Historias de Buenos Aires

MIRÁ LAS IMÁGENES – CALLES CON NOMBRE DE MUJER (4): ENCARNACIÓN EZCURRA, LA FIEL ESPOSA DE JUAN MANUEL DE ROSAS – Por María Lorena Belotti, especial para DiariodeCultura.com.ar.

El barrio porteño de Puerto Madero se ve poblado de calles que responden al nombre de mujeres talentosas, comprometidas y luchadoras que enorgullecen al género. Muchos de los que pasean por este rincón de la urbe se preguntarán quiénes fueron las mujeres que dan nombre a estas calles y, tal vez, otros tantos no tengan esta inquietud, pero es inevitable percibir la nomenclatura femenina que caracteriza la zona.

Hoy les contamos la historia de Encarnación Ezcurra.

Nació en Buenos Aires el 25 de marzo de 1795 y era hija de Teodora de Arguibel y Juan Ignacio de Ezcurra. Se casó con Juan Manuel de Rosas el 16 de marzo de 1813 y fue su fervorosa colaboradora, ya que sentía por su marido una devoción ciega e inconmovible.

Actuó en circunstancias difíciles, haciéndose imprescindible para manejar algunos asuntos de gobierno por su fanatismo y también interveno en los temas comerciales de su marido.

Su participación fue decisiva en 1833, cuando se produjo la llamada Revolución de los Restauradores que dio por tierra con el Gobierno de Balcarce y preparó el ascenso de Rosas al poder.

Gozaba de enorme popularidad entre el pueblo, al que protegía y halagaba, recibiéndolo en su casa, asistida por su hermana María Josefa Ezcurra.

De gran ayuda en los temas de gobierno, la fidelidad a su marido más de una vez la llevó a convertir a sus contertulios de cualquier clase social en delatores. No en vano, el joven unitario Esteban Echeverría, se referirá a Encarnación como “la heroína del matadero”.

Falleció en Buenos Aires el 20 de octubre de 1838. La desaparición y el sepelio de quien recibiera el mote de “Heroína de la Santa Federación”, dieron lugar a grandes demostraciones de duelo. “Quiero a Buenos Aires de luto! Luto para hombres, niños y mujeres. Quiero iglesias, casas, barcos, edificios y caballos enlutados. Quiero ver el luto en pobres y encumbrados. Meses y meses de luto para que no la olviden los que más la amaron y para que no se sientan liberados de ella los que desearon su muerte… Estuve con ella veinticinco años!. Me amó con devoción durante veinticinco años!…“, sostenía su esposo.

Fue, sin lugar a dudas, una mujer muy popular que se abrió camino en Buenos Aires y que hoy le da nombre a una calle, inmortalizándose así en el imaginario social como tantas otras.