pero -por desgracia- están los otros, los que pasaron el umbral de casa… Los cotidianos tramposos.

El electricista que no terminó de aprender, ni tiene una matrícula, pero como los que vendrán luego no lo dirán, salvo que se les escape cuando ya sea demasiado tarde. Llegan, como iluminados por la lamparita de Isaac Newton, desarman todo, no saben qué buscan ni si lo encontrarán, te cobran lo que nunca pagarías si no fuera porque querés que haya luz, funcionen los artefactos, puedas trabajar con la computadora. Cuando lo “consiguieron”, hay que pagar el resto, ya cobraron los materiales, “embolsan” el dinero y huyen, saben que en cuanto pulses determinado interruptor las “tinieblas” volverán y ellos también, repetirán la ceremonia y querrán que pagues su tiempo. ¿Qué tiempo? El usado en tratar de estafarte.

¡Ah! El señor del aire acondicionado cree que todo se soluciona poniendo solo gas, pero si “introduce” un destornillador quemará el motor del aparato y partirá a una velocidad increíble, tras decirte que no lo enciendas por “equis” minutos, los que le permitirán estar lejos cuando se compruebe que lo ha quemado, luego cierre y bloquee el teléfono.

Los plomeros y los gasistas “matriculados”, que solo miran mientras trabajan los que no son. El modus operandi es similar. Nunca habrá seguridad de que hayan reparado nada y sí que su cuenta, “dibujada” en el aire, será abultada.

¡El administrador del consorcio! Liquidaciones siempre poco claras, no molestarlos cuando ellos “descansan” o se “gozan” de dos meses de vacaciones y sin que podamos comprender cómo “progresan” económicamente“. Expertos en roscas que aseguren su permanencia y beneficio, pese a una ineficiencia innata, eternos contratantes de “reparadores” varios que si son idóneos  aparecerán cuando quieran y los que no lo son dejarán el problema peor a lo preexistente. Y tanto, pero tanto más.

Palabras prohibidas. Matrículas visibles, facturas legales, garantías, atención de reclamos, actas del consorcio en forma y orden. (Hagan de cuenta que no las dije).

Tramposos porque la Real Academia Española define el término como “embusteros, que engañan, estafan”. Recorren impunemente nuestro living, cocina, o… El recuerdo del “Negro” Olmedo, quizás nos baja el nivel de “bronca”.

Norberto Tallón

@betotallon