Un argentino en Brasil: “Adelina la Charuteira”

La esclava de su propio padre – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Existen historias que son propias de una época ya pasada, adecuadas a fantasías que para muchos no pasaron de eso, de quimeras ocurridas en los escenarios más remotos o lejanos en el tiempo y, buceando en la historia de los personajes que hacen la tradición, encontramos que aún transcurridos tantos lustros desde la abolición de la esclavitud en Brasil, allá por el año 1888, siempre aparecen personajes que se destacaron por su lucha, tesón, perseverancia y ganas de vivir, entre otras vicisitudes.

En esta oportunidad, damos a conocer a través de esta columna, la historia de una esclava inteligente e instruida, de nombre Adelina, quien fuera una de las grandes protagonistas de la abolición de la esclavitud en Brasil.

Nacida en el siglo XIX, en São Luís de Maranhão, capital del estado homónimo, en el norte brasileño, hija bastarda de un rico hacendero, tiranizada al igual que su madre, conocida como “Boca da Noite” (Boca de la Noche).

Su propietario y padre le había prometido liberarla cuando cumpliese los 17 años de edad, juramento que no fue cumplido.

Adelina fue esclava de su propio progenitor y, gracias a esa situación, sabía leer y escribir, hecho poco común para los oprimidos.

Su dueño empobreció por el mal accionar comercial y se dedicó a fabricar charutos –cigarros de hojas o puros-. A partir de ese momento, la joven Adelina, pasó a ser encargada de ventas y también ayudaba en el armado y selección de las hojas de tabaco.

Dos veces por día, recorría los distintos sectores de la ciudad, incluidos los bares, para ofrecer los productos hechos con hebra de tabaco. Los distribuía de a uno o en pequeños envoltorios de varias unidades a los transeúntes, comerciantes y trabajadores.

Los estudiantes del liceo eran sus clientes predilectos y constantes. Por eso, ella siempre recorría el “Largo do Carmo”, uno de los principales puntos turísticos de la ciudad, sitio de mucha importancia cultural por su calle larga y empedrada y sus construcciones coloniales, verdadera reliquia de otra época.

También asistía a las reuniones populares en su disputa abolicionista, tan promovida por los mismos estudiantes y algunos esclavos alforriados (negros que habían comprado su libertad).

A partir de ahí, la vendedora de cigarros, pasó a ser una frecuentadora asidua en pro de la liberación de los esclavos, en la sede social llamada “Clube dos Mortos” (Club de los Muertos).

Pasó a tener un rol protagónico, porque Adelina conocía bien la ciudad y era, para las autoridades, una simple vendedora inofensiva. Eso le facilitó transitar las calles de São Luís.

Llevaba y traía datos de valor con primicias que conseguía a través de sus relaciones con los compradores de charutos. Obstaculizaba así a los mandos policiales, para no actuar en los encuentros por la libertad y cuando las fuerzas del orden estaban por realizar un allanamiento, la vendedora, avisaba a sus correligionarios que se anticipaban a los mandos y no realizaban reuniones. Esto fue de gran ayuda para la evasión de los esclavos.

Por entonces, el nombre de Adelina era poco conocido. Pero ella no dejaba de ser notable entre su gente. Esta hija bastarda de un expotentado y hacendado, fue una mujer que luchó contra la esclavitud y que tiene su nombre grabado en la historia pese a la oposición machista y el color negro de su piel.

Adelina, la esclava distinta, la que apodaron también la “Charuteira”, la que en las horas vagas también cosía ropa para ganarse el sustento, esta colaboracionista de sus pares -negros esclavos- era respetada.

Mientras, sus compañeros de penurias eran reprimidos si se los encontraba vendiendo objetos en las calles. Las autoridades coloniales decían que no podían tener la libertad de circular, ni tener contacto con otros esclavos, porque se tornaban intermediarios de los líderes de los quilombos.

Adelina, o sencillamente la “Charuteira”, con su ejemplo de vendedora ambulante, trabajaba para la subsistencia de los futuros liberados. Fue la precursora y son sus herederos directos, las bahianas de Acarajé o los vendedores de cocadas en Río de Janeiro y otros luchadores a lo largo y ancho de Brasil.

Dice la poesía que Adelina nació en la Isla del Amor, de espíritu batallador, tan valeroso y verdadero, de maravilloso corazón. Salve Adelina la “Charuteira”, de São Luís de Maranhão!.

 

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