Feng Shui: Diez principios para aplicar con eficacia el arte de sanar tu hábitat

Por Patricia Traversa, especial para Diario de Cultura.

Existen muchos consejos prácticos y curas para corregir patrones energéticos nocivos dentro de la casa. La combinación de soluciones puede ser infinita porque cada vivienda es única como la historia personal de quien la habita. Sin embargo, cualquiera que sea la reformulación propuesta por el Feng Shui para que un hogar resuene en armonía, existen directrices que guían hacia cambios efectivamente positivos. Antes de correr el primer mueble o de cambiar el color de la pintura, considere las siguientes acciones:

1. Sintonizar: Como es adentro es afuera. El hábitat es un reflejo fiel del inconsciente. En él depositamos patrones mentales, actitudes, deseos y frustraciones. La casa, aún por omisión, revela historias familiares, aspectos plenos y otros frágiles de la vida de sus habitantes. Cuando estamos en busca de un cambio profundo es inevitable que esta motivación se vea reflejada en lo exterior, desde un cambio en el corte de pelo hasta una reforma en la casa. Con la ayuda del Feng Shui estas modificaciones del entorno pueden encausar por la vía correcta la energía, potenciando la motivación personal, clarificando la mente y ampliando el horizonte de posibilidades. Como es adentro es afuera y el afuera también puede modificar el inconsciente.

2. Mover la energía. El Chi es vida y si está estancado se convierte en una bomba de tiempo o directamente en entidad inerte que quita vitalidad. El Feng Shui hace fluir la energía en nuestro entorno de manera amigable, fresca y dinámica. Esta envoltura vital se percibe en los ambientes armoniosos donde triunfan la alegría, la tranquilidad y la salud.

3. Liberarse de obstáculos. Una puerta que se traba, unas cajas que interrumpen el paso, un ventilador que hace ruido o una radio vieja que ya no se usa y ocupa lugar. Son todos objetos que están simbolizando obstáculos en la vida cotidiana. No hay que acostumbrarse a ellos, porque desgastan el Chi personal e instalan la idea que vivir es dificultoso y todo cuesta mucho concretar.

4. Activar los objetivos. Todos tenemos metas que deseamos concretar: armonizar la familia, construir una pareja feliz, prosperar en la profesión, progresar económicamente, cultivar afectos valiosos, viajar, gozar de buena salud, etc. El Feng Shui convierte esos objetivos en afirmaciones ambientales, de manera que su presencia simbólica en el espacio cotidiano nos motiva a accionar por ellos. Una casa desordenada o sucia, no es un aliento para la prosperidad. Un dormitorio lleno de objetos del pasado o extremadamente austero no son una invitación a un nuevo amor. En cambio, el Feng Shui sabe activar estratégicamente cada sector y ambiente de la casa: un cuadro romántico en la habitación, una luz en el rincón olvidado de la profesión, cortinas que resguardan la energía que estaba en fuga, hornos relucientes y bien situados para irradiar productividad. La vivienda debe decirnos tú puedes triunfar, tú eres feliz, pero también hay que especificarle las metas particulares propias de cada momento de la vida.

5. Tender al equilibrio. Es la premisa más evidente de una disciplina que se basa en la teoría taoísta del Yin-Yang. Respetando la idiosincrasia de cada hogar y las funciones que cumple cada ambiente de la vivienda, el Feng Shui tiende a compensar los excesos y los déficits de energía. Para esto se analiza la presencia de los cinco elementos (madera, tierra, fuego, agua, metal) en el hábitat, equilibrando su distribución, se controla el balance entre los colores Yin y los Yang, entre los espacios vacíos y los llenos, los oscuros y los iluminados, se regulan los estímulos visuales, sonoros y olfativos, se busca una armonía en los volúmenes y las formas, etc. Esto genera ambientes que sin emociones extremas y que en cambio proporcionan una serenidad activa y motivadora.

6. Delimitar espacios: los límites son fundamentales en la vida, en la crianza de los hijos, en la convivencia entre las personas, organizan y encausan la energía diaria de modo eficiente. La ausencia de límites trae confusión mental y conflictos en los vínculos. Por eso, para el Feng Shui es tan importante delimitar tanto desde lo simbólico como lo funcional cada espacio en virtud del uso que tenga (descansas, comer, cocinar, conversar, etc.) y las aspiraciones que representa (el amor, la familia, la prosperidad, la salud, etc.). Para ello se busca diferenciar lo ambientes de encuentro de los íntimos, los que requieren más energía Yin de los que son más Yang, se revisan los límites físicos (puertas, ventanas) y los objetos representativos (no es adecuado, por ejemplo, acumular papeles del trabajo en el living, o fotos de los hijos en el dormitorio matrimonial).

7. Neutralizar la hostilidad. Las formas agresivas, los volúmenes amenazantes, las imágenes violentas, los ruidos molestos, los olores fuertes son emisores de energía hostil que el Feng Shui busca evitar en cualquier tipo de ambiente. Para ello se tiende a erradicar la fuente del problema y si esto no es posible se modera su efecto con diferentes métodos.

8. Limpiar, ordenar y reparar. La suciedad, el desorden y las averías son otras fuentes de mal Chi. Estancan la energía, la corrompen y debilitan la voluntad de progresar. Habituarse a lugares donde hay polvo, residuos, humedad, olor a encierro, instalaciones rotas u objetos dañados, es muy nocivo tanto para la salud como para la autoestima y el sentido de merecimiento. Por eso es importante, ventilar, limpiar y conservar un orden diario en el hogar, tanto como en el lugar de trabajo. Conviene no dejarse estar con la renovación de la pintura de paredes, la reparación de desperfectos y el mantenimiento general de la vivienda.

9. Filtrar y proteger. El Feng Shui diagnostica el entorno que rodea a una vivienda, porque desde el exterior pueden llegar flechas envenenadas y malos alientos que ingresan o influyen sobre la vivienda. Por eso, las puertas y ventanas se protegen con diferentes filtros que funcionan como “curas” que van desde cercos, flores, luces, hasta otros objetos más específicos de esta disciplina como ser los espejos Pakua, los perros Fu, los cristales facetados, entre otros.

10. Cuidar la salud. Evitar la exposición a geopatías y otras fuentes de contaminación ambiental es uno de las medidas básicas de un buen Feng Shui. Mediante distintos métodos diagnóstico se localizan corrientes de agua subterráneas, fallas geológicas, redes Hartmann y Curry. Una vez detectadas se busca reacomodar la distribución de muebles y sectores para que los habitantes no queden expuestos (en la cama, en las mesas de estudio, etc.) muchas horas bajo esta influencia nociva. La reducción de las radiaciones electromagnéticas emitidas por tecnología como celulares, antenas, tablets, controles remoto, electrodomésticos, etc, es también primordial para la salud ambiental del hábitat. El control de la calidad del aire mediante el uso de ionizadores y humidificadores contribuye a mejorar las condiciones. Estas precauciones específicas se suman a toda la intervención sanadora que el Feng Shui por sí mismo ya aporta a un lugar al optimizar su energía.

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