Un argentino en Brasil: Santuario Sorocaba

Un refugio de amor para rescatar primates. Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Cuando un ser humano intenta reparar el error de otro, se apiada y brinda una segunda oportunidad, nos damos cuenta de que puede existir una mañana mejor.

Esto se demuestra en el “Santuario Sorocaba”, en la ciudad homónima, en la gran San Pablo, dónde un puñado de hombres y mujeres con mucho amor recuperan –cuando se puede- y les dan una vida mejor, a simios de todas las especies.

Allí, alejados del gran público, conviven algo más de cincuenta chimpancés rescatados de parques, zoológicos y/o circos.

Un lugar acogedor que se convirtió en un verdadero refugio para estos animales que sufrieron traumas producto del mal trato y encierro, luego de ser sacardos de su hábitat natural.

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Esta sana intención surgida hace algo más de dos décadas y asociada desde el año 2000 al Proyecto Protección a la vida, libertad y la no tortura de los orangutanes, chimpancés, gorilas y otras variedades, genera un trabajo incansable para salvar especies muy sometidas.

Recorriendo el lugar, observamos allá en lo alto de una torre de cemento, a “Dolores”, una chimpancé de aproximadamente 20 años de edad, que da saltos de manera imperiosa, aplaude y grita tenazmente ante la apatía de algunos de sus colegas de entorno. Las secuelas de su vida circense, la dejaron «radicalmente anormal», según cuenta el dueño de esta reserva, de nacionalidad cubana, Pedro Alejandro Ynterian.

De todas maneras y del mismo modo que en los parques zoológicos o circos, en este «templo sacro» los animales están en cautiverio. Pero el contexto, es totalmente distinto –resalta su propietario-, ya que aquí no sufren el «estrés» del público, el espacio de las instalaciones es superior a otros establecimientos y, lo más importante, la alimentación es ilimitada.

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Aquí, los chimpancés son las valiosas “estrellas” de este «tabernáculo» de medio millón de metros cuadrados. En este espacio cohabitan con otro tipo de simios y, además, con aves, leones y osos, la mayoría rescatados por las autoridades regionales de circos y zoos, así como la incontrolable red de tráficos de animales.

El Director de este lugar, destaca también que: «no solemos recibir más animales. En el tema de los monos y las aves estoy a favor de que sean puestos en libertad. Con los chimpancés es muy diferente porque no tienen adonde ir. Son de África y los africanos no los van a aceptar de vuelta». Ynterian es proteccionista, microbiólogo y dueño de un laboratorio de test de embarazo.

Este amparo brasileño es el nuevo hogar de “Cecilia”, la chimpancé del zoológico argentino de Mendoza que fue cerrado al público luego de una seguidilla de muertes, dejó atrás los horrores del pasado, superó la maraña jurídica provincial mediante un habeas corpus y ahora está feliz entre sus pares.

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En este recinto, los chimpancés viven en una fortaleza con muros de cemento, dividida en disímiles sectores en los que habitan los ejemplares del mismo grupo. En su interior hay césped, pero no árboles ya que, según cuentan, las ramas eran utilizadas por los animales como herramientas para saltar las paredes.

Aquí, los “huéspedes”, tienen a su disposición todo tipo de comida. Entre sus preferencias: pastel de pollo, refrescos, yogur de zanahoria, naranja y miel.

Pedro Ynterian llega al «santuario» a las 3 de la madrugada y prepara la comida de los chimpancés, a los que imagina parte de su familia, especialmente a “Guga”, un macho dócil y juguetón, de 16 años, que ha crecido en el refugio.

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Dice Pedro que el primer objetivo para erradicar este abuso, fueron los circos y detrás los zoológicos, por eso sufrió denuncias de la Unión de Circos Itinerantes, que lo acusó de realizar ensayos contra el sida y otras anomalías, pero luego de investigar el Ministerio Público de San Pablo descartó tales hipótesis.

El Santuario Sorocaba abriga a los simios e intenta darles una vida mejor, con un equipo compuesto por un médico veterinario ambulatorio, un biólogo que desenvuelve actividades de enriquecimiento ambiental con los huéspedes de honor: Los Primates, junto a un gran equipo de colaboradores. Pero, sobre todo, ofrecen un “hogar”, lleno de amor.

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