CUANDO LA OPINIÓN PÚBLICA NO ES PÚBLICA – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar

Vivimos un tiempo del bombardeo de encuestas. En la calle, a través del teléfono, en Internet. A cada hora o minutos se pregunta por un tema diferente.

Pero esas encuestas, creo, han dejado de reflejar la opinión pública, más allá de la mayor o menor amplitud de universo entrevistado.

Porque ya tienen las respuestas; no es posible contestar de manera razonada y acorde al propio juicio.

No. Las posibilidades están acotadas. En la mayoría de ellas, por no decir todas, ni siquiera aparecen aquellas opciones posibles para tomar como un voto en disidencia o diferente a lo ofrecido. Ya, casi, se han eliminado el “No sabe-No contesta”, el “Otros”, etc.

Simplificando, aunque no es fácil cuando los asuntos que después se ventilan con “equis” porcentaje de adhesión o disconformidad son trascendentes y, sí, importa lo que libremente se piensa al respecto.

Para que se entienda: si la encuesta es acerca, por ejemplo, de simpatías futbolísticas, no se podrá adherir a determinado club porque los “fabricantes” determinan que hay que pertenecer a “a”, “b”, “c” o, como mucho, a “d” y punto.

Se supone que están en la búsqueda del conocimiento del criterio de la sociedad, por ello forman parte de la cultura, que es la realización y el pensamiento del conjunto social.

Sin embargo, impresiona, en una vastísima porción de los casos, como el intento de anular la capacidad de reflexión, pensamiento y expresión acerca de convicciones verdaderas.

No parece lejana, entonces, la conclusión de que el objetivo parece ser convertir el resultado en la “opinión” deseada, necesitada o, simple y llanamente, en “la opinión” del solicitante, realizador o lo que sea del muestreo, por lo que los “los números de una encuesta” difilmente pueden considerarse los de la “opinión pública”.

Norberto Tallón
@betotallon