Un argentino en Brasil

HISTORIA DE BRASIL: ARQUITECTURA COLONIAL (Parte I) – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar

En este espacio, hemos hablado sobre diversos temas,de Brasil; hoy puntualizaremos parte de su historia.
Brasil fue descubierto en 1500 por el adelantado español Pedro Álvarez de Cabral y quedó, desde ese momento, bajo los dominios de los portugueses, en el marco del Tratado de Tordesillas (1494), que instituía los límites entre Castilla y Portugal.

Luego de esta fecha determinante y durante el lapso de tres siglos, fue Salvador de Bahía la ciudad más importante del país, erigiéndose en la capital entre los años 1549 y 1763.

Si bien Salvador había sido descubierta por el propio Cabral, en 1501, fue Américo Vespucio quién la bautizó como “Bahía de Todos los Santos”.

A partir de ese momento, se convirtió en un referente inevitable para los navegantes de este “Nuevo Mundo”, una vez convertida en capital y a partir de 1550, la Bahía recibió los primeros grupos de esclavos negros, originarios de Angola, Senegal, Mozambique, Congo, Nigeria y Etiopía, entre otros.

En realidad, no era otra cosa que mano de obra barata, que aportaría a la ciudad gran bienestar económico, producto de explotación del azúcar y diligencias portuarias, lo que atraería al holandés Mauricio de Nassau, quien en 1638 intentó conquistarla sin éxito.

Por entonces y debido a la alianza entre portugueses y españoles, estos últimos controlaban el territorio y su dominio fue entre 1560 y 1640.

Dos hechos fundamentales hicieron que en 1763 la capital del Virreinato fuese transferida a Rio de Janeiro y todo tiene que ver con el factor económico. Una de las situaciones fue el gran desarrollo agrícolo-ganadero en la región de San Pablo y la restante, tiene que ver con el hallazgo de los yacimientos de oro en Minas Gerais.

Hasta la creación de la nueva capital, Brasilia, en 1960, fue Rio de Janeiro la ciudad que ostentó durante casi dos siglos la capital administrativa del país y, en ese periodo, se originaron hechos de suma importancia, como el traslado de la corte portuguesa a Brasil, en 1808, la independencia, en 1822, con el Rey Pedro I convertido en emperador brasileño y la creación de la República, en 1889, luego de caída la monarquía.

La participación de la iglesia católica fue muy importante desde los inicios de la Colonia, ya que las órdenes religiosas asumieron la difícil tarea de evangelizar a los nativos. Las diócesis más trascendentes estuvieron en la Bahía y Rio de Janeiro y fueron fundadas en 1551 y 1575, respectivamente.

En el Siglo XVIII, Salvador de Bahía se convirtió en cabecera de la iglesia en Brasil. Hermanas Carmelitas, Benedictinos, Franciscanos y especialmente los Jesuitas, fueron las órdenes de mayor predicació. Estos últimos, se extendieron en todo el territorio y enfatizaron sus tareas en las misiones guaraníes, en el sur.

Para referirnos al patrimonio arquitectónico-religioso de los siglos XVII y XVIII, destacamos como una construcción sobresaliente, al “Convento de NossaSenhora do Carmo”, en Salvador (imágenes), iglesia de estilo barroco arrasada, en parte, por un ataque holandés. Eran tales los destrozos, que su restauración tardó 98 años, entre 1663 y 1761. Otro monasterio valioso es el de “Santo Antonio”, en Río de janeiro, construido en 1606.

Entre las iglesias barrocas de importancia, se destacan la del “Santísimo Sacramento”, erigida en el siglo XVIII, y la de “NossaSenhora da Conceiçao dos Militares”, popular por el fresco pintado en su techo, que simboliza la batalla de “Guararapes”. Finalmente, la “Capela Dorada da Terceira Ordem”, de 1695, que tiene en su interior uno de los mejores trabajos en madera de todo Brasil, realizado ya en el siglo XVIII.

En lo que atañe a los franceses, fue San Luis de Marañón, en 1612, la única ciudad capital fundada por éstos en el Brasil. Paradójicamente, en esa región se halla el más amplio conjunto de arquitectura civil portuguesa de todo el país, contándose más de tres mil inmuebles de carácter histórico. Fueron los españoles los primeros en llegar a Marañón (hacia 1500), y tras algunas tentativas de Portugal, fueron los galos quienes fortalecieron una ocupación seria, aunque corta.

Entre los años 1641 y 1644 fue ocupado transitoriamente por los holandeses, y en 1774 se originó el alejamiento de estos de Marañón y de Pará.

En la tipología arquitectónica de Marañón, predomina una serie de antiguos caseríos que lucen azulejos de influjo portugués, ubicados en la llamada “Playa Grande”, centro cultural básico en el siglo XIX, que dieron a San Luis el apodo de la “Atenas brasileña”. Entre sus edificios religiosos, se destacan la “Iglreja do Carmo”, levantada en 1627 y la “Catedral da Santa Sede”, edificada por los jesuitas en 1726.

Señalamos también, que los agregados místicos de Minas Gerais, en el siglo XVI, tienen su origen durante la ocupación del actual Estado de Minas Gerais que abarcó a los llamados “Bandeirantes Paulistas”, quienes efectuaban invasiones al interior en busca de metales y piedras preciosas.

Las convenientes expediciones, influyeron en aldeas de positiva permanencia en las franjas montañosas, contiguas a las áreas donde se descubrían los minerales.

Una fecha fundamental, es el año 1693, cuando fueron encontradas cerca de lo que en la actualidad es Belo Horizonte, inmensas cantidades de oro; su propiedad dio lugar a feroces disputas, destacándose la llamada “Guerra de los Emboabas”, en 1708, de la que tomaron parte los paulistas, los portugueses -llamados emboabas- y los peones “sertanejos”, junto con mineros del resto de Brasil.

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