El valor de la palabra: La Integridad

Por Sandra Auteri, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Una persona íntegra es aquella que vive en sintonía con el sentir de su alma y sus valores, en relación con el mayor bien. ”Es aquella que siempre hace lo correcto”, no lo que le conviene. Combina el bien para sí misma, siempre considerando que no dañe a los demás.

¿Te sentís una persona íntegra? La mayor parte de la gente con la que alternamos se considera íntegra. Pero ¿es ello en verdad real?

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, el vocablo “integridad” proviene del latín (integrĭtas, -ātis). En la primera acepción indica: “Cualidad de íntegro”, y en la segunda: “Pureza de las vírgenes”. A su vez, el adjetivo “íntegro” (intĕger, -gra,ʽintactoʼ, ʽpuroʼ) define, en su primera acepción: “Que no carece de ninguna de sus partes”, y en la segunda: “Dicho de una persona: Recta, proba, intachable”.

Por lo tanto, cuando consideramos a una persona íntegra, es porque tiene valores y principios que se relacionan con la honestidad, la honradez, la lealtad, la verdad. Esta, posee un gran respeto por los demás y por sí misma, y sabe cómo controlar sus emociones.

Una persona íntegra es siempre digna de nuestra confianza. Es quien atrae a los demás por expresar una mirada clara, limpia, real. La integridad moral puede definirse como la cualidad de un individuo que lo faculta para tomar decisiones por sí mismo, sobre sus comportamientos y creencias. Es tan importante este valor que todas las constituciones democráticas modernas recogen el derecho fundamental a la integridad moral.

Inclusive, en el orden internacional, existen multitud de tratados y convenios que destacan y valoran la integridad de las personas.

La falta de integridad puede conducir a una persona hacia una doble moral: aquellos que dicen algo, pero que con sus hechos demuestran lo contrario. Un claro ejemplo de ello lo manifiesta una de las célebres frases de Groucho Marx: “Éstos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.

Frase muy citada, pero tan vigente y palpable en muchas de las personalidades de nuestro tiempo.

Ser íntegro no suele ser el camino más fácil. Implica esfuerzo constante y diario por ser mejor persona. Es evidente que no todo el mundo está dispuesto a pagar el precio que requiere la integridad. Sin embargo, cuando se transita ese camino, uno descubre las grandes ventajas que nos ofrece.

Ser una persona confiable para los demás, irse a dormir con una conciencia tranquila, te permite avanzar hacia tus objetivos de una manera segura, con armonía mental, siguiendo los lineamientos de tus convicciones, y sabiendo que la construcción que te has propuesto de vos mismo sólo atraerá a aquellos que han tomado el mismo compromiso con el desarrollo de su propia integridad. Es importante destacar que elegir la integridad te hace intachable, y sobre todo… invencible.

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Sandra Auteri – Locutora Nacional MN 10.523
Difundir valores a través de palabras cotidianas es un desafío que les propongo transitar.
La consigna es que en cada encuentro, teniendo como guía la palabra elegida, podamos celebrar nuestras fortalezas y superar nuestras limitaciones.