Crucigrama: Una señora…

Entre los árboles – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Según el clima de cada día, los árboles pueden ser protectores con su capacidad de filtrar los rayos del sol, la lluvia, la llovizna, el viento… Aunque, en otoño, muchos de ellos, salvo algunos de hojas perennes, ante la menor brisa inician una etapa que, hasta el agotamiento, produce un maremoto de hojas, marrones, secas, muertas como Prevert.

En otro tiempo, esa avenida era un muestrario de mansiones que, precisamente, él fue deteriorando y sólo dejó a salvo algunas cuidadas como reliquias que fueron y son. Las últimas décadas las mutaron en edificios lujosos, cómodos, con seguridad, espacios requeridos y habitual ingreso y egreso de automóviles de alta gama.

Mansiones y edificios. Adoquines y asfalto. Casas comunes por dúplex o tríplex acordes, construcciones en alto más “clase media”.

Los árboles siempre, el resto cambió de escenografía, sin abandonar el intento de mantener un estilo con status siempre diferencial. También otras costumbres que guardan un toque señorial.

Ella camina por la vereda que conforma, con cada una de las otras, un mundo propio de la prolijidad al descuido total, bajo la sombra de las ramas añosas, centenarias en algunos casos. Es la hora de la caída del sol y la noche entra provocando un atardecer más o menos rápido, de acuerdo con la estación del año.

Sigue viviendo en la antigua casona de sus padres, que sostiene a lo largo del tiempo según las volteretas económicas. Los hijos emigraron de ella por distintas razones.

Divorciada casi dos décadas atrás, la acompaña la sobrina de un ama de llaves de sus padres para gran parte de los quehaceres domésticos y que allí vive sin horarios formales, casi como un pariente siempre presente.

Antes de su caminata vespertina de unas diez cuadras de ida y otras tantas de vuelta que aprovecha para realizar alguna compra o detenerse a charlar con una u otra vecina de lo cotidiano, los “chismes”, la televisión y sus noticias, cumple con el rito “eterno” del té, más próximo del “Five Tea O’Clock” que sea posible.

Agradece cada día en la misa estar bien de salud, llevar bien el momento de su historia personal. Saber que el fin de semana alguno de sus hijos irá a comer o pasará por la casa, solos o con sus familias, según la circunstancias.

Sabe que ese es su lugar, allí estará, no dejará de gozar, porque realmente le placen, esas pequeñas cosas que “hacen” su jornada.

Una señora entre los árboles. Cada atardecer. Todos los días.

La tradición que “no inventé”, que sobrevive tal como el barrio y la ciudad, resiste con sus rasgos y personajes que serán muy difíciles de robarle…

Norberto Tallón
@betotallon