Las fechas, muchas veces, ayudan a no perder la memoria.
A recordar lo que debe recordarse.
Hace siete años este 18 de junio, en su casa de la localidad de Tías en la Isla de Lanzarote, en las Canarias, a raíz de una larga enfermedad, leucemia, que no le impidió mantenerse en actividad, a los 87 años de edad, moría el escritor, poeta, periodista y dramaturgo portugués José Saramago.
Nacido José de Sousa Saramago, fue Premio Nobel de Literatura en 1998 (Hasta ahora el primero y único en lengua portuguesa) y en opinión de muchos el “último gran escritor”.
“Saramago” es el apodo de la familia paterna (el nombre de una planta “Jaramago», en español) y, por error en el registro civil, en vez de “Sousa” fue inscripto “Saramago”.
Luego de la escuela básica, ingresó en la industrial que no pudo finalizar por falta de dinero en la familia. Trabajó en una herrería y más tarde de administrativo en la Seguridad Social.
Ilda Reis fue su primera mujer y, por entonces, comenzó la que serìa su primera novela: “Tierra de Pecado”, que careció de éxito.
A un mismo tiempo era empleado en una compañía de seguros y colaboraba como periodista en un diario de alcance nacional, del que terminó expulsado por razones políticas. Durante la dictadura de Salazar sufrió censura y persecución.
Ingresar en su obra, como en el listado de sus premios, sería absolutamente extenso para esta columna e, incluso, para muchas investigaciones. Pero vale recordar que “Levantado del Suelo”, de 1980, se convirtió en su primera gran novela y el inicio de su consideración masiva.
Ateo declarado. En 1988 tuvo su segundo matrimonio con Pilar del Río. Por esa época comenzó a compartir su residencia entre Lisboa y Las Palmas.
En su última novela, “Caín”, escribió: “La historia ha acabado, no habrá más que contar”.
Sus cenizas fueron depositadas, un año después de su fallecimiento, al pie de un olivo centenario transplantado de su pueblo natal a Lisboa, frente a lo que es su Fundación.
Norberto Tallón
@betotallon