El valor de la palabra: La lealtad

Por Sandra Auteri, especial para DiariodeCultura.com.ar.

El vocablo lealtad proviene del latín “legalis” que significa “respeto a la ley”. También lo definen como el “cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien”.

Como lealtad entendemos entonces el carácter de una persona que expresa un sentimiento de respeto y fidelidad hacia otro ser humano, hacia un compromiso; una persona que posee un sentido de comunidad, que profesa principios morales.  

Es sinónimo de “nobleza, rectitud, honradez, honestidad”, entre otros valores morales y éticos que permiten desarrollar fuertes relaciones sociales o de amistad en donde se crean vínculos de confianza muy sólidos.

Asimismo, el término leal define a lo “que guarda a alguien o algo la debida fidelidad”. Este adjetivo identifica a un individuo fiel de acuerdo con sus acciones o comportamiento. Por ello, una persona leal es aquella que se caracteriza por ser dedicada, inclusive cuando las circunstancias le son adversas.

La lealtad como valor es una virtud que se desenvuelve en nuestra conciencia, en el compromiso de defender y de ser fieles a lo que creemos y en quien creemos. Consiste en la obediencia de las normas de fidelidad, honor, gratitud y respeto.

Frases de la lealtad:

         “El amor y la lealtad son más profundos que la sangre” (Richelle Mead).

         “Donde hay lealtad, las armas no sirven” (Paulo Coelho).

         “No te ganas la lealtad en un día. Te la ganas día a día” (Jeffrey Gitomer).

La lealtad posee numerosos aspectos y ha sido motivo de análisis por escritores creativos y tema de estudio de psicólogos, psiquiatras, sociólogos, estudiosos de la religión y del ámbito de los negocios y la mercadotecnia, economistas políticos y, en especial, teóricos de la política, que se ocupan de aspectos tales como los juramentos de lealtad y patriotismo.

La Encyclopædia Britannica, en su edición Nº 11, remonta las raíces de la palabra «lealtad» al siglo XV, haciendo notar que en esa época se refería a la fidelidad en el servicio, en el amor, o a un juramento que se había realizado.

En la Biblia cristiana, Jesús dice «dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Ello define un límite a la autoridad del hombre. Desde el punto de vista cristiano, existe una esfera más allá de la terrenal y, si la lealtad al hombre entra en conflicto con la lealtad a Dios, la última tiene prioridad.

Si bien se considera a este valor como una promesa del alma, fortalecerla y transmitirla se reflejará en el ejercicio diario que nos proponemos al ser mejores. Siempre estaremos expuestos a lo que conviene por sobre lo que debemos elegir, esto generará un trabajo adicional.

Debemos también considerar su lado invisible: cuando hablamos de nobleza, rectitud, honradez, honestidad”, no queremos decir obediencia absoluta sin considerar los mandatos del corazón y del alma. Tengamos presente que las lealtades invisibles o inconscientes a personas, instituciones e inclusive al sistema familiar actúan muchas veces como trabas u obstáculos en la libertades del propio ser.

Seamos leales a nosotros mismos, teniendo en cuenta que este valor traspasa nuestro cuerpo y destila una poderosa energía, cuyo objetivo está fijado en encontrar y atraer a nuestros iguales, a nuestros leales. Y ya verán, se sorprenderán, porque son incontables.

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Sandra Auteri – Locutora Nacional MN 10.523
Difundir valores a través de palabras cotidianas es un desafío que les propongo transitar.
La consigna es que en cada encuentro, teniendo como guía la palabra elegida, podamos celebrar nuestras fortalezas y superar nuestras limitaciones.