MIRÁ LA GALERÍA DE IMÁGENES. ¿LOS FENICIOS EN BRASIL? – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Además, la creación del primer alfabeto y las intensas rutas del comercio marítimo, subrayan aún más la jerarquía de esta civilización.

Hay teorías deslumbrantes referidas a esas civilizaciones añejas. Una de ella está vinculada especialmente con los fenicios y con indicios de la presencia de los naturales de la “Asia Antigua”, en Brasil.

Esta hipótesis, es consecuencia de una suma de factores que tiene en cuenta fábulas europeas antiguas, anteriores al descubrimiento de Brasil y, no solo por eso, sino también por los hallazgos arqueológicos en tierras brasileñas, que fueron explicados satisfactoriamente a partir de los avances de los estudios primitivos realizados en el Siglo XX.

Las fantasías europeas anteriores a las grandes navegaciones de los Siglos XV y XVI, y del descubrimiento del continente americano, idealizaban una serie de leyendas referidas a las civilizaciones perdidas y a grandes aventuras más allá del Océano Atlántico poco explorado por entonces, y se hablaba de la “Isla perdida de Atlántida”, convirtiéndola en la más famosa de los mitos.

Los fenicios eran brillantes comerciantes marítimos y habían logrado constituir rutas por casi todo el Mar Mediterráneo. Ese, seguramente, fue uno de los motivos por los cuales los europeos imaginaron la revelada fundación de una colonia fenicia en alguna isla del atlántico, ya que ellos no tenían idea de que pudiese existir otro continente más allá del mar.

Esa isla, formaría parte de algunas regiones desconocidas desde la época del diluvio, referido en el Génesis.

Después del descubrimiento de Brasil y de su proceso de desarrollo, los primitivos estudiosos europeos que realizaron expediciones por el Sertao nordestino, descubrieron restos arqueológicos sorprendentes; básicamente, inscripciones y pinturas rupestres. Las más importantes y destacadas, fueron las de Itacoratiaras (“pinturas en la piedra”, en el idioma Tupi-Guaraní), de Ingá, en el estado de Paraíba.

La historiadora y arqueóloga Gabriela Martín, describe en su obra “Pré Historia do Nordeste do Brasil”, que las inscripciones rupestres de Ingá se “convirtieron”, en la segunda mitad del Siglo XIX, en epígrafes fenícios. Esto se dió, en parte, porque la máxima autoridad en arqueologia brasileña, Ladislau Netto, creyó que eso podía ser verdad. Netto tuvo contacto con una supuesta transcripción de registros fenicios que habían sido encontrados por un ciudadano, en el municipio de “Pouso Alto”, en el Valle de Paraíba y, enviados al Marqués de Sapucaí, director del Instituto Histórico y Geográfico Brasileño de la época.

En la actualidad, se sabe que en el municipio de “Pouso Alto” jamás existieron las supuestas inscripciones fenicias y que si son auténticas las de Ingá. Se dice que alguien que conocía al Marqués de Sapucaí y Ladislao Netto, les envió una transcripción de un texto fenicio cualquiera, aconsejándolos de mala fe, diciendo que había sido hallado en las rocas de Paraíba.

Netto, había estudiado en Europa y fue alumno del gran arqueólogo Ernest Renan, especialista en el arte fenicio, lo que le daba más credibilidad a la fabula de la presencia fenicia en Brasil. Pero en 1875 Netto reconoció haber sido víctima de un fraude.

Pese a todo esto, el austriaco Ludwing Schwennhagen, también contribuyó a que la fantasía fuese creíble. El tenía marcado interés en las estructura de los descubrimientos arqueológicos en el nordeste de Brasil y en sus pinturas de arte rupestre.

Este investigador de Austria, vinculaba los métodos de la arqueología con las fantasías antiguas, como la leyenda de las “Siete Ciudades”, surgida en la Península Ibérica, en la edad media, que versaba sobre el viaje del último rey de los Visigodos para fundar una civilización más allá del mar, o la otra fabula de la ciudad mística de “Tutoia”, en el Valle de Paraíba. En esta última, según el austríaco, los fenicios se habrían unido a los troyanos para construir varias ciudades.

La imaginación hecho a volar sus fantasías y estas fueron posibles por la falta de sofisticación de técnicas de apoyo a la arqueología que, a mediados del Siglo XX, se desarrolló y brindó aclaraciones. Por poco, los brasileños no son descendientes de los fenicios…

 

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