Se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos.
Al tiempo comienza una campaña de un año por la conmemoración del septuagésimo aniversario de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos tras un trabajo de la Comisión presidida por Eleanor Roosevelt, jornada consagrada al respecto por la Asamblea General de las Naciones Unidas y de dos pactos: el Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el, también internacional, de Derechos Civiles y Políticos, adoptados por ella misma el 16 de diciembre de 1996.
Un año, hasta el 10 de diciembre de 2018, para los 70 años de un documento histórico, que proclamó derechos inalienables inherentes a todos los seres humanos, sin importar su raza, color, religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, propiedades, lugar de nacimiento ni ninguna otra condición.
Un principio transversal es la no discriminación, presente en todos los tratados sobre el tema y central de convenciones internacionales en todos los ámbitos. Aplicable a toda persona y que se complementa con el artículo 1 de la Declaración del 48: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Los derechos son inalienables. Los Estados tienen el deber, con independencia de sus sistemas políticos, económicos y culturales, tienen la obligación de promoverlos y protegerlos a todos, así como sus libertades fundamentales.
Aunque aún quede un sendero por recorrer, tal vez no fácil, para que las promesas que encierra se cumplan plenamente, el hecho de que haya perdurado en el tiempo es inequívoco acerca la universalidad imperecedera de sus valores sobre la equidad, la justicia y la dignidad humana.
Su formalización desde aquel momento de la mitad del Siglo XX fortalece a todos y toma asuntos tan relevantes en la actualidad como entonces y una lucha de cada uno por los propios derechos y los del prójimo, por lo que su defensa debería ser una acción cotidiana.
La dignidad de millones de personas, tal vez poco a poco con el correr del tiempo, se ha visto fortalecida y sentado, además, bases de un mundo más justo.
En nuestro país, como hecho simbólico, a excepción de las sucesiones vinculadas con la crisis de 2001, desde la asunción de Raúl Alfonsín nuestros presidentes acceden al cargo en esa fecha.
Este domingo es el día que marca un calendario y sirve a la memoria, pero siempre, todos los que nos toca vivir, debiéramos hacer un cuidadoso ejercicio de respetarlos y hacerlos respetar, ya que será respetarnos a nosotros mismos.
Norberto Tallón
@betotallon