Un argentino en Brasil: “Azúcar”

La primera actividad económica en Brasil – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

En el año 1530, los portugueses comenzaron finalmente a afirmarse en tierras brasileñas. Antes de eso, los lusitanos se limitaban a realizar expediciones que protegían el litoral de invasiones extranjeras, hacían el reconocimiento de tierras todavía desconocidas y promovían la búsqueda del “Pau Brasil”, árbol de madera noble muy utilizado de cuya resina se extraía una tintura para dar color a tejidos de alta calidad y otros teñidos.

Esa fue la primera actividad económica de los colonos en la reciente descubierta tierra de “Santa Cruz”, en el siglo XVI y de la abundancia de este árbol en los bosques inexplorados habría nacido el nombre de Brasil.

A pesar del lucro con el “Pau Brasil”, los europeos pasaron a tener la necesidad de explotar otro tipo de riquezas que acrecentaran más sus ganancias.

Sin encontrar oro por estas latitudes, la administración extranjera optó por trabajar la caña de azúcar en la región del litoral brasileño.

Los lusos iniciaron la explotación azucarera debido a que ya dominaban las técnicas de plantación, actividad que realizaban en las Islas de Madeira y Açores -colonias portuguesas-. Además de eso, el azúcar era un producto de gran necesidad y aceptación en Europa por lo que se obtenían muchos dividendos y el clima y suelo de Brasil favorecía ampliamente esta actividad.

Los primeros trabajos luego del comienzo en el litoral, se expandieron con mucho éxito a las capitanías de “Sao Vicente” y “Pernambuco”. Estas se desplegaron en grandes extensiones de tierra y dieron muy buenos dividendos a los productores y al gobierno de Portugal.

A pesar de todo, estas plantaciones exigían la disponibilidad de mucha mano de obra, por lo que comenzó la exportación de indios y africanos a través del tráfico y nació entonces la mano de obra esclava.

La organización de estos sembradíos contaba con una estructura donde los dueños de estos establecimientos instalaban sus casas en las regiones más elevadas de los terrenos y las llamaban “Casa Grande”. Las ubicaban allí en lo alto, estratégicamente, con el objetivo de fiscalizar todas las actividades y estar atentos ante posible revueltas de los esclavos.

Estos, a su vez, moraban en las llamadas “Senzalas”, lugares de hacinamiento, sin confort de ningún tipo ni higiene personal, sin baños. Dormían en hamacas luego de largas horas de trabajo de sol a sol. El servicio por ellos realizados era tan intenso, sacrificado y abusivo que muchos no llegaban a los 40 años de vida.

En muchos establecimientos había un ingenio para transformar la caña en azúcar, aunque no todos los agricultores poseían uno, ya que el costo de construcción y mantenimiento exigía una gran inversión.

El ingenio se constituía en tres subestructuras: Molienda, donde se extraía el caldo de caña; Caldera: en el cual el caldo era hervido y se transformaba en melaza y el sector de Purificación: donde la melaza se transforma en azúcar.

Durante y después de la colonización de Brasil, las plantaciones de caña fueron una de las más importantes actividades económicas del país.

En la actualidad, la caña de azúcar es utilizada también en la producción de combustibles y otros productos de gran importancia para la economía brasileña.

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