Un argentino en Brasil: El Palacio de Friburgo

RESIDENCIA DEL CONDE DE NASSAU – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

En la avenida paulista, corazón financiero y sentimental de la ciudad de San Pablo es posible, actualmente, volver al pasado y visitar uno de los puntos míticos del llamado Recife Holandés.

Este acervo de la cultura brasileña -un impresionante conjunto de obras de arte, manuscritos, libros, mapas y documentos con más de 5 mil objetos sobre la formación y construcción de Brasil-, donde se exhibe una reconstrucción virtual del “Palacio de Friburgo”, nada más y nada menos que la residencia oficial del conde Mauricio de Nassau.

Es la primera vez que puede apreciarse la residencia sin ser observada a través de mapas, ilustraciones o fotos.

Este material lanza nuevas luces sobre la ascendencia holandesa en el estado de Recife, un periodo de la historia donde se aprecian los barrios de “Santo Domingo” y “Sao José”, con el clásico trazado holandés.

Fue a partir de la llegada de Mauricio de Nassau a Pernambuco que Brasil dejó de ser apenas una colonia austera con el solo objetivo de enviar materia prima y los dividendos del azúcar para la metrópoli portuguesa y comenzó a despegar.

Ampliando la razón precursora, Nassau urbanizó y desplegó Recife dándole una vida metropolitana en contraste con los hábitos coloniales, destacando que la presencia holandesa fue uno de los episodios más sustanciales de la historia de Brasil, con resultados dominantes en el desarrollo de las artes y ciencias del país.

Joao Mauricio de Nassau llegó a Recife en 1637; dos años después el ingeniero Pieter Post confeccionó el plano de la “Ciudad Mauricia” y proyectó el palacio que contaba con amplios salones, 2 torres, áreas sociales y lugar para fiestas que era frecuentado por los señores de los ingenios azucareros, lo que le permitía a Nassau garantizar el cobro de los impuestos por el azúcar.

En las inmediaciones había casas para los criados y los invitados que frecuentaban el lugar, como artistas y científicos.

Era un edificio con dos salas de frente, subsuelo, y al cuerpo principal se llegaba a través de una escalera de dos cuerpos, con una antesala menor. En ese lugar, se encontraban dos cuadros de Frans Post. En el segundo piso estaba el área privada y residencial del propietario; allí Nassau dormía solo, por lo cual existían comentarios o de que era gay o bien de que tenía una relación con Anna Paes, del “Engenho de Casa Forte”.

En el frente del terreno, existía un jardín proverbial donde el conde reunió con un gran entusiasmo casi todos los ejemplares de la flora tropical.

El palacio duró hasta 1774. Después de la expulsión de los holandeses, llegaron y residieron en la mansión gobernantes portugueses.

Un salón fue transformado en “Casa de la Moneda” y, posteriormente, el gobernador José Cesar de Menezes mandó a demoler la construcción, lo que fue un verdadero desatino ya que era una obra bellísima.

Hay muchos comentarios con respecto a su demolición, debido a que se creía que en el lugar existían muchas monedas de oro enterradas en botijas.

Existe, por lo menos, un gran legado preciso de Friburgo, porque miembros de la comitiva del Conde de Nassau y huéspedes del propio palacio, los artistas Albert Eckhout y Frans post, ejecutaron sus telas e ilustraciones que figuran como algunas de las primeras grandes narrativas pictóricas del “Brasil Colonia”, para simplemente decorar las paredes de la mansión de Friburgo.

El Palacio de Friburgo, fue local de residencia del gobernador Conde Joao Mauricio de Nassau-Siegen. El palacete fue construido en la Isla de Antonio Vaz, actual barrio de “Santo Antonio”, en Recife, en el área donde hoy se encuentra el Edificio de Gobierno, llamado Palacio do Campo das Princesas, el Teatro Santa Isabel y gran parte de la Plaza de la República.

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