Viena, 1902: Alma Schindler (1879-1964) (*) conoce al compositor Gustav Mahler (1860-1911) (*). Es joven, bella, inteligente, toca el piano y compone. Ya ha tenido una serie de flirteos con el pintor Gustav Klimt (1862-1918)(*) y con el director teatral Max Burckhard (1854-1912). Deslumbrada por Mahler, muy pronto llega a ser su amante, pero en 1902 contrae matrimonio con él con la increíble promesa de abandonar la composición, decisión difícil de comprender dada su naturaleza libre e indómita. Es así que comienza a ocuparse de las dos hijas de la pareja, trabaja como asistente y copista de su marido, se ocupa de sus finanzas, lo salva de sus deudas y, como es de suponer, al poco tiempo se siente acorralada. En 1910, luego de la muerte de su hija mayor, se retira a Austria a reposar en un balneario cerca de Graz mientras Mahler se instalaba para componer en su residencia de verano en Toblach (*) (o Dobbiaco), en Tirol, cerca de la ciudad de Bolzano. Durante su estadía en el balneario, Alma se enamoró del joven arquitecto Walter Gropius (1883-1969) (*) (el que años más tarde fundaría la Bauhaus) (*). Mahler descubrió la infidelidad al interceptar una carta de Gropius y sufrió amargamente por ello. Al rogar a Alma que no lo abandonara, de pronto recuperó el interés por las composiciones de su mujer, pero ya era demasiado tarde. Señalemos, de paso, que el compositor tuvo una sesión del entonces novedoso psicoanálisis con Sigmund Freud (1856-1939)(*) para tratar el tema de su gran depresión. Mahler murió en 1911 pocos meses después de estos acontecimientos.
El mismo año de la muerte de Mahler, Alma fue asistente por un tiempo del biólogo y músico vienés Paul Kammerer (1880 – 1926) (*). En la soledad del laboratorio de biología el amor nació entre ellos y por supuesto resultó tormentoso. Se dice que en algún momento de la relación, en el arrebato de su pasión, Kammerer le aseguró a Alma que se dispararía un tiro frente a la tumba de Gustav Mahler si ella no consentía en casarse con él. A pesar de ello, sus amenazas duraron poco tiempo y poco después la relación llegó a su fin. Señalemos de paso que el científico, después de haber sido considerado el biólogo más importante de su época, fue acusado de ser el autor de uno de los mayores fraudes de la historia de la ciencia. Fue así que el 23 de octubre de 1926, Paul Kammerer ascendió a unas colinas en los alrededores de Viena y se disparó un tiro en la cabeza.
Pero volvamos a la historia de nuestro personaje. Pasaron algunos años hasta que en una oportunidad en 1932, Alma ofreció una cena a varios dignatarios eclesiásticos, entre los cuales se encontraba el joven sacerdote Johannes Hollnsteiner (1895-1971) (*), a partir de lo cual la relación con el clérigo tomó un giro de gran intensidad. En todo caso, fue la única vez que a Alma no se le dedicó ninguna obra musical ni pictórica.
Al poco tiempo, Alma tuvo un tempestuoso romance con el pintor Oskar Kokoschka (1886-1980) (*), que la retrató en su famoso cuadro ‘La Novia del Viento’ (1914)(*), en el que se muestra a dos amantes después de hacer el amor mientras una tormenta se desata alrededor de sus cuerpos. Temerosa de la pasión de Kokoschka, Alma volvió a Gropius, con quien se casó en 1915. Tuvieron una hija, Manon (1916-1935), que moriría de poliomielitis a los 18 años. El compositor Alban Berg (1885-1935) (*), gran amigo suyo y que sentía gran cariño por la niña, escribió su famoso Concierto para violín y orquesta «A la memoria de un ángel»(*) en su memoria.
El matrimonio con Gropius no funcionó. Alma le fue infiel con el poeta y novelista Franz Werfel (1890-1945) (*) , de quien quedó embarazada. El niño nació prematuramente y murió a los diez meses. Alma se divorció de Gropius en 1920 y se casó con Werfel en 1929. En 1938, Alma y Werfel, para escapar del nazismo dejaron Austria y viajaron a Francia. Tras la invasión alemana y la ocupación de Francia durante la Segunda Guerra Mundial y ante una posible deportación de los judíos a los campos de concentración nazis ella y su esposo (ambos judíos) abandonaron Francia y después de un peligroso viaje por los Pirineos llegaron a España. De allí pasaron a Portugal, llegando finalmente a Nueva York. Más tarde se establecieron en Los Ángeles, donde Werfel logró un gran éxito con su novela ‘La Canción de Bernadette’ (*) convertida en una película en 1943. Después de la muerte de Werfel en 1945, Alma se instaló en Nueva York donde fue un destacado personaje de la sociedad neoyorquina . Fue allí que publicó sus ‘Recuerdos de Gustav Mahler (*), así como parte de las cartas que Mahler le había escrito (*) .
Como vemos, Alma Schindler, que se movió en círculos sociales de la burguesía vienesa de principios del siglo XX fue la gran musa inspiradora de muchos artistas. No es extraño que una vida tan interesante y llena de eventos como la suya fuera la fuente originaria de gran cantidad de films. Asimismo, todos sus amantes han aparecido como personajes en muchos de ellos y fueron protagonistas en otros.
En nuestra próxima entrega nos ocuparemos de este tema.
(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.
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ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura [email protected] https://es.wikipedia.org/wiki/Estela_Telerman