Un argentino en Brasil

Mirá la galería de imágenes. “LOS NAUFRAGIOS SON PARTE DE LA HISTORIA DE ILHABELA” – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Muchas veces me he preguntado adónde van los barcos cuando mueren, cuál es su destino final, cuál es la causa que determina el final de su largo derrotero surcando mares y océanos…

Pero allí está la isla esperando por muchos de ellos; su belleza natural, sus aguas claras y transparentes parecen ser el imán que los atrae hacia su morada final.

Existe este lugar estratégicamente ubicado en medio de las rutas comerciales de África y Europa a América del Sur, llamado ¨Ilabelha¨, cerca del cual Brasil asistió a lo largo del tiempo a un tráfico marítimo intenso que se trasladó a toda la costa marítima de este país.

Los navíos que pasaron por esa región eran inicialmente oriundos de Europa, en comitivas de exploración del nuevo continente, muchos de ellos navegados por corsarios en búsqueda de riquezas en estos mares del sur. Allí interceptaban embarcaciones españolas y portuguesas -en su gran mayoría- cargadas de tesoros que iban hacia el viejo mundo.

Con el paso del tiempo, los navíos pasaron a transportar a quienes serían los habitantes del «nuevo» continente; estos pasajeros viajaban con mercaderías en general y productos poco conocidos en estas latitudes.

Este paraíso cubierto de mata atlántica, rodeado de más de 30 cascadas, tiene el «privilegio» de ofrecer a los turistas su cementerio de barcos hundidos, muchos de ellos considerados de importancia. La parte sur de la isla tiene la mayor concentración.

Irónicamente podemos decir que el mar de ¨Ilhabela¨ es calmo -la mayoría de las veces- aunque se cree que un centenar de barcos duermen el sueño eterno en el fondo de sus aguas.

Embarcaciones de siglos pasados, veleros y barcos de pesca transforman a este lugar del Atlántico en el mayor cementerio naval de Brasil.

La isla está colmada de leyendas; se dice que durante el siglo XVI, piratas ingleses saquearon y escondieron en la región riquezas ocultas en galeones españoles que estarían llenos de oro. Entre ellos, el tesoro perdido que envuelve en la historia al pirata Cavendisch, que supuestamente enterró una gran cantidad de oro en la playa de ¨Saco de Sombrío¨. Si esto fuese verdad, la fortuna estaría todavía oculta allí.

Si bien se la llama playa, ¨Saco de Sombrío¨ no es exactamente una playa, sino que lo que existe allí es una franja de arena al lado del Yacht Club de Ilhabela, con mar calmo de aguas transparentes y el mayor amarradero del lado este de la isla.

Los piratas o bucaneros usaban este sitio como base de sus operaciones, ya que es oculto y está en una posición estratégica, atrás de ¨Punta da Piracununga¨. La entrada en esta pequeña bahía no es divisada desde los barcos que pasan por la ¨Bahía de Castellanos¨, por lo que los corsarios solo tenían que aguardar la travesía de las embarcaciones portuguesas para abordarlas.

La explicación para tantos naufragios es que los barcos tenían sus instrumentos de navegación alterados por un campo magnético, que ocasionaba que se alejaran muchas millas de la ruta trazada y chocaran contra rocas o bancos de arena casi llegando a la costa.

Sea o no verdadera esta historia, puede apreciarse que la costa sur de la Isla de ¨Sao Sebastiao¨, es considerada el edén del buceo de naufragios que va desde pequeños barcos de cargas hasta de pasajeros, sin dejar de lado los antiguos a vapor.

Dentro de los buques caídos en estas aguas, se destacan las naves de carga ¨Aymoré¨ hundida en 1920; ¨Therezina¨, un año antes y el ¨Atilio¨, naufragado en 1905.

En el fondo de este océano puede explorarse el bajel de bandera británico ¨Whator¨, hundido en 1909 y el lujoso trasatlántico español ¨Príncipe de Asturias¨, que se fue a pique durante el carnaval de 1916, llevando consigo hacia el fondo del mar a 477 personas, aunque se habla de un número mayor de pasajeros no registrados porque eran refugiados de la primera guerra mundial que viajaban de forma clandestina. Este buque naufragado se encuentra en el lado este de la isla, en la ¨Bahía de las Galletas¨, al lado de la playa de las ¨Figueiras¨.

Además, se adjudica a una serie de factores relacionados con las condiciones geográficas y geológicas del archipiélago, sus repentinas mudanzas climáticas, entre ellas los frentes fríos provenientes del sur, que alteran las corrientes marítimas, la causa de tantos siniestros con los navíos en este lugar del continente. También, la ausencia de señalización que indique sectores rocosos en el lecho del mar, contribuyó a esta gran cantidad de accidentes.

En el año 2011 se encontró un antiguo naufragio en la ¨Praia de Castelhanos¨; lo halló la arqueóloga Cintia Bendazolli, coordinadora del proyecto de Gestión y Diagnóstico del Patrimonio Arqueológico de Ilhabela. Estos restos fueron localizados luego de un intenso período de lluvias en un feriado de Pascuas, que desenterró de la arena la carcasa de la embarcación que había sido construida con pino de Riga, madera originaria de Eurasia. Es un barco que tiene gran cantidad de clavos y remaches de hierro. Las investigaciones realizadas apuntan que posiblemente la nave sea originaria del norte de Europa, puede ser holandesa o inglesa y data del año 1840, aproximadamente.

Ilhabela: un paseo por la historia de un lugar de excelencia para disfrutar sus playas, donde los naufragios son parte de la historia.

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