Crucigrama: Los ochenta

Un rito que está otra vez – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Los últimos tiempos han lanzado a cierto grado de popularidad, sobre todo en al menos dos o tres generaciones, la exaltación casi ritual de un tiempo: Los ochenta. La octava década del siglo XX, fundamentalmente, en costumbres que suelen tener a la música como un eje principal.

Quizás sea algo así como una mezcla en la re-significación de dos palabras: Memoria y Recordar, que tomando las definiciones de la Academia de la Lengua se integrarían en esta definición: Facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado, al tiempo de tener en la mente algo de ese pasado.

Establecido el tema, la idea es ingresar, sintéticamente, en ese ejercicio “memorizando/ recordando” aquellas experiencias de vida recorridas.

La música como elemento disparador, además de los discos de vinilo (que están de vuelta o, quizás, no se fueron nunca), la radio, los recitales, los grandes escenarios para “encenderse”: los boliches, las discotecas, las primeras megadiscos.

Lugares que vibraban con el ritmo y se hacían baile cuando el fin de semana se transmutaban en magia y explosión. Entonces, todavía, podían ser pequeños refugios íntimos o tener todo el reflejo de los personajes habituales, los famosos, los disc-jockey que no eran DJ’s y no “tocaban” sino “ponían” el “sonido” necesario, los porteros que todavía eran tales.

Los intérpretes preferidos de cada momento, la pausa de un tema para “estar juntos”, la repetición con distintos protagonistas de esa noche especial en muchísimos puntos con públicos diferentes, mayor o menor exclusividad o glamour. Pero todo abierto a la diversión, los sueños y… el romance o al menos el comienzo de uno o…

Es posible citar, sobre todo en el Gran Buenos Aires: Enamour, Gringó, Sunset o Revien´s al norte; Juan de los Palotes, Pinar de Rocha, por el Oeste; Elsieland, La Casona, en el sur y en la ciudad, Bamboche, el eterno Zodíaco, La France, el referencial New York City, más los míticos Mau-Mau, Afrika, Hippopotamus y Bwana en plena Recoleta.

Unos cuantos de tantísimos nombres. Eran las escenografías de cada ceremonia nocturna que, a lo mejor, solo necesitaba una pista para moverse y conmoverse con la música.

Pero si estaba todo, sin duda, era mucho mejor…

Norberto Tallón
@betotallon

Dos muestras. Dos grupos británicos.
En el comienzo Curiosity Killed the Cat y “Down To Earth”. Cierre Dire Straits y “Money for Nothing”.