En un famoso cuadro del pintor inglés Charles William Mitchell (1854-1903) (*) podemos ver a Hipatia de Alejandría (355 o 370 – 415 o 416) (*) al ser atacada brutalmente por una turba de cristianos. En esta obra característica del estilo de la pintura prerrafaelista (*), Hipatia, que fue acusada injustamente por un grupo de fanáticos religiosos en Alejandría (*) (ciudad romana del Norte de Egipto), aparece aquí junto al altar de un templo cristiano, cubriendo su cuerpo desnudo con su cabello largo y rojizo.
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Por su rostro lívido y desencajado se advierte que está intuyendo la proximidad de su trágica muerte.
Hipatia fue una filósofa y maestra neoplatónica nacida en la ciudad de Alejandría que se destacó en los campos de las matemáticas y la astronomía, además de ser miembro de la Escuela neoplatónica (*) de su ciudad natal a comienzos del siglo V. Seguidora de Plotino (204-270) (*), cultivó los estudios filosóficos y las ciencias exactas.
Hija y discípula del astrónomo Teón, (335-405) (*) Hipatia es la primera mujer matemática de la que se tiene conocimiento razonablemente seguro y detallado. Escribió sobre geometría, álgebra y astronomía, mejoró el diseño de los primitivos astrolabios —instrumentos para determinar las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste— e inventó un densímetro. Por ello está considerada como una pionera en materia científica y tecnológica.
Hipatia había sido educada en un ambiente académico y culto, dominado por la escuela neoplatónica de Alejandría . Su padre le enseñó matemáticas y astronomía, transmitiéndole además su pasión por la búsqueda de lo desconocido.
Considerando su buen trato con los cristianos y la tolerancia de las autoridades religiosas alejandrinas hacia las actividades de la filósofa, no parece probable que Hipatia fuera una pagana militante.
Alrededor del año 400 la filósofa, que se había convertido en líder de los neoplatónicos (*) de Alejandría, se dedicó a la enseñanza, centrándose en las obras de Platón y Aristóteles. La casa de Hipatia se convirtió en un centro de instrucción donde acudían estudiantes de todas partes del mundo romano, atraídos por su fama. Existen documentos que testimonian la devoción que Hipatia despertó en sus alumnos, considerándola una madre, una maestra, una hermana.
Señalemos que Orestes, el Prefecto de Alejandría, (s. V fecha incierta ) (*), enfrentado con el Patriarca Cirilo (370/3 – 444) (*), disfrutaba del respaldo político de Hipatia, que tenía una considerable autoridad moral y gran influencia en esa ciudad. De hecho, muchos de sus estudiantes procedían de familias poderosas e influyentes y posteriormente alcanzaron elevadas posiciones en el gobierno y la Iglesia. Además de Orestes, podemos mencionar a obispo Sinesio de Cirene (370-413) (*) (que mantuvo una importante correspondencia con ella) y Hesiquio de Alejandría (Siglo V, fecha incierta) (*).
Sin embargo, entre los cristianos de Alejandría se extendió el rumor de que Hipatia había sido la causante de la discordia entre Cirilo y Orestes. En plena Cuaresma, un grupo de fanáticos se abalanzó sobre la filósofa mientras regresaba en carruaje a su casa. La golpearon y la arrastraron por toda la ciudad hasta llegar al Cesáreo (*), templo edificado por Augusto y convertido en catedral de Alejandría. Allí, después de desnudarla, la golpearon con piedras y tejas y luego de matarla, la descuartizaron. Sus restos fueron paseados triunfalmente por la ciudad y finalmente incinerados.
El asesinato se produjo en el marco de la hostilidad cristiana contra el declinante paganismo y las luchas políticas entre las distintas facciones de la Iglesia, el patriarcado alejandrino y el poder imperial, representado en Egipto por el prefecto Orestes.
Su carácter singular de mujer entregada al pensamiento y la enseñanza en plena antigüedad, su fidelidad al paganismo en el momento de auge del catolicismo como nueva religión del Estado romano, y su muerte a manos de cristianos han contribuido a crear una leyenda alrededor de su persona.
La figura de Hipatia se ha convertido en un verdadero mito: desde la época de la Ilustración (*) se la presenta como a una «mártir de la ciencia» y como símbolo del fin del pensamiento clásico ante el avance del cristianismo.
Por su parte, los movimientos feministas la han reivindicado como paradigma de mujer liberada, incluso sexualmente. Aunque se dice que estuvo casada con otro filósofo llamado Isidoro, se mantuvo virgen y se dice que llevó una vida totalmente ascética.
En nuestra próxima entrega veremos la influencia que nuestro personaje suscitó en diversas ramas del arte y en las letras , si bien no se registra hasta el momento ninguna ópera que la haya tenido como protagonista.
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(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.
ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura [email protected] https://es.wikipedia.org/wiki/Estela_Telerman