Un argentino en Brasil

MIRÁ LA GALERÍA DE IMÁGENES. AGUAS TERMALES DE PIRATUBA – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Este espacio se ha caracterizado por presentar a nuestros lectores una variada cantidad de destinos turísticos, algunos de ellos, poco conocidos por los argentinos. En esta oportunidad, describimos una pequeña población ubicada en la parte sur del estado de Santa Catarina, distante 500 kilómetros al oeste de su capital, Florianópolis, principal polo turístico de la región, muy visitado por argentinos.

Su nombre es Piratuba y deriva del Tupi Guaraní que significa “lugar con muchos peces”. En esa diminuta comarca habitan no más de 5000 habitantes.

Mucho podemos decir sobre la ciudad y sus moradores; por ejemplo, la higiene del lugar, el adecuado trato y lo bien que es recibido el visitante. Son características del origen ancestral de la mayoría de los lugareños, muchos de los cuales tienen sus raíces en Alemania, Suiza y otras regiones europeas.

La historia de Piratuba se remonta a 1910, cuando la llamada “Estrada de Ferro”, o ruta del ferrocarril, unía San Pablo con Rio Grande do Sul. Allí, la empresa Brasil Railway, responsable de la obra, instaló un campamento para sus operarios en las márgenes del “Rio do Peixe”. Pasaron 39 años, hasta que aquella ciudad fue emancipada y declarada municipio.

La belleza natural que rodea este escenario original, acompañada por construcciones típicas de Europa, mantiene su base económica en la actualidad con la gran afluencia turística que año a año se acrecienta por las beldades de la zona.

Cuenta la historia que en el año 1954, la Petrobrás cambió el destino de la población, porque en su constante búsqueda de petróleo por distintas regiones, realizó una perforación a poco más de 2.271 metros de profundidad y, en lugar del tan ansiado “oro negro”, descubrió un paño de aguas sulfurosas de 38,6 grados de temperatura, a un calado de 674 metros.

Esto modificó de manera sorprendente el día a día de la población; la madre naturaleza les brindó ese surgente de aguas termales con propiedades tan beneficiosas que motivó que, en 1975, fuese construida la “Companhía Hidromineral”.

Allí se instaló el “Parque Termal Piratuba” y la ciudad ingresó en el circuito de los principales destinos turísticos termales del país. El municipio, en la actualidad, recibe casi 500 mil personas anuales y se consolidó como un atractivo variado digno de conocer.

El “Parque Termal” dispone de una estructura que atiende a niños de corta edad, jóvenes y adultos; sus piscinas abiertas o cubiertas, poseen duchadores y el complejo está habilitado durante todo el año, tiene un plantel médico disponible para una atención rápida antes del ingreso a los piletones, donde a los pasajeros les controlan la presión arterial y les dan indicaciones sobre el uso de las aguas termales.

Estas aguas poseen propiedades terapéuticas y son recomendadas para tratamientos de reumatismo, hipertensión arterial, eczemas, stress, ulceras y cálculos renales.

La capacidad hotelera es de excelente calidad, posee algo más de 2.500 camas disponibles para recibir al turismo distribuido en los distintos niveles de hospedajes que abarca también a casas de veraneo y apartamentos.

Un importante centro de eventos, con estructura completa, convoca anualmente a varias empresas a presentar sus productos. El espacio cuenta con salas de apoyo, camarines y excelente palco para shows debidamente adecuado. La gastronomía está acorde con lo ofrecido por la ciudad: significativos restaurantes y pizzerías con comidas típicas e internacionales, son del agrado de quienes disfrutan sus especialidades.

Existe un área de camping, disponible para quien gusta de instalarse al aire libre y aprovechar las múltiples áreas verdes que ofrece la región.

El agua termal de Piratuba, surge por su fuerza natural, abastece las piscinas a la misma temperatura durante todo el año y proporciono baños agradables y relajantes.

Un atractivo que es curiosidad del visitante, es el de “Maria Fumasa”, una locomotora construida en 1906. Sobre esa máquina, arriba de esos rieles, puede revivirse la historia misma de la ciudad. Este paseo puede efectuarse semanalmente, hasta la vecina ciudad gaúcha de Marcelino Ramos. El paseo es totalmente tranquilo y placentero, se transita entre una frondosa vegetación, se bordea el “Rio do Peixe”, sobre una estructura férrea montada en 1910 y calificados guías acompañan el recorrido.

Una vez arribado a destino, la vieja estación que otrora fuese testigo del transporte de riquezas materiales e innumerables pasajeros, hoy nos trae a la memoria objetos simples, herramientas usadas durante la construcción de las vías, maquetas y libros que marcan la trayectoria de un tiempo que pasó; cuando “María Fumasa”, trasladaba los sueños de la gente de los pueblos del interior. Cuando el tren no era otra cosa que el principal medio de locomoción.

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