“Ojos que no ven, corazón que no siente”, dice el refrán. Y sí… muchas veces olvidamos cuánta influencia puede tener sobre nuestras vidas aquello que no está a la vista o no es tangible.
Así ocurre en el Feng Shui, nuestra casa puede lucir armoniosa, ordenada y bien decorada pero cuando miramos bajo la alfombra nos encontramos con sorpresas.
Tanta importancia tiene el afuera como el adentro en el Feng Shui, que son todo uno. Así es que armarios, heladeras, bauleras, rincones, cajones, sótanos, deben tener su energía tan equilibrada y saludable como el resto de los espacios que son visibles. De lo contrario, y aunque no nos sea evidente, se convierten en generadores de energía nociva que contamina los ambientes, perturba nuestro inconsciente y debilita nuestra vitalidad.
La acumulación de objetos en desuso, dañados u olvidados en los espacios ocultos tiene un simbolismo muy fuerte para el Feng Shui. Puede ser interpretado como postergación, apego al pasado, temor al cambio y bloqueos para avanzar en la vida.
Cuando se tiene tendencia a acumular se está considerando la posibilidad de falta o de carencia. Implica creer que mañana nos faltarán recursos y con esta postura enviamos mensajes negativos al cerebro y al entorno: no confiamos en el futuro y creemos no merecer lo nuevo y mejor aferrándonos a lo que ya es obsoleto.
Por eso nos sentimos tan livianos y tan “limpios” cuando ordenamos un placard o una estantería. Hemos quitado lo que ya no sirve para dar espacio a lo auspicioso Ordenado nuestros pensamientos y proyectos.
Un buen lugar para comenzar es la cocina, símbolo de la nutrición y de la productividad. En este lugar hay que chequear que no haya alimentos vencidos, mal cerrados ni en mal estado y que los armarios conserven el orden y la pulcritud propios de una cocina.
La heladera es otro espacio que debe conservar la higiene y el orden, no es bueno tenerla vacía porque esto transmite un mensaje de carencia.
Es importante también ventilar semanalmente bauleras, sótanos y placares, revisar que no haya humedades ni malos olores en su interior.
También -al menos- dos veces al año es conveniente ordenar para separar aquello que ya no necesitamos y hacer espacio para que la energía renovada circule. ¿Hace cuánto que no usamos esa camisa a cuadros? ¿Más de un año? Es tiempo de darle un destino más útil. ¿Y el audio viejo? ¿Cuándo voy a arreglarlo? ¿Algún día? Seguramente alguien pueda aprovecharlo.
-Llega el turno de echar un vistazo debajo de la cama… ¿hay zapatos, medias, libros? Urgente a quitarlos de allí o guardarlos dentro de cajas organizadoras con ruedas. La energía debe circular debajo de nuestro lugar de descanso,de lo contrario, puede ser nocivo para nuestra salud.
Y el cajón de la mesita de luz… ¿qué nos revela? ¿deseos estancados? ¿facturas pendientes? Es hora de guardar allí nuestro libro favorito y un perfume fresco que nos predisponga a un descanso placentero.
Patricia Traversa www.fengshuiprofesional.com