Un argentino en Brasil

ISABEL DO BRASIL: LA PRINCESA QUE ABOLIÓ LA ESCLAVITUD – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Fue la hija primogénita de D. Pedro II de Brasil, reconocida heredera del patriarca luego de la muerte de sus dos hermanos: Afonso Pedro y Pedro Afonso, Isabel se casó con el príncipe francés Gastón, Conde d´Eu, con quien tuvo tres hijos.

La princesa actuó como regente del imperio en ausencia de su padre en sus frecuentes viajes al exterior.

Fue mediante su tercera administración, que promovió la abolición de la esclavitud; firmó y puso en práctica la Ley Áurea, instaurada mediante un decreto por la princesa imperial, tras una aprobación de ésta en el Senado del Imperio de Brasil.

De todas maneras y luego de haberse mostrado ampliamente popular, el hecho de ser mujer, extremadamente católica y de haberse casado con un extranjero, tuvo fuerte oposición a ser la sucesora del trono y la emancipación de los esclavos forjó entre los hacendados un descontento generalizado.

La monarquía brasileña fue derogada en 1889 y la familia real tuvo que exiliarse luego de un golpe militar. Isabel pasó los últimos 30 años de su vida en Francia.

Doña Isabel I, había nacido en el ¨Palacio Sao Cristovao¨ y, pese a tener una vida cómoda dentro del palacio junto con sus vínculos con la alta sociedad carioca de la época y la realeza europea, nunca dejó de bregar por la necesidad de ver libres a los esclavos en Brasil, quienes habían sufrido todo tipo de vejámenes. Pese a tener en muchas oportunidades a su propia familia en contra, no dejó de luchar hasta conseguir la emancipación de los originarios de áfrica.

Los preparativos para su casamiento -arreglado- se iniciaron en la década de 1860; la encargada de estos enlaces fue su tía Francisca de Bragança, que se contactó con dos primos de segundo grado de la Reina Victoria de Inglaterra. Ellos eran Gastón de Orleans y Luis Augusto de SaxemCoburgo Gota, sobrinos-nietos del Rey Leopoldo de Bélgica y sobrinos de Fernando II de Portugal. A Gastón, le tocó en suerte Isabel y su primo recibió a la Princesa Leopoldina.

En una carta a su hermana, Gastón describió a su prometida así: ¨Para que no te sorprendas al conocer a mi Isabel, te aviso que ella nada tiene de bonito y, por sobretodo, tiene una característica que me llamó la atención. Le faltan las cejas, más el conjunto de su porte y el de su persona, me parece gracioso¨.

El casamiento tuvo lugar en la Capilla Imperial, en Rio de Janeiro. Ese mismo día, 15 de octubre de 1864, partieron en viaje de bodas con destino a la ciudad de Petrópolis y el 10 de enero del año siguiente hacia Europa, donde la soberana conoció a sus suegros.

De regreso a Brasil muchas cosas pasaron hasta la Proclamación de la República que la encontró junto a su familia y lo más destacado de la sociedad brasileña, en el último ¨Baile da Ilha Fiscal¨, en el Palacio Imperial sito en la Bahía de Guanabara, Rio de Janeiro y también el último día de la monarquía en el país.

A pesar del dolor del exilio, Dona Isabel tuvo una vejez tranquila, instalada en el castillo de la familia de su esposo, Gastón de Orleáns, en Eu, Normandía, ya que este -luego- heredó la propiedad. Allí, rodeada de hijos y nietos, hizo de su hogar una embajada paralela de Brasil en aquel lugar; recibía compatriotas, entre ellos al futuro ¨padre de la aviación¨, el joven Alberto Santos Dumont.

Esta princesa, que supo desde su más tierna infancia aproximarse a los negros esclavos, se ganó un lugar de privilegio en la historia de Brasil, por ser quien impulsó la abolición esclavista, tuvo la caridad de sentar a su mesa y compartir un almuerzo en el Palacio Imperial con 14 esclavos que habían huido de sus ¨amos¨, sobre los que la historia cuenta que fue la propia Princesa Isabel quien promocionó la fuga y posterior ayuda.

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