Un Argentino en Brasil: Bahía de Guanabara

Postal de Rio de Janeiro. Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Cuando el turista llega a Río de Janeiro, lo primero que quiere conocer son los puntos
estratégicos, panorámicos, que identifican a la “Cidade Maravilhosa” y, entre ellos, la
magnificencia emblemática del “Cristo Redentor”, con esa imagen-postal, única en el mundo, o el Cerro “Pão de Açucar”.

Para esto les propongo iniciar un viaje imaginario por la “Bahía de Guanabara” considerada, por muchos especialistas, la ensenada más bella del mundo.

A lo largo de su contorno, se descubren bellezas naturales de formaciones únicas además, de construcciones realizadas por la mano del hombre, que se destacan en este escenario que, para quien no lo conoce, es de una perfección pocas veces vista.

Observamos que la Barra o entrada a la “Bahía de Guanabara”, mide proximadamente 1500 metros, teniendo a un lado el morro “Pão de Açucar”  y el “Morro Cara de Cão” (cara de perro), y en el otro extremo las rocas y los picos donde se sitúa la “Fortaleza de Santa Cruz da Barra”.

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La parte más ancha de la bahía posee una extensión de 28 kilómetros y su máxima amplitud es de 30. El perímetro totaliza 140 kmts y su profundidad alcanza los 52 mts, y se localiza justamente en su entrada por el sector de la barra, para apreciar la imponente suntuosidad.

Esta tarjeta de presentación ciudadana se completa al subir al “Pão de Açucar”, al “Cerro Corcovado” –Cristo Redentor-, y al realizar un paseo en barco en un día de sol para disfrutar de una belleza deslumbrante.

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La “Bahía de Guanabara”, sufrió algunas alteraciones de su contorno debido a una serie de construcciones a su alrededor, que dificultan la apreciación del “Morro da Viuva” -Morro de la Viuda-, y el “Morro do Mosteiro de São Bento”, –Morro del Monasterio de San Bento-, por eso desde los inicios del siglo XXI este paisaje carioca alterna su hermosura natural con sus fastuosas residencias.

El mote de ser considerada como la más linda entre las bahías más lindas del mundo junto a la de Nápoles (Italia), Constantinopla (Turquía), Sídney (Australia), San Francisco (EEUU) o la Bahía de todos los Santos en Salvador Brasil, es por su entorno que reúne playas y sectores con vistas panorámicas espectaculares y que, pese a las vicisitudes de estos tiempos, aun hoy se pueden disfrutar.

La bahía fue habitada por los Indios Termiminós, y descubierta por la expedición exploradora portuguesa de 1501, comandada por Gaspar Lemos, un 1 de Enero. Los portugueses la  confundieron con el final de un gran río, al cual denominaron Río de Janeiro.

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La entrada no era tan estrecha como lo es hoy, ya que existía el conjunto de los morros “Cara de Cão”, “Pão de Açúcar” y “Urca”, que formaban una isla llamada de la Trinidad. En la actualidad es una península, fruto de una nivelación de terreno -donde se arrojaron toneladas de tierra y escombros-, durante el siglo XVI.

Digamos que la modificación de estos contornos irregulares, hace de “Guanabara”, un puerto natural, que favorece la actividad mercantil, muy valiosa, para el desarrollo económico de Río de Janeiro y Niteroi.

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Fue el principal acceso a la ciudad de Río durante siglos, y acabó absorbida por el amplio crecimiento urbano a partir de la segunda mitad del Siglo XX.

En la actualidad, se observa un intenso tráfico de navío asi como también, la circulación de balsas, catamaranes y de Aero barcos que empalman el centro de Rio de Janeiro con la Isla de Paquetá, Isla del Governador y Niteroi, aunque para unir Niteroi con Rio se utiliza el Puente Presidente Costa e Silva.

Pinceladas simples, en nuestro paseo imaginario junto al lector, de uno de los puntos neurálgicos de la capital de los cariocas: la “Bahía de Guanabara”.

 

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