Crucigrama: El Pato

Deporte nacional argentino – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Es un deporte ecuestre. Los elementos para su desarrollo son una pelota esférica con asas, un campo de entre 180 y 220 metros de largo y 80 a 90 de ancho, dos aros de un metro de diámetro ubicados en la línea de fondo y montados verticalmente sobre postes de 2,40 m. Juegan dos equipos (de 4 jinetes cada uno) montando normalmente el llamado “caballo criollo” de 1,45 m de alzada, en hasta 6 períodos de 8 minutos con descansos de 4.

En nuestro país se practica desde comienzos del siglo XVII. Se estima, por una crónica de la época, que el primer partido, o primera corrida, se realizó en 1610, a solo tres décadas de la Segunda Fundación de Buenos Aires, en las fiestas de beatificación de San Ignacio de Loyola.

El nombre, según el naturalista Félix de Azara, responde a que se cosía un cuero en el que se introducía un pato vivo con la cabeza afuera y tenía dos o más asas o manijas que tomaban el más fuerte de cada bando, en mitad de la distancia donde se anotaban los puntos, y tiraban con mucha fuerza hasta que el más poderoso se lo llevaba y corría, perseguido, hasta el punto señalado.

Un sacerdote jesuita, Diego de Torres Bello, escribió un primer informe a sus Superiores, el 16 de junio de 1610, en el que contaba que en todas las ciudades del Plata, se celebraban actos religiosos, sociales y culturales por el fundador de la Compañía de Jesús y en Buenos Aires, “Dos grupos de jinetes corrieron patos delante de nuestra Iglesia (en medio de la hoy Plaza de Mayo). A todos causó admiración verlos a ellos, como a los caballos que parecían incansables corriendo con tanta incomodidad”. En 1611, otra carta contaba de la participación de dos tribus indias.

No fueron los españoles quienes lo introdujeron, ni lo hallaron practicado entre los indígenas. Lo primero es evidente, aún ahora, es desconocido en España, y no pudo provenir de los naturales, pues no conocían el caballo, importado por los conquistadores. La conclusión es que se trata de un juego criollo, elaborado y planeado, quizás, por los conquistadores mismos o sus inmediatos descendientes.

El novelista argentino Guillermo Enrique Hudson (1841–1922) en su difundido libro “EL Ombú” expone que “El Pato era el entretenimiento más popular practicado al aire libre en la Argentina”.  Y lo fue desde el inicio y durante todo el siglo XIX, para los hombres a caballo y los del campo en la Provincia de Buenos Aires, que incluyó, hasta la federalización, a la ciudad porteña. Lo practicaban los gauchos y habitantes rurales en las estancias.

Prohibido por su rudeza por un tiempo, en 1937 don Alberto de Castillo Posse, se dedicó a revivirlo y lo transformó en el actual deporte organizado y reglamentado. Se creó la silla, ideó la pelota (un balón de fútbol) con 4 asas y luego la actual de seis. En 1938, el gobernador bonaerense Manuel A. Fresco derogó la proscripción y dio comienzo a una nueva etapa.

Obviamente, existen maneras de jugarlo que, además de la fortaleza y la habilidad en la conducción de las cabalgaduras, incluye tácticas, estrategias y la destreza necesaria para el manejo de “El Pato”. Y el entusiasmo y pasión, sin duda alguna.

Nacido y jugado durante centurias, por lo narrado, por varones, en las últimas décadas también la mujer se integró a su competencia.

Norberto Tallón

(Twitter) @betotallon