Las recomendaciones generales para la casa son:
Ventilar todos los días. Es fundamental abrir las ventanas y puertas todos los días para renovar la atmósfera e invitar a la naturaleza a entrar. Inciensos o aceites esenciales ayudan a limpiar el ambiente. Las plantas verdes y sanas también oxigenan, pero no debemos dormir con ellas en la habitación y siempre hay que elegir las de formas redondeadas. Abrir las ventanas cuando está lloviendo también humidifica el ambiente reduciendo su carga iónica. Recuerden además que los espacios con moho y temperaturas extremas no son saludables.
Regular la luz solar y artificial. Hay que permitir que el sol ingrese a nuestras casas, la luz aporta nutrientes al organismo. El moho, algunos insectos, ácaros y bacterias proliferan en lugares oscuros y húmedos. Pero los espacios expuestos a radiaciones solares intensas y prolongadas provocan un exceso de energía Yang y del elemento fuego, favoreciendo nerviosismo, trastornos del corazón y digestivos. Por eso es importante usar cortinas en los ventanales. Por las noches, la luz artificial debe ser tenue para favorecer el descanso, lo ideal es utilizar lámparas de sal, iluminación focal y regulable.
Conservar el orden y la higiene. El desorden y la suciedad agotan y bloquean la energía de los que viven en la casa. También es importante contemplar la disposición y cantidad del mobiliario y objetos para evitar las acumulaciones que impiden a la energía trasladarse sin obstáculos.
Elegir colores cálidos que ayuden a relajarse. Los tonos suaves (pasteles) y neutros (blanco, beige, duraznos) generan serenidad convirtiendo nuestro hogar en un oasis en medio de la hostilidad y ansiedad que hay en el mundo exterior. Es importante no usar tonos muy vibrantes (rojo, verde manzana, azul eléctrico) en grandes superficies, solo reservarlos para detalles y objetos decorativos para lograr un equilibrio Yin-Yang.
Evitar la contaminación sonora. Es preferible que los dormitorios estén alejados de los ruidos de la calle y que los sonidos de la casa sean alegres y suaves. La música estridente, el volumen de la televisión muy alto, los gritos, provocan irritabilidad y estrés. El sonido de carillones de metal que se activan con la brisa, los sonidos de la naturaleza y de melodías armoniosas tienen un efecto terapéutico muy benéfico sobre el cerebro: el ritmo cardíaco se ralentiza, la respiración se hace más suave y se calma el sistema nervioso.
Controlar las radiaciones electromagnéticas. Es importante no abusar del uso de tecnología en el hogar y desconectarla del toma corriente la mayor parte del tiempo posible. Hay que mantener la tecnología alejada del lugar de descanso. Las radiaciones que emiten los electrodomésticos, la telefonía celular, los dispositivos wifi, así como las antenas y cableado de telecomunicaciones cercanos, provocan alteraciones en el sistema nervioso y a nivel celular que con el tiempo derivan en trastornos crónicos y enfermedades degenerativas.
Equilibrar el Yin-Yang. Los ambientes oscuros, húmedos, muy silenciosos, fríos, vacíos o con muchos objetos acumulados, descoloridos o con exceso de blanco, gris y negro, producen demasiada energía Yin, lo cual es nocivo para la salud. Estos espacios provocan tristeza, depresión, falta de vitalidad, bajada en las defensas inmunológicas, problemas circulatorios, etc. Los lugares con luz muy intensa, ruidosos, calurosos, donde hay exceso de colores vibrantes, tienen una marcada tendencia Yang que desestabiliza tanto las emociones como el organismo (problemas hepáticos, nerviosismo, presión alta, etc.). Es importante lograr un equilibrio entre estos dos aspectos de la energía, el pasivo y el activo.
Usar materiales saludables. Eviten en lo posible el uso de moquetas, tapizados y alfombrados, porque en ellos se acumula y corrompe la energía. Además prefieran para sábanas, cortinas e indumentaria las telas de fibras vegetales naturales a las sintéticas que generan estática.
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