Crucigrama: De la sonrisa a la carcajada

Así era el humor del gran Miguel Gila -Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Están los que lo disfrutaron, aquellos que supieron de él y no mucho más y, por supuesto, los que no tienen la menor idea de quién se trata…  Para todos, en el centenario de su nacimiento, el intento es refrescar memorias e informar, tanto de su vida, de lo más difundido, como de hechos o actividades que lo han sido menos.

Nacido en Madrid en 1919, murió en Barcelona en 2001. Su documento decía que su nombre era Miguel Gila Cuesta. Con la guerra civil en España, militante de las Juventudes Socialistas Unificadas, se alistó como voluntario en el bando republicano. En El Viso de los Pedroches estuvo frente al pelotón de fusilamiento, el piquete estaba borracho y no acertó, se hizo el muerto y sobrevivió. Prisionero, más tarde, alojado en un campo de concentración en Valsequillo, las dos localidades de la provincia de Córdoba, en Extremadura. Allí permaneció internado en distintas cárceles. En una coincidió con el poeta Miguel Hernández.

Empezó a trabajar en un la revista universitaria “Trabajos y días”, como humorista gráfico. Tiempo después publicó en dos mitos del género “La Codorniz” y “Hermano Lobo”.

El éxito sobre un escenario llegó en 1951, como “espontáneo” en el Teatro de Fontalba de Madrid. Contó acerca de la guerra vivida. Uno supone, que ya entonces, pese a que fuera un chiste “muy contado”, la ironía o búsqueda de complicidad de su mirada, los gestos y los no-gestos, los tonos “inventaban” un nuevo chiste. En los 50 actuó en la radio.

En 1962 se exilió, según sus palabras, “por un empacho de dictadura”. Vino a vivir aquí, en la ciudad de Buenos Aires. Creó una compañía teatral, al tiempo de lanzar en México la revista “La gallina”. Se destacó con presentaciones unipersonales en los “Sábados Circulares” de “Pipo” Mancera en televisión. Giró varias veces por Latinoamérica; en Venezuela participó en el programa humorístico “Radio Rochela” en “Radio Caracas Televisión”. Desde 1977, pasado el franquismo, actuó también en España, donde regresó definitivamente en 1985.

Fue guionista de “El ceniciento” y “El hombre que viajaba despacito”. Tomó parte a película animada “Historias de amor y masacre”, dirigida por Jordi Amorós, con guion del propio Gila, Chumy Chúmez, Ivà y Jaume Perich y dibujos de todos ellos.

Su humor se expresó, mayormente, a través de diálogos figurados, sin duda monólogos,

Se lució con un teléfono o de cara al público, en vivo o a través de la cámara, luciendo  un costumbrismo ingenuo, con frecuencia tocando el surrealismo. Nunca utilizó  “malas palabras”. En sus imaginarios diálogos, usaba una frase hecha famosa: “¡Que se ponga!”

Fue muy reconocido en su país. Recibió (1986) la Medalla al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Madrid. En el 93 “El Premio Ondas Especial”. Después, el premio FAD-Sebastián Gasch de Honor. En 1995 el Consejo de Ministros le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. En el 97 recibió el título de “Profesor Honorífico del Humor” de la Universidad de Alcalá de Henares. En 1999 el Premio Internacional de Humor Gat Perich por su trayectoria como humorista y dibujante. Ese año galardonado con la Medalla de Oro al Mérito Artístico del Ayuntamiento de Barcelona a su dedicación al mundo de las artes escénicas.

El Gran don Miguel Gila, o simplemente Gila, “El Señor del Teléfono”. El Maestro que, a un clic de distancia, muchos pueden recordar, otros conocer un poco más y, tantísimos, saber a quién nos estuvimos refiriendo.

Norberto Tallón

(Twitter) @betotallon