Buceando en la historia de lo que dejó la época de la esclavitud descubrimos -además de la nota anterior, donde hablámos de los “Quilombos” en Brasil-, una realidad existente en la ciudad de “Quissamá”, en el norte fluminense, a menos de 340 kms de Rio de Janeiro.
Para la gran mayoría es un lugar totalmente desconocido, pero aunque usted no lo crea, amigo lector de Diario de Cultura, aún existe en esta comunidad una enorme y antigua “Senzala” (grandes alojamientos destinados a albergues esclavista en las haciendas cafeteras del Brasil Colonial), con familias descendientes de esclavos que decidieron preservar el estilo de vida de los antepasados negros que vivieron en esta localidad, muchas de ellas van por la octava generación.
Podemos decir que 300 grupos familiares residen en el llamado “Complejo da Machadinha” (Complejo del Hacha Pequeña). Son 983 “Quilómbolas” (moradores de quilombos), todos cargan en sus venas sangre del tiempo del sometimiento. Cabe destacar que la estructura habitacional del lugar fue erguida con mano de obra esclava de negros traídos de Angola y otros países africanos.
Comenta una residente: “Soy tataranieta de esclavos, la madre de mi bisabuelo fue ama de leche de la familia propietaria de la Casa Grande (casa principal del ingenio donde residían los propietarios), mis tíos eran esclavos encadenados que vivían en este lugar», cuenta Dalma dos Santos.
La “Casa Grande”, hoy en ruinas, fue construida entre los años 1853 y 1857 y en torno de ella existen varias “Senzalas” y almacenes.
La capilla “Nossa Senhora do Patrocinio”, construida en 1833, es un edificio que está bien conservado; mantiene su embaldosado antiguo y el altar es el mismo de aquel tiempo, con detalles de hojas en oro. Todo esto dentro de la hacienda “Machadinha”, sitio destacado como patrimonio histórico en 1979.
En la actualidad las “Senzalas”, ya no poseen su piso original de tierra y sí una cerámica de color rojo. El techo de barro es el mismo que confeccionaron las esclavas de la época y las vigas, puertas y ventanas son las auténticas.
Dialogando con otro vecino de nombre Gilson Inácio da Silva de 77 años, quien vive en la “Senzala” numero 7 y al preguntarle si desea abandonar este lugar, respondió: “De aquí salgo para el cementerio, en el complejo está mi pasado, no puedo renunciar a nada”.
Estos herederos de los esclavizados unieron fuerzas para hacer de esta esfera una manera de perpetuarse y ofrecer a los turistas parte de su inhumana tradición, ya que el antiguo barracón de la “Casa Grande”, fue transformado en restaurante.
Los “quilómbolas” rescataron platos típicos, varios objetos de alimentación, mesas y sillas de madera, pantallas de luz de caña de bambú y una cocina a leña del período colonial, que son el atractivo principal de los visitantes.
Los días domingos este espacio es frecuentado por una gran cantidad de turistas que disfrutan los platos típicos que otrora comían los cautivos, tales como “Bolinho Capitão de Feijão” (especie de albóndiga de poroto negro), variedad de sopas y la tradicional feijoada. De este trabajo se encargan las cocineras María José de Azevedo y su prima de idéntico nombres y apellido.
Puede observarse apenas se ingresa a la antigua “Fazenda (Hacienda), Machadinha”, el ala de las “Senzalas”. Enfrente de estos barracones existen dos árboles gigantescos que ofrecen buena sombra y es allí donde los primitivos cautivos bailaban el “Jongo” (danza africana).
Vestidos de blanco, al ritmo de los tambores y cánticos, hoy los sucesores reeditan el festejo y van ganando ritmo para curiosidad de quienes concurren al lugar. En las letras de esas canciones se destaca en cada frase el rescate de la lucha de los esclavos.
Otra moradora de este pedazo de historia viva, comenta que: “antiguamente era un hombre o una mujer que danzaba separadamente en el medio de la rueda de festejantes; en la actualidad se baila en pareja», dice doña María Natividade da Conceição, quien agrega que una de las “Senzalas” del complejo fue reservada para un memorial, con fotos, libros y objetos que detallan la historia del sitio”.
Dentro de esas publicaciones, encontramos narrativas de cuentos muy añejos y se ofrecen artesanías producidas por los nativos del complejo.
Lo que a muchos esta elección de vida nos parece una manera triste de custodiar el pasado que marcó una época muy cara al sentimiento de los seres humanos, para los herederos de aquellos esclavizados y a título de homenaje, es mantener latente una
tradición que ellos preservan con orgullo…
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Alberto Antonio Curia es Consultor Turístico y Agente de Viajes.
Brindamos un servicio exclusivo y personalizado de paquetes turísticos a todos los destinos del Brasil. Nuestra agencia es atendida por profesionales capacitados y con experiencia en el área de turismo.
Proyectar un buen viaje es fundamental para disfrutar mejor los destinos turísticos que Brasil tiene para ofrecer: Cataratas del Iguazú (Foz do Iguaçú), Recife, Río de Janeiro, Búzios, Cabo Frío, Arrial do Cabo, Río das Ostras, Salvador Bahía, Porto de Galinhas, Florianópolis, Balneario Camboriú, Governador Celso Ramos, Itapema, Fernando de Noronha o el destino que usted proponga.
Nuestra agencia selecciona prestadores de servicios de alta calidad y nuestros paquetes de viajes, en todos los destinos brasileros, incluyen vuelos, hoteles o departamentos de 2,3 y 4 ambientes, excursiones, transfer, etcétera.
Viaje al Brasil: Consultor Turístico Río — [email protected]