Un argentino en Brasil: La Biblioteca Nacional

Está en Río de Janeiro y es considerada entre las 10 más Importantes del Mundo. Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Es muy importante para cualquier sociedad estar identificado culturalmente con esos guardadores de la historia a través de los libros que son las bibliotecas, tan necesarias como verdaderos custodios de la bibliografía de todos los tiempos. Para esto como simple curiosidad periodística, DiariodeCultura, visitó uno de los bastiones más importantes culturalmente hablando, no sólo de Río de Janeiro sino de todo Brasil: La Biblioteca Nacional.

El surgimiento de la Biblioteca Nacional comenzó con la llegada de la familia Real Portuguesa a Brasil, en 1808.

Cuando llegaron la Reina de Portugal Doña María I y de Don João, Príncipe Regente, trajeron un inmenso caudal de libros y manuscritos, mientras que historiadores afirman que todo comenzó en 1755, cuando Lisboa, capital de Portugal, sufrió un gran terremoto que produjo incendios y derrumbes, lo que damnifico muchos documentos de la “Real Livraría”, en aquella época considerada una de las más importantes del mundo.

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En ese período, el Rey “Dom José I de Portugal” y el ministro “Marqués de Pombal”, se empeñaron en reunir lo poco que quedaba de la “Real Livraría” y organizaron en el “Palacio d´Ajuda”, una nueva biblioteca.

Fue de esa nueva organización de libros y escritos que se formó ese acervo tan importante que vino para Brasil y que contaba con sesenta mil piezas, entre libros, manuscritos, mapas, estampas, monedas y medallas. Estos objetos de inmensurable valor fueron guardados inicialmente en una de las salas del Hospital da Orden Terceira do Carmo.

En el año 1810, Brasil, a través de un decreto del Príncipe Regente, determinó que debería ser construida una sede oficial para la Biblioteca Nacional (llamada antiguamente Real Biblioteca). Por eso, la fecha del 29 de octubre de 1810 es considerada como la fundación del Archivo, que se abrió al público en 1814.

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En 1821, la Familia Real regresó a Portugal y gran parte de la colección fue retornada al país luso.

Tres años después de la proclamación de la Independencia, la adquisición de la Biblioteca Real por Brasil fue regulada mediante la Convención Adicional al Tratado de Paz y Amistad celebrado entre brasileños y portugueses. A partir de ese momento, la biblioteca pasó a llamarse “Biblioteca Imperial e Pública da Corte” y, con el correr de los años, llegó el nombre actual: Biblioteca Nacional.

Pero no todo fue color de rosas ni gratuito para Brasil porque, luego de varias discusiones, se llegó a un acuerdo y tuvo que pagar por los títulos que quedaron en Río de Janeiro, una especie de indemnización que costó una cifra muy importante a las arcas del país.

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En el año 1858, con la finalidad de tener un espacio que resguardar mejor el patrimonio acumulado y en constante crecimiento, la Biblioteca fue transferida para la “Rua do Passeio” (calle del paseo) 60, en el Largo da Lapa, edificio donde se encuentra la escuela de Música de la Universidad Federal de Río de Janeiro en la actualidad.

El desarrollo permanente de este patrimonio fue fundamental para la realización de un proyecto de construcción de una sede que atendiese todas las necesidades de la biblioteca. Así fue proyectado el predio actual, que comenzó a construirse en agosto de 1905 y se inauguró en octubre de 1910.

Además de un gran contenido para investigaciones, la entidad posee una dependencia de Derechos Autorales, para registro de derechos de autor, entre otras áreas.

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En 2006, fue creada la Biblioteca Nacional Digital, concebida de forma amplia en un ambiente donde están integradas todas las colecciones digitalizadas.

La Biblioteca Nacional de Brasil es considerada por la UNESCO, como una de las diez mayores bibliotecas nacionales del mundo y la mayor biblioteca de América Latina, ya que se calcula que posee unos 10 millones de libros.

Es esta fortaleza cultural, se constituyó la añeja librería de “Dom José”, organizada sobre la inspiración de Diogo Barbosa Machado, Abad del convento Santo Adriao de Sever.

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