Luego de compartir “La canción del Genio del Hielo”, de la ópera Rey Arturo del compositor inglés Henry Purcell (1659-1695) (*) , señalemos que no se sabe con certeza si el Rey Arturo(*) , el personaje más importante de la tradición celta, existió realmente. Tampoco se puede ubicar concretamente a la fortaleza ni al reino de Camelot. En todo caso, Arturo habría sido simplemente un caudillo guerrero que vivió hacia el año 500 dJC, en la época en que los bretones luchaban contra los invasores sajones.
Cuenta la leyenda que Uther, rey de lo que se conoce hoy como Gran Bretaña, decidió firmar la paz con el duque de Cornwall. Para ello lo invitó a su castillo en compañía de su esposa. Uther hizo que el mago Merlín diera a beber un filtro mágico a la mujer, cuyos efectos habrían de confundirla en el objeto de su amor, fruto de lo cual nació Arturo. Señalemos que el tema del filtro también aparece en otra célebre leyenda medieval acerca de uno de los caballeros de la Mesa Redonda: la historia de Tristán e Isolda (*).
A partir de entonces, el mito del Rey Arturo (cuyo nombre significa “el de aspecto de oso”) llegó hasta el país de Gales en relatos que fueron recuperados en el siglo XII por historiógrafos y autores del tiempo de Leonor de Aquitania y Enrique II Plantagenet, que aspiraban a ser herederos del rey Arturo. La leyenda artúrica ha ido incorporando en sus distintas versiones elementos míticos de los celtas y uno de los más relevantes habría dado lugar al grial, que forma parte de la mitología cristiana medieval,
De este modo, se explica el nacimiento y la difusión a través de varios países europeos de las narraciones sobre la Mesa Redonda o el “ciclo artúrico”. El esquema primitivo se completa con otros mitos de origen celta que convierten a Arturo en el símbolo del universo celta.
El primer relato de la vida del personaje se encuentra en la ‘Historia Regum Britanniae’(*), de Geoffrey de Monmouth (c.1100-1155)(*)donde se lo presenta como un rey que derrotó a los sajones y estableció un imperio en las islas Británicas.
A partir del siglo XII, el personaje apareció en numerosos romances medievales en francés conocidos como ´la matière de Bretagne’. Chrétien de Troyes combinó las leyendas del Rey Arturo y del Santo Grial (*) y añadió otros elementos entre ellos la figura de Lancelot du Lac (*), Caballero de la Mesa Redonda (*). El personaje aparece asimismo en el Mabinogion (*), colección de historias en prosa procedentes de manuscritos medievales galeses.
Si bien en estas obras se hace referencia a Uther(*), a la hechicera Morgana(*) (hermana de Arturo), al mago Merlín(*),a los caballeros de la mesa redonda , a la legendaria y poderosa espada Excalibur(*) y a Camelot (*) reino del monarca, en estas entregas nos centraremos solamente en la figura del Rey Arturo.
De todas las versiones medievales del relato, una de las más famosas es La muerte de Arturo de Sir Thomas Malory (c.1399/1405 –1471)(*), autor o compilador de la obra. Existen varias hipótesis sobre la identidad de Malory aunque según la más aceptada se trataría de un inglés de Newbold Revell en Warwickshire. Esta obra ha sido también una de las que más influyó en las adaptaciones cinematográficas.
Después de la Edad Media el interés por este tema decayó, renaciendo luego en el siglo XIX para prolongarse hasta la actualidad a través de populares films, comics y juegos de computación.
Precisamente, la inmensa cantidad de títulos y relacionados con la leyenda artúrica y el auge de lo medieval en el siglo XIX han inspirado a muchos artistas franceses e ingleses que plasmaron innumerables series de grabados sobre el tema. Entre ellos citaremos a Gustave Doré (1832-1883)(*) , Aubrey Beardsley (1872-1898) (*) Walter Crane (1845–1915) , Howard Pyle(1853-1911)*) , su discípulo norteamericano Newell Convers Wyeth (1882 –1945)(*), Lancelot Speed (1860–1931)(*) y Arthur Rackham (1867-1939) .Una pionera de la fotografía nacida en la India, Julia Margaret Cameron (1815 -1879), ilustró con fotografías artísticas una edición de un ciclo de poemas narrativos al cual nos referiremos más adelante. Se trata de los Idilios del Rey (1856-1885) (*) de Lord Alfred Tennyson (1809-1892)(*), su amigo y vecino en la Isla de Wight . Al pedido del poeta de ilustrar una publicación de sus poemas, Julia Margaret Cameron respondió con más de doscientas fotografías de las cuales el editor eligió solamente dos para publicar en forma de grabados .
En nuestras próximas entregas veremos otras manifestaciones artísticas inspiradas en este personaje que, habiendo existido o no, ha dado tanto que hablar a través de los siglos.
(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.
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ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura.