El valor de la palabra: La consideración

Por Sandra Auteri, especial para DiariodeCultura.com.ar.

La palabra “consideración” procede del latín (consideratio), y se refiere a la acción y al efecto de considerar, de dedicar atención a alguien o a algo. Posee siempre una connotación positiva.

En el mundo actual, creer que basta con las riquezas naturales o materiales, que se puede vivir de ellas sin generar lazos con los otros; aislarse del mundo creyéndonos autosuficientes; ver a los demás con soberbia y subestimarlos, son elementos que no pueden guiarnos hacia una vida fértil. Aunque el mundo trabaje por el individualismo, la realidad es que solos no podemos,

Porque, ¿para qué sirven las riquezas naturales o materiales, si no hay con quién compartirlas, si no hay una infraestructura con la cual conducirnos, si no hay un pilar en el que podemos apoyarnos?. Si no hay un reconocimiento de los verdaderos valores, amistad, compañerismo, camaradería, esfuerzo, humildad, solidaridad y trabajo conjunto para el bien de uno o del grupo, todas esas riquezas son transitorias.

Desde mi posición, tengo la firme creencia de que, cualquiera sea el momento que nos toque vivir, cualquiera sea la circunstancia o la situación en que nos encontremos, siempre… hay alguien que observa, cuida, contiene, apoya y acciona, para sumarle en la vida a otros.

Y a ese otro, ni siquiera tiene que conocerlo, ni siquiera tiene que alternar con él. Sólo sabe que puede facilitarle lo que necesita, y desde ese lugar acciona.

Contrariamente a muchas creencias que indican que uno sólo debe ayudar a quien lo pide, existen personas que tienen otra mirada y que deciden estar un paso adelante. ¡Y qué bendición que allí estén!

Trabajar el sentido de la vida vinculado con la consideración por otros, respetar sus tiempos y sus necesidades es un trabajo cotidiano y simple, en el que sólo hacemos honor a los dones recibidos. Ese otro no viene a amoldarse a mis expectativas. Ese otro está ahí, y nosotros decidimos ocuparnos de él.

No hace mucho, me topé con una mujer que me comentó que siempre llevaba una manta en su auto, y que en cada accidente con el que se cruzaba, camino a su trabajo mientras conducía, paraba y la extendía sobre el que hiciera falta. Ella contaba que su mamá había pasado por una situación similar, y que muchas personas se habían acercado para ayudarla. Por ese motivo, ésa era su forma de devolverles a todos esos seres anónimos el afecto que habían ofrecido en ese momento tan trágico en la vida de su madre. El propósito de usar la manta era el de cubrir y dar calor al cuerpo de la persona damnificada, abrigarlo mientras esperaban a la ambulancia.

Esta actitud de consideración ante lo posible, es un gran valor. Una simple acción que muestra en un individuo cómo valora y aprecia la vida de los demás.

La persona que goza y que tiene la capacidad de apreciar este valor se caracteriza por tolerar las opiniones diferentes, y respetar los pensamientos y sentimientos de los otros individuos. Esta clase de persona “considerada” siempre posee un gesto de amabilidad hacia otra, sin importarle si pertenece o no a su entorno social, ya que puede ir por la calle y, al notar que alguien necesita ayuda, se acerca con respeto y prontitud para brindarle apoyo, empezando simplemente con la protección de una manta.

Si pensamos que la vida consiste en un sistema cíclico, y la miramos desde los ojos del alma, entenderemos que “todo lo que damos, vuelve”. Ayudar o asistir a los demás es el acto de considerar por excelencia. Exige la mayor de las atenciones, y esa alquimia generada por esa interacción siempre nos revelará como seres humanos únicos.

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Sandra Auteri – Locutora Nacional MN 10.523
Difundir valores a través de palabras cotidianas es un desafío que les propongo transitar.
La consigna es que en cada encuentro, teniendo como guía la palabra elegida, podamos celebrar nuestras fortalezas y superar nuestras limitaciones.