La entrevista de la semana

Adriana Muscillo entrevista a la dramaturga Mariana Coronado, directora de Ser de Nadie, obra que se exhibe hasta mediados de noviembre en el teatro Colonial de Paseo Colón y Belgrano, los sábados a las 20 y 15 horas.

El sábado fui a ver Ser de Nadie, al Teatro Colonial. Es una obra compleja, profunda, que plantea una problemática candente de gran vigencia en nuestros días, ya que aborda la cuestión de la pedofilia en la Iglesia, aunque va más allá. Tiene unos parlamentos profundos y atrevidos. Se mete con la ética y la trama psicológica que subyace detrás de todo comportamiento humano. La sumisión a una Verdad Única, la Deidad personificada en la figura del abad, que es una especie de ser Todopoderoso al que hay que servir sin cuestionar. El aislamiento, la soledad y la búsqueda del otro. La vulnerabilidad: las víctimas de la guerra, la de afuera y la de adentro, la de la propia psiquis, en la que los personajes quedan atrapados. La idea de libertad y esclavitud también están en danza dentro de la verdad subjetiva de los personajes.

La historia se desarrolla en un monasterio recluido en lo alto de una estepa, un paraje helado e inhóspito donde conviven unos monjes que han ido a parar allí, escapando de sus sórdidas historias de vida.

Me interesó preguntarle a Mariana Coronado, autora y directora de la obra, qué la llevó a pergeñar semejante trama argumental, en un escenario tan particular, además.

Mariana Coronado: – Ser de Nadie surgió cuando viajé a Islandia, que es un país al que intento ir seguido ya que me cautivó. Allí es todo tan blanco y hay pequeñas iglesias aisladas de todo, rodeadas de nieve y frío. Me pareció un buen escenario para una historia. Luego empecé a imaginar una comunidad de monjes aislados, escapando de historias muy pesadas, donde el Abad, al vivir una infancia de abuso, repite la historia mezclando la salvación, con la idea que en el nombre de Dios y del amor se pueden manipular las almas vulnerables. Intenté mostrar hasta dónde puede llegar la humanidad tocando el tema del abuso en la iglesia que, justamente, tiene a su merced a las personas más desvalidas. Me interesó, también, graficar lo que les pasa a los hombres que viven en soledad y aislamiento, no haciendo bajada de línea, si no demostrando la fragilidad humana.

Adriana Muscillo: – Y luego de haber escrito la historia, ¿cómo fue el proceso para llevarla a un escenario? La puesta, el casting, la elección de la sala…

M.C.: – Imaginé la puesta a medida que fui escribiendo la historia, quería recrear la austeridad y la presencia fuerte de la cruz representando a la religión católica desprovista de un Cristo, ya que el Abad se cree Dios. El casting fue dándose, Fernando Álvarez era amigo mio y ya habíamos actuado en una obra juntos y lo convoqué para el papel de Marko que fue el eje de mi historia, el abad, lo conocía y me gustaba su presencia y su voz, Bjork y Friorik los conoci a través de recomendaciones y me parecieron muy óptimos para sus personajes. El niño me representaba un problema ya que tenía que ser alguien mayor de edad pero, a la vez, que diera para el personaje y, después de probar y buscar, me encontré con Matias Spitzer, que recién llegaba de Perú, donde había hecho diversas obras y no dudé que era la persona para representar la ardua tarea del niño. Luego, decidí que era muy acertado tener música en vivo, ya que le da un toque mucho más sensible a la obra para lo cual no dudé en convocar a mi amiga Verónica Mihura, que logró maravillosamente interpretar exactamente como yo sentía a la obra. El equipo técnico fue llegando y hubo magia ya que se trabajó muy bien y logramos un muy buen equipo con compromiso y dedicación. La sala, me la recomendaron y me gustó mucho, el escenario grande ya que daba más sensación de austeridad y soledad, que fue el caso de La Mueca donde estuvimos los dos primeros meses y ahora en el Colonial, que al ser antiguo, pareciera un monasterio.

A.M.:- ¿Qué nos dice Mariana Coronado con esta obra, qué intentás transmitir a partir de ella?

M.C.: Esta es en parte una historia de lo abominable del poder y de la hipocresía, pero también desnuda la vulnerabilidad más extrema de todo ser humano, incluso del más perverso. Desde esa universalidad, y sin nunca justificar, la obra intenta aproximarse a uno de los dramas más desatendidos de la historia de la humanidad. El oscurantismo que todavía permanece en torno al tema también se refleja en el espacio en donde transcurre la acción, y no hace más que sumar más dolor. Ser de nadie es una invitación a la reflexión acerca de la naturaleza del amor y del pecado, pero sobre todo intentamos hacer pasar por el cuerpo un crimen para el cual no alcanzan las palabras.

SINOPSIS DE LA OBRA

“Me pregunté muchas veces qué me había empujado a recluirme en estas tierras tan lejanas, donde todo es tan blanco y tan escaso. Dedicarle lo que me queda de vida a un Dios que ni siquiera estoy seguro de que exista. Quizás no sienta hambre de la palabra de Dios. Quizás, en algún punto, sea abominable ante la mirada de Él, porque fijo la mía en el pasado, en los recuerdos…”

Aislados de un mundo que consideran aberrante, rodeados de una nieve impenetrable, esquivos de su propio pasado inconfesable… Entre rezos, cánticos, confesiones y penitencias, un grupo de monjes y su Abad viven entregados a Dios. Pero algunos solo lo aparentan.

“¿Acaso el desear a alguien que también nos desea y que es libre de decidir qué hacer con su cuerpo es, ante los ojos de Dios, una especie de perversión inaceptable?”

No hay fuerza divina que logre impedir la consumación de un deseo carnal tan dilatado como anhelado. Y es esa atracción prohibida la que desata la verdadera tormenta.

“Todos los necios son insensatos, como todo cieno es fétido, pero no hiede si no se revuelve.”

¿Cuándo es que el amor se convierte en pecado? ¿Cómo puede la salvación distorsionarse hasta privarnos de nuestra libertad, para terminar despojándonos de lo más hondo de nuestra identidad? Algunas de las más tremendas aberraciones se realizaron siempre en nombre del Padre. Aunque los habitantes de este monasterio se crean a salvo de los horrores del mundo que les es ajeno, no pueden escapar de sus propios infiernos. Pero hasta ahora la nieve ha caído tan sutil como atroz, cubriendo las huellas y el dolor.

@Adriana Muscillo.