Un Argentino en Brasil: Los autos

LA HISTORIA DEL AUTOMOVIL BRASILEÑO – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

De acuerdo con los historiadores, el primer automóvil llegó a Brasil fue en el año 1893, perteneció a la familia del padre de la aviación; Albert Santos Dumont, era un Peugeot Type 3 y la seguna unidad tardó mucho tiempo en pisar tierras paulistas.

En el año 1900, el entonces intendente de San Pablo, Don Antonio Prado, instituyó una ley por la que reguló el uso del automotor en la ciudad y un impuesto a pagar, al igual que los otros medios de transportes. Un hecho curioso de como los ciudadanos hacían valer su voz, fue que el mismísimo Santos Dumont, solicitó la eximición de la tasa debido al mal estado de las calles, lo que motivó una discución sin precedentes entre estas dos personalidades.

Allá por 1903, existían en San Pablo seis automóviles que circulaban por la ciudad, lo que motivó al municipio a exigir una placa de identificación de las unidades, que obligatoriamente tenía que ser expuesta en la parte trasera del vehículo y delimitó, entre otras reglas, la velocidad que no debía superar en las calles de la ciudad los 30 km/h.

En 1904, se dispuso el primer examen para conductores; la primera habilitación fue la del Sr. Menotti Falchi -dueño de la fábrica de chocolates Falchi, en la ciudad de San Pablo que por entonces contaba con 83 vehículos.

En el inicio de la era automotriz, el poseer un automóvil era privilegio de una pequeña élite y ser chofer era un empleo muy bien remunerado, además de ser garantía de seguridad.

Años más tarde, en 1919, llegó a San Pablo, Ford Motors Company. Se instaló en un galpón alquilado, donde se desarrolló el proyecto del popular Ford T, llamado cariñosamente de «Ford a Bigote». Un año mas tarde comenzó el montado de los primeros camiones, hecho que le exigió a la empresa instalarse en un espacio mayor.

En 1925, le nació a la Ford un competidor: llegó la General Motors, con una fabricación diaria de 25 unidades automotrices. El acontecimiento generó un gran suceso de ventas, y al final de ese mismo año, había vendido casi 5.600 autos, éxito que obligó a la empresa a aumentar su producción a 40 autos por día.

En 1930, la General Motors, se mudó a un terreno de 45 mil metros cuadrados en Sao Caetano do Sul, gran San Pablo, donde permanece hasta hoy.

En 1950, importado por la empresa Brasmotor, arribaron a Brasil las primeras 30 unidades del Fusca -Escarabajo-, y algunas Kombis, fabricados en Alemania por la Volkswagen, vehículo que era visto con mucha desconfianza en el inicio, tornandose luego en el mayor suceso de ventas y gusto popular en Brasil.

En 1953, la Volkswagen inauguró su filial brasileña con una planta de montaje al igual que el comienzo de Ford y General Motors, en un espacio alquilado en la gran San Pablo.

Debido al impulso de estas tres grandes empresas automovilísticas mundiales, el entonces presidente del Brasil, Don Getulio Vargas, le dió forma a la nacionalización y formación de la industria automovilística en el país y publicó un documento en el que constaría que de alli en adelante podrian ingresar a Brasil vehículos desmontados con piezas que no se fabricasen en territorio brasileño.

Durante el gobierno de Juscelino Kubitscheck, se creó definitivamente la conciencia de una verdadera industria automovilística nacional, con reglas establecidas, para elaborar la mayoría de los elementos necesarios para armar un vehículo. Entonces, fue creado un nuevo órgano llamado Grupo Ejecutivo de la Industria Automovilística -GEIA- y a través de esta institución se ofrecieron estímulos fiscales a las empresas interesadas en la fabricación, las que se comprometerían a producir camiones con el 90% de componentes nacionales y en automóviles un 95%, lo que, con el correr del tiempo, se cumplió tal como la ley lo solicitaba.

En la fase de implantación de la industria automovilística nacional, se recibieron más de 20 proyectos, de los cuales solamente 17 tuvieron aprobación y de ellos solo se concretaron 12:
– Fábrica Nacional de Motores F.N.M. (camiones, ómnibus y automóviles);
– Ford Motor do Brasil S/A (camiones, automóviles, utilitarios y tractores);
– General Motors do Brasil S/A (camiones y automóviles);
– Internacional Harvester S/A (camiones);
– Mercedes Benz do Brasil S/A (camiones y ómnibus);
– Scania Vabis do Brasil (camiones y ómnibus);
– Simca do Brasil (automóviles y camionetas);
– Toyota do Brasil S/A (utilitarios);
– Vemag S/A (automóviles, camionetas y utilitarios);
– Volkswagen do Brasil S/A (camionetas, furgones y automóviles);
– Willys Overland do Brasil (utilitarios, camionetas y automóviles);
– Karmann Ghia do Brasil (carrocerías de automóviles).

De esta manera, el automóvil de fabricación nacional se tornó una realidad muy palpable y la «fiebre» por consumirlo era bien marcada en la preferencia de la gente. Era publicitado en los principales periódicos, radio y TV y el Fusca de Volskwagen (imágenes), denominado «escarabajo en la Argentina, era la verdete preferida del público brasileño, por lo que batía todos los récord de venta, se tornó popular y fue reconocido como el auténtico vehículo brasileño.

 

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