Un argentino en Brasil: “Ley Aurea”

129 años del fin de la esclavitud – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Pasaron 129 años desde aquel 13 de Mayo de 1888, cuando tras una larga batalla de los abolicionistas para finalizar con la esclavitud en Brasil durante el siglo XIX, se firmó la “Ley Áurea”, que tenía por finalidad liberar a todos los esclavos que dependían de los señores de la industria y de la élite cafetera, entre otras ocupaciones.

Hasta la promulgación definitiva de la abolición de la esclavitud, muchas ordenanzas fueron creadas con la idea de “liberar paulatinamente” a los trabajadores forzados.

En Septiembre de 1871 fue creada la “Ley del Vientre Libre”; la libertad de vientres fue un principio jurídico que se implantó en el siglo XIX en los países abolicionistas de la esclavitud, consistente en otorgar la libertad a los hijos nacidos de esclavas, e indicaba además que se prohibía el trabajo de negros esclavizados que no habían alcanzado la mayoría de edad y la Ley de los Sexagenarios, favorable a los cautivos de más de 60 años.

Esta decisión final tendría el deseo y múltiples peleas de la regente de Brasil en aquellos años: la Princesa Isabel fue la responsable de firmar la “Ley Áurea”, después de diversos intentos de los integrantes de la “Campaña Abolicionista”, que se repetian desde 1870.

Hubo grandes esfuerzos por avanzar con la libertad de los esclavos de la propia Princesa Isabel. Ella votó -en su momento-, a favor a la “Ley del Vientre Libre”, como senadora del Parlamento y financió quilombos y refugios de esclavos con el fin de liberarlos.

Este ansiado proyecto de la “Ley Áurea”, fue presentado por primera vez una semana antes de ser aprobado, por el ministro Rodrigo Augusto da Silva. Pasó por la Cámara baja y avanzó rápidamente en el Senado, para llegar a la firma de la princesa regente.

Fue una medida estratégica, porque los diputados y algunos senadores querían que el proyecto de ley fuese aprobado de cualquier manera mientras el Rey D. Pedro II viajaba al exterior.

El beneplácito de la ley se volvió una navaja de doble filo para la soberana. Si por un lado ella pretendía impulsar su carrera política, acabó arruinando todas las posibilidades al firmar la ley. De hecho, la rúbrica fue un enorme paso dado por los liberales, que un año más tarde irían a derrumbar el sistema monárquico en favor de la ”Proclamación de la República”.

Por más que la liberación de los esclavos representase la victoria luego de muchos años batallados contra las élites, la oligarquía y los blancos amos del poder, los negros no fueron absueltos en su totalidad. Al principio, no hubo posibilidades económicas que permitiesen a los antiguos esclavos sustentarse en forma independiente. Así, muchos continuaron prestando servicios a sus señores para garantizar morada y alimentación.

De todos los países del Continente Americano, Brasil fue el último en abolir la esclavitud. Aún hoy, más de un siglo después de aprobada la “Ley Áurea”, el régimen esclavista todavía resiste en agriculturas y grandes pedazos de tierra, encubiertos por leyes que no contemplan a estos trabajadores en algunos lugares de Brasil.

La esclavitud no era solo un sistema de explotación del trabajo. Como institución social era, entre otras cosas, un conjunto de opiniones y creencias por el cual se tomaba al individuo de raza negra como un ser inferior, por eso los maltrataron, ultrajaron y denigraron.

Es difícil imaginar la integración a la sociedad brasileña de los antiguos esclavos a partir de Mayo de 1888. Por esto, el día 17 de ese mes, se celebró la “Misa Campal en San Cristóbal”, en Rio de Janeiro, una conmemoración de Acción de Gracias por el fin de la esclavitud en el Brasil.

La festividad contó con la presencia de la Princesa Isabel acompañada por su esposo, el Conde D´Eu, Príncipe Consorte, autoridades y políticos. Según cuenta la historia, fue un espectáculo imponente, deslumbrante y cargado de emociones sinceras y de las otras. Unas 30 mil personas se dieron cita para celebrar el acontecimiento en San Cristóbal.

La abolición de la esclavitud en Brasil dejó atrás gran parte de una de las historias más tristes del país y llevó la firma de: Doña Isabel Cristina Leopoldina Augusta Micaela Gabriela Rafaela Gonzaga de Bourbon Braganza y Orleans, Princesa Imperial y Regente del Imperio de Brasil.

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