Un argentino en Brasil: “Vila Mimosa”

El Área de Prostitución más afamado de Río de Janeiro – Por Alberto Curia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Existe una realidad que golpea en la mayoría de los casos a mujeres de menores recursos económicos que buscan a través de la profesión más antigua del mundo -la prostitución- subsistir a los avatares de la vida o son obligadas a hacerlo.

Esa realidad sacude la integridad moral y física y denigra al ser humano hasta someterla a los más bajos instintos, en diversas ocasiones por propia voluntad de las meretrices y en otras obligadas por sus proxenetas.

Río de Janeiro no está exenta a esta situación que maltrata, sin pena ni gloria. Tiene en “Vila Mimosa”, a una de las más famosas áreas de prostitución de la ciudad, aldea creada como desembarque de mujeres del este europeo en huida de la Primera Guerra Mundial, pobres, hambrientas y sin familia.

El primer local estaba ubicado en la zona sur, en el barrio de Laranjeiras. «Las polacas», como eran conocidas, se mezclaron a lo largo del tiempo con las nativas. Hasta su desaparición, fueron perseguidas y maltratadas. Se mudaban permanentemente de residencias a medida que la ciudad progresaba.

La municipalidad de Río utilizó ese sector de la ciudad y removió a las trabajadoras sexuales a un local en la calle “Sotero dos Reis”, en la “Praça da Bandeira”.

Este foco de encuentro con “mujeres de la vida”, tuvo su auge en la década de 1920, ya que el movimiento de militares en la zona que combatìan rebeliones en las difíciles circunstancias que atravesaba Río de Janeiro, con la “Revolta do Forte de Copacabana”, hacía que estas mujeres de todas las edades, alternaran con los uniformados que, pese a la disciplina impuesta, necesitaban de momentos de diversión y los encontraban en “Vila Mimosa”.

Uno de los más ilustres visitantes a este lugar era el poeta Manoel Bandeira.

“Vila Mimosa”, se formó a partir de una construcción social-lucrativa, en la que existió una configuración de establecimientos comerciales muy variados, más allá de la venta de relaciones sexuales. Fue una agrupación de entidades localizadas en una misma calle, ligadas por la actividad meretriz.

El lugar –amplio por cierto-, tiene la siguiente característica: bares en la parte inferior y cuartos en la parte superior. Se asemejan a una galería comercial, donde un local está al lado del otro, en esta especie de corredor. Al frente de los bares, se exhibe la “mercadería” y la competencia es intensa en cuanto a los precios y los gustos.

También los vendedores ambulantes hacen su cosecha; ofrecen jugos, dulces, sándwiches, etc.

La “Vila Mimosa”, fue entre otras cosas, un verdadero “depósito”, de actrices cariocas de filmes para adultos, que fueron quedando en el olvido porque el paso del tiempo no perdona.

Son exactamente 70 casas en la Vila, cada una tiene un mínimo de 10 cuartos y funcionan las 24 horas.

Según la Asociación de Moradores del complejo Amigos de Vila Mimosa, en los fines de semana, es decir, viernes, sábado y domingo, cerca de 5 mil personas transitan el complejo para hacer uso de la inmensa oferta de sexo en el lugar.

La seguridad está garantida en la rúa (calle), Sotero Reis, ya que una buena cantidad de guardias vestidos de civil transitan permanentemente las inmediaciones, pagos por los dueños de los bares.

No está permitido que travestis trabajen por allí; se preserva la tradición de aceptar solamente mujeres.

Para la legislación brasileña, mantener un establecimiento de prostitución es considerado ilegal, por tanto “Vila Mimosa”, es un negocio ilícito. En el contrato legal figura ser un emprendimiento comercial, donde no se especifica para qué uso y pese a esto, cada bar funciona con su registro legal de comercio.

Está en marcha el proyecto de “Nova Vila Mimosa”, ya bautizado “Cidade das Meninas” por las mismas prostitutas, comprende a dos complejos habitacionales con anfiteatro, guardería para niños, puesto de salud, etc, pero peligra el desalojo total de los casas-bares, porque se prevé el paso de una ferrovía de 12 kilometros que una los barrios de Gavea e Ipanema y los “comerciantes”, están alertas, aduciendo que allí se generanmás de 500 mil dólares mensuales que acrecientan la economía de los cariocas.

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