Crucigrama: De culpas y culpables…

Entre la búsqueda y la impunidad – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

“Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta”.

Es la primera de las acepciones, en la última edición del diccionario de la Real Academia Española, del vocablo “culpa”.

Hace una explícita definición que no requiere ingreso en el terreno de interpretación alguna.

Sin embargo, puede explorarse un rumbo que surge desde el vocablo mismo y se relaciona con las formas de actuar, tanto las individuales como las sociales.

Se generan búsquedas de culpables, de diferentes culpas, por un inmensurable montón de acciones, de manera constante, en distintos terrenos… podría afirmarse que prácticamente en todos.

Pero se sabe que en una gran cantidad de los casos, sólo se está distrayendo, o excluyendo, el tema principal, el fundamental y, también, la atención sobre ello.

En ocasiones, a veces obsesivamente, se toma partido, aunque la realidad muestre una visión absolutamente distante de la “pretendida”, y se ubican las responsabilidades donde cada uno pretende que se encuentren. En muchos casos, donde no debieran estar.

Hay “culpas”, también, que desfilan ante los ojos de cada uno, intérpretes principales de corrupciones sin tiempo, pero se prefiere que sigan su camino depredador en el convencimiento de no poder hacer (¿o no intentarlo?) nada para detenerlas.

Muchas veces, más que polemizar sobre tanta “supuesta culpa”, sería una muestra de igualdad, al menos ante la ley que se supone para todos igual, asumir la preocupación porque las reales e incontrastables reciban la pena o reprobación que merecen.

Que ningún culpable sin atenuantes y digno de condena pretenda el ejercicio de una burla reiterada hasta el cansancio, estridente, desde posiciones fundamentalistas o la impunidad del “yo no sé de qué se trata”.

Culpa y culpable.

El objeto y el sujeto de un hecho.

Ambos, en infinidad de ocasiones, preparado en “papel” y paquete de regalo, con todos los moños necesarios para que todo, y cuando se dice todo es todo, desaparezca con solo desenvolverlo, se destruya en diez segundos como en aquella serie.

O, cuando la permisividad lo hace posible, el repetido argumento exculpatorio, la más fácil de las excusas.

Se aplica, sea lo que sea, el “niego todo”.

Norberto Tallón
@betotallon