El caso de Jack el Destripador invadió profusamente los comics, los videojuegos, las mangas japonesas, el rock y las series televisivas. Un ejemplo de los primeros es la novela gráfica llamada CSI: En la Escena del Crimen (2000) (*), creada por Anthony E. Zuiker ¡968) (*).Se centra en torno a un grupo de científicos forenses y criminólogos que trabajan en la ciudad de Las Vegas (Nevada), investigando los crímenes que en ella suceden. La serie influyó en varias series posteriores relacionadas con la investigación criminal.
Walter Sickert (1860-1942) (*), pintor y grabador inglés nacido en Alemania interesado en el tema se alojó en una habitación supuestamente utilizada por el asesino serial. Es autor de ´El Dormitorio de Jack el Destripador´ (1906-1907) (*) que hoy se encuentra en una galería de Manchester. En el cuadro se puede ver un cuarto extremadamente oscuro, tétrico y ominoso. Un detalle curioso consiste en que setenta años después se comenzó a sospechar que Jack el destripador o un cómplice suyo se escondían bajo la personalidad del artista. Esto se cita en la novela de Stephen King mencionada en una entrega anterior, en un libro de Jean Overton Fuller (1915-2009) (*): Sickert y los Crímenes del Destripador (*) y en Retrato de un Asesino: Jack el destripador – Caso cerrado (2002) (*) de Patricia Cornwell (1956) (*), mencionado en nuestra entrega anterior.
El artista contemporáneo Francis Moreeuw (*) también se interesó en la figura de Jack, al que plasmó en 1990 en una serie de acuarelas que llevan su nombre por título (*).
Jack cobra protagonismo en escena al asesinar al personaje principal, Lulu (*) en la obra La caja de Pandora (1904) (*) de Frank Wedekind (1864-1918) (*). El autor interpretó este rol en ocasión de su estreno. En nuestra entrega anterior habíamos mencionado la adaptación de esta obra en el film mudo de G.W. Pabst (1928) (*).
Ese mismo año, el compositor Alban Berg (1885-1935) (*) comenzó la adaptación de dos obras de Wedekind: La Caja de Pandora y El espíritu de la Tierra como base para el libreto de su ópera Lulú, pero en 1935 el compositor murió, dejando inconclusa la orquestación del tercer acto. Su viuda, Helene Nahowski, propuso a Arnold Schönberg (1874-191) (*) que concluyera ese tercer acto, pero al negarse éste, Helene rechazó la idea de entregar la tarea a otro compositor. Muerta la viuda de Berg, el compositor austríaco Friedrich Cerha (1926) (*) finalizó la ópera, que fue estrenada en Paris en 1975 por Pierrre Boulez (1925)(*). El crítico Juan Carlos Montero nos recuerda que a partir del 29 de octubre de 1965, el Teatro Colón ofreció la obra en cinco funciones consecutivas con la batuta de Ferdinand Leitner, régie de Ernst Poettgen, y la soprano-actriz Evelyn Lear como Lulú. En la temporada de 1993 se presentó la versión completa en cuatro actos, con la batuta de Stefan Lano y Patricia Wise en el protagónico.
En París, el personaje no habría podido estar ausente de la cartelera del Teatro del Grand Guignol (*), especializado en un repertorio de obras de terror. En él se estrenó una obra en tres actos llamada Jack el destripador (1934)(*), escrita por un especialista en la materia: André de Lorde (1869-1942) (*)
En el género de la comedia musical, ´Jack el destripador: El Musical´ (1974) (*), con letras de Ron Pember(1934)(*) y música de Dennis DeMarne, influyó en el musical ‘Sweeney Todd, el Barbero de Fleet Street´ de Stephen Sondheim (1930)(*), estrenado en Buenos Aires en 2012 con la actuación de Julio Chavez y Karina K. con la dirección de Ricky Pashkus https://www.youtube.com/watch?v=r_J15IR91w8
A pesar de que Sweeney Todd es históricamente anterior a Jack, existen ciertas coincidencias entre ambos. En 2007 el periodista Peter Haining (1940-2007) (*) publicó el libro “Sweeney Todd: La verdadera Historia del Demoníaco Barbero de Fleet Street”, en el que asegura haber encontrado pruebas sobre la historia del peluquero que asesinaba a sus víctimas y las convertía en pasteles rellenos , que se vendían con mucho éxito en una panadería vecina.
En nuestra próxima entrega nos despediremos definitivamente de Jack, el siniestro personaje que nos habrá estado acompañando a lo largo de los últimos dos meses.
(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet.
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ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura.