Personajes en Letra, Imagen y Sonido

La Arlesiana (Parte 1). Por: Estela Telerman. Especial para Diario de Cultura.

Hoy nos referiremos por primera vez a un “personaje fantasma”. No  se trata  de esas figuras  fantásticas e incorpóreas que   algunos  creen  ver, sino  de un  término relacionado con la literatura.  Podríamos decir que el   personaje fantasma por excelencia de la historia de la literatura es Godot (*) ya que en la obra teatral del irlandés Samuel Beckett  (1906-1989) (*) ’Esperando a Godot’ (1953)  (*)  el diálogo íntegro de los dos protagonistas (Vladimir y Estragón) (*) se articula alrededor de un personaje que no aparece jamás.

Otro ejemplo nos lo proporciona un personaje creado por Federico García Lorca (1898-1936) (*) en su tragedia ‘La  Casa de Bernarda Alba’ (1936) (*). Se trata de Pepe el Romano,  pretendiente de la hija mayor de Bernarda, que es quien hace detonar el conflicto dramático de la obra pero a quien jamás vemos en escena.

El 24 de marzo pasado el público de la Argentina  tuvo la fortuna de  poder asistir en el Teatro Roma (*)  de Avellaneda al estreno de la ópera ‘La Arlesiana’ (*) de Francesco Cilea  (1866-1950) (*) a casi 120 años de su première en el Teatro Lírico de Milán en 1897. La  protagonista y desencadenadora del drama es quien da su título a la ópera. La Arlesiana es  precisamente, un famoso personaje fantasma, ya que nunca  aparece en escena y ni siquiera conocemos su nombre.

Responsables de hacernos conocer esta obra  tanto tiempo olvidada  fueron Boris en la dirección escénica y Jorge Lhez en la dirección musical.  EL tenor uruguayo  Nazareth Aufe encarnó a Federico, María Luján Mirabelli fue Rosa Mamai ,  Leonardo López Linares y Pol González se alternaron en el personaje del anciano pastor Baldassare  y  Vivette (enamorada del protagonista)  fue encarnada por Laura Polverini, mientras que  German Polon / Sergio Vittadini  se alternaron en El Inocente.

El  personaje que nos ocupa tuvo su origen literario  en 1866 y tan famoso se hizo que encontró su lugar en la lengua francesa, que utiliza el vocablo “la arlesiana” para referirse a una persona a quien se espera y nunca llega.

Bien sabemos que una arlesiana es una habitante de la ciudad de Arlés (*), en la región francesa de la Provenza (*). Pero ¿a quién se debe  asociar a  las arlesianas con quienes dejan esperando a alguien? Al escritor francés Alphone Daudet (1840-1897) famoso  por sus relatos ‘Cartas desde mi molino’  (1866) (*), evocaciones de su Provenza natal que fueron publicados en periódicos diversos  entre 1866 y 1874.

El sexto cuento, ‘La Arlesiana’  fue transformado por Daudet en obra de teatro en 1872. El estreno en el Théâtre du Vaudeville (*) fue un fracaso total, si bien alcanzó un gran éxito en su reestreno en 1872. La música incidental de la obra  fue compuesta por Georges Bizet   (1838-1875) (*) y  consta de 27 números (algunos de unos pocos compases) para voz, coro y orquesta de cámara, El mismo Bizet interpretó el armonio detrás  de los bastidores durante el estreno de la obra.

La música de Bizet ha sobrevivido y florecido, a pesar de todo. Se la puede escuchar más frecuentemente en forma de dos suites (*), la primera compuesta por el autor y la segunda por Ernest Guiraud (1837-1892) (*), ambas con temas extraídos de la música incidental de la pieza de Daudet.

La historia de Daudet (podemos leer el breve relato en  http://ciudadseva.com/texto/la-arlesiana/), basada en un hecho real, se refiere a un joven campesino llamado Jan  (cuyo nombre en la ópera de Cilea es Federico) que deseaba casarse con una joven arlesiana de quien se había enamorado a primera vista en una feria de Arlés. Los padres, si bien no veían esta relación con buenos ojos, finalmente cedieron. Después de un almuerzo familiar que fue “casi un banquete de bodas” con una novia ausente pero por  la cual  se había brindado todo el tiempo, apareció un hombre con  unas cartas en su mano  como  testimonio, declarando haber sido amante de la arlesiana durante dos años. Sumido en la mayor desesperación, el joven se suicida ante los ojos de su madre.

Al leer el cuento,  la imaginación del lector puede componer las características de la bella y casquivana Arlesiana simplemente a través de los elementos que proporcionan la descripción y los hechos narrados por Daudet.

Hace ya veinte años, precisamente en febrero de 1997 tuve la inolvidable experiencia de ver  esta obra teatral en el histórico y famoso Folies Bergère (*) en  una puesta en escena de Roger Louret (1950)(*).  Encarnaron al  viejo pastor  y a la madre del joven suicida  un ya anciano Jean Marais (1913-1998) (*) y una de las musas del cine francés de la Nouvelle Vague (*), Bernadette Lafont (1938-2013) (*). El paso del tiempo no ha nublado las imágenes de mi retina y la música de Bizet aún resuena en mis oídos.  Antes de despedirnos hasta la próxima entrega, los invito a ver unos breves fragmentos de esta obra y a imaginar cómo era una protagonista que jamás aparece  sobre la escena:      https://vimeo.com/209507887       .

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(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.

 

ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura  [email protected]   https://es.wikipedia.org/wiki/Estela_Telerman