Personajes en Letra, Imagen y Sonido

La Marquesa du Châtelet (Parte 1) Por: Estela Telerman, especial para Diario de Cultura.

Hija del diplomático francés Louis Nicolas Le Tonnelier,barón de Breteuil, y de Gabrielle-Anne de Froulay,  noble por su matrimonio con el marqués  Florent Claude, amante del filósofo  Voltaire (1694-1778) (*) y amiga de grandes personalidades de  su época, Gabrielle-Émilie Le Tonnelier de Breteuil, Marquesa du Châtelet (1706-1749) (*), nacida durante el reinado  de  Luis XIV (1638-1715)(*),  fue una de las   personalidades más destacadas  del Siglo de las Luces (*).

Desde su infancia estuvo rodeada de un entorno excepcional y recibió una educación atípica para su época.También  se entrenó  en  equitación, esgrima y gimnasia, algo poco habitual en las mujeres de su época. Además, era aficionada a la música y tocaba el clave. Sin embargo, sus disciplinas favoritas  fueron la matemática y la física.  Poseía  una  gran capacidad  y una inteligencia privilegiada. A los diez años ya había leído a Cicerón; a los doce hablaba inglés, italiano, español y alemán y traducía al francés textos en  griego  y latín de Aristóteles y Virgilio.  Estudió  a  René Descartes (1596-1650) (*), Gottfried  Leibniz (1646-1716) (*) e Isaac Newton (1642-1727) (*) y  comprendió desde temprano las relaciones entre metafísica y ciencia.   A los diecinueve años,  se casó con Florent Claude, marqués de Châtelet-Lamon, con quien tuvo tres hijos.

Émilie siempre mantuvo una intensa vida social en la corte de Versailles, sin por ello descuidar sus estudios científicos.  De niña había conocido a François Marie Arouet (más conocido como  Voltaire). Se reencontraron en1733,  poco después de que   Émilie volvió a frecuentar reuniones sociales luego del nacimiento de su tercer hijo.   Rápidamente establecieron una profunda  relación. Al año siguiente, cuando el filósofo   debió alejarse  de París para huir de la justicia por sus ideas liberales,  se refugió en Lorena, en el Castillo de Cirey,  propiedad del marqués de Châtelet, que podemos ver aquí: http://www.youtube.com/watch?v=7kuFTxy0tc4  . En 1735 Émilie fue a vivir con él, formando ambos una pareja unida por sentimientos e intereses comunes. Instalaron allí una biblioteca de más de diez mil volúmenes y un laboratorio para realizar experimentos de óptica newtoniana.

Muy pronto, el  salón de Cirey se convirtió en un centro de reuniones sociales y culturales de intelectuales de toda Europa. A lo largo de toda su vida, la marquesa mantuvo una extensísima correspondencia, tanto personal como  científica, con muchos de los personajes más destacados de su época, parte de la cual se ha publicado. En cambio, se han conservado sólo unas pocas de las cartas que Émilie escribió a Voltaire. Por su parte, durante los quince años que duró su relación Émilie guardó toda la correspondencia que Voltaire le envió. Lamentablemente hasta la actualidad no se la ha podido encontrar.

 

Hacia 1745 la relación sentimental entre Mme. du Châtelet y Voltaire llegó a su fin, ya que el filósofo mantenía en ese momento un  romance con otra dama aristocrática.  A pesar de  ello siguieron viviendo juntos.

Luego de varias experiencias eróticas,  a principios de 1748 Émilie conoció a Jean François de Saint-Lambert(1716-1803) (*), joven poeta, filósofo y oficial de quien se enamoró profundamente, testimonio de lo cual se conservan largas y apasionadas cartas.

En esta época Émilie estaba trabajando en la traducción de los ‘Philosophiae naturalis principia mathematica’ de Newton. Al  haber quedado embarazada de  Saint-Lambert, intensificó su trabajo con el objeto de  poder finalizar  la obra antes del parto, que  se produjo  el 3 de septiembre  de 1749 .  Pocos  días después surgieron complicaciones. Presa de la fiebre,  pidió que le entregaran la traducción de la obra de Newton y le añadió la fecha ‘10 de septiembre de 1749’. Poco después perdió el conocimiento y murió ante la presencia del Marqués de Châtelet, de Voltaire y de Saint-Lambert.   Días después falleció su hija. La tarea estaba terminada y  la traducción fue finalmente publicada en 1759 con un elogioso y sentido prefacio de Voltaire.

Es interesante el artículo que con motivo del 300° aniversario del nacimiento de la Marquesa de Châtelet escribió  Fernando Savater  (1947) (*) el 16 de diciembre de 2006 en El País, de Madrid http://elpais.com/diario/2006/12/16/babelia/1166230220_850215.html

La Marquesa de Châtelet se adelantó a su época por haber roto la barrera de las reglas sociales. En su Discurso sobre la Felicidad  (1745-1748) (*) afirmaba  que para ser felices había  que despojarse de los prejuicios y no reprimir pasiones ni deseos, defendiendo  el amor como la fuente más intensa de placer.

Como  científica, criticada y alabada por  igual, fue la única mujer reconocida y respetada por muchos de sus contemporáneos y por instituciones académicas como la Sorbona y la Academia de Ciencias de Bolonia, en la que fue admitida en 1746.

En la próxima entrega nos ocuparemos de artistas plásticos que plasmaron su imagen y de su protagonismo como personaje en el terreno de la dramaturgia y de la lírica del siglo XXI.

(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.

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ESTELA TELERMAN  pianista,  docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura.