Crucigrama: ¿El paradigma del tercer milenio?

Pensamiento crítico o Pensamiento único – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

El pensamiento es la facultad o capacidad de pensar, la acción y lo que se piensa, la razonabilidad. En el marco de la libertad; la facultad de obrar o no obrar y la consecuencia de que el hombre es libre de pensar lo que quiere, sin obstáculos ni impedimentos que acoten su independencia.

El periodista y escritor español Eduardo Haro Tecleen dice: “El librepensador es un personaje del siglo XVII inglés que transmigra al continente, anida en la Ilustración, se forja en la época de la Enciclopedia Francesa y se nutre de ella. El librepensador, aún respetando matices y diferencias, es un personaje que afirma, sobre todo, el pensamiento crítico, a partir de una máxima: el pensamiento no delinque”. Un grave error práctico: el pensamiento, como lo citó Oscar Wilde, es el arma más peligrosa que se puede contrabandear. Lleva a la muerte o a la cárcel.

Por otro lado está el dogma, según el caso como principio básico e innegable de una ciencia, la verdad revelada por Dios, declarada como cierta e indudable. Por ejemplo, la iglesia de Roma y, también, fundamentos básicos en distintas doctrinas o ciencias.

Allá por enero del 95, en Le Monde Diplomatique, Ignacio Ramonet, un español reciclado en la Francia de Montagnier y Voltaire, desarrolla la idea de Pensamiento Único cuando escribe “En las democracias actuales, cada vez son más los ciudadanos que se sienten atrapados, empapados en una especie de doctrina viscosa que, insensible, envuelve cualquier razonamiento rebelde, lo inhibe, perturba, paraliza y acaba por ahogarlo. Esta doctrina es el pensamiento único, autorizado por una invisible y omnipresente policía de la opinión”. Suma: “Este discurso anónimo es retomado y reproducido por los principales órganos de información económica, particularmente por las “Biblias” de los inversores y bolsistas, propiedad, con frecuencia, de grandes grupos industriales y financieros”. Y concluye que los propietarios de medios y gigantescos empresarios “jamás han sometido sus proyectos al sufragio universal…”

El término «global», como forma de representar al mundo, aparece a fines de los 60 en dos publicaciones. Una del filósofo de la comunicación, el canadiense Marshall McLuhan en colaboración con Quentin Fiare, y otra del estadounidense Zbigniew Brzezinski. El narrador y ensayista catalán, radicado y fallecido este año en Marrakesh, Juan Goytisolo, describe desde el arte con tono metafórico al Pensamiento Único: “El palomo amaestrado vive exclusivamente en el presente, con sus corrientes y modas, sujeto a regulaciones y normas, esclavo de sus fluctuaciones y temas de actualidad. En lugar de medirse con los muertos y forjar su estatura con respecto a ellos, riñe o se une con los vivos, se apiña en cuadras editoriales o grupos de poder”.

El Pensamiento Crítico, la actitud de tal, el juzgar y evaluar las cosas, fue definido por Brooke Noel Moore y Richard Parker como “la cuidadosa, deliberada determinación de lo que debe aceptarse, rechazarse o suspenderse sobre un tema y el grado de confianza con el cual se acepta o rechaza”. Una antigua frase de Confucio resume: “Aprender sin pensar es una pérdida de trabajo”. El filósofo argentino Jaime Barylko observaba: “El pensamiento crítico, en tanto, pensamiento radicalmente libre y liberador, no hipoteca su inteligencia o sus íntimas convicciones a favor de ningún dogma político o credo religioso, tampoco vende sus convicciones por prebendas”.

El Libre Pensamiento y/o el Pensamiento Crítico pueden ser elementos lanzados para sojuzgarnos o predeterminarnos intelectualmente. La inteligencia, entonces, debe descartar, evitar lo irreparable, elegir qué queda de lado y preserva, con la pretensión de una expectativa, en todos los ámbitos, de creciente libertad.

Norberto Tallón
@betotallon