Un argentino en París

MIRÁ LA GALERÍA DE IMÁGENES. LAS MÁS BELLAS CATEDRALES DE FRANCIA: HOY, NOTRE DAME DE PARIS. Por Jorge Forbes *, desde París, especial para DiariodeCultura.com.ar.

La Iglesia de Notre-Dame, situada en l’île de la Cité, no es únicamente el corazón de Parìs, sino también, literalmente, el punto central de Francia. Es el equivalente en la Argentina del punto cero de la plaza del Congreso. Todas las distancias geográficas están medidas a partir de Notre-Dame.

Construida entre 1163 y 1245 en la Île de la Cité, Notre Dame de París es una de las catedrales góticas más antiguas del mundo. El nombre de la catedral significa «Nuestra Señora» y está consagrada a la Virgen María.

En sus ocho siglos de historia, fue reformada en varias ocasiones, de las cuales, la más importante fue la de mediados del siglo XIX. A lo largo de estos años, se sustituyeron los arbotantes (arco que contrarresta el empuje de otro arco o bóveda), se insertó el rosetón sur, se reformaron las capillas y se añadieron estatuas.

Desde su fundación en el siglo XII fue siempre el centro importante de todos los eventos políticos; un lugar donde el destino de Francia fue decidido en diferentes ocasiones: Henry VI de Inglaterra, con apenas 10 años, fue coronado rey de Francia en 1422; Juana de Arco fue igualmente beatificada alli; Napoleón se coronó a si mismo emperador en 1804, durante el levantamiento de la Comuna… y en diferentes oportunidades, se estuvo muy cerca de que la catedral se transformara en una gigantesca carnicería.

Notre Dame tiene dos torres de 69 metros en su fachada. Al acceder a la parte superior de las torres, además de apreciar las fantásticas vistas, puede visitarse el campanario, en el que vivió el mítico Jorobado de Notre Dame, y ver de cerca las múltiples gárgolas (caños de piedra o metal, diversamente adornados en los tejados o en las fuentes).

Para visitar las torres se accede a través de la entrada del lateral izquierdo de la catedral y se suben 387 empinados escalones a pie, ya que no dispone de ascensor.

París inició muy tardíamente la construcción de un edificio que correspondiera a la importancia de la ciudad. Mientras que en los alrededores de la capital las primeras grandes iglesias estaban siendo terminadas, la capital solo disponía de una, consideraba demasiado chica y otra, en ruinas. El obispo Maurice de Sully hizo demoler las dos para construir en su lugar a Notre-Dame. Con esa construcción quisieron establecerse nuevas normas: la iglesia puede albergar hasta 9.000 personas.

La primera piedra fue colocada en 1163; 20 años más tarde el coro de la parte oriental estaba terminado. Con la elevación de la nave, aparecieron los poderosos contrafuertes que le dan al conjunto su forma alargada. Los tramos fueron unidos a la nave central entre 1210 y 1220. En la misma época, la fachada alcanzaba la galería de los Reyes que fue concluida en 1250. En momentos en que el modelo de la fachada gótica había sido creado ya en las iglesias de Saint Etienne y de la Trinité de Caen, la de Notre-Dame iba a constituirse en una obra maestra inigualable. Al márgen de su apariencia, más bien sobria, es de una armonía y un raro refinamiento, con su división en pisos y su vuelo de arcadas que disimulan los relieves de las torres; esos elementos parecen tomar su libre curso o su vuelo uno tras otro.

Las lineas horizontales y verticales están igualmente acentuadas. Las fajas y molduras de la galería de los Reyes y de la galería de las Arcadas, enmascaran el peso de la construcción. El significado de la galería de los Reyes, en la cual pueden tomar su lugar 28 soberanos, no fue esclarecido hasta hoy. Las actuales esculturas están datadas de los trabajos de restauración del siglo XIX; los originales fueron, en gran parte, destruidos durante la Revolución. En mayo de 1977 fueron encontradas 21 cabezas que habían sido cortadas y enterradas por un «royaliste». Hoy están expuestas en el Museo de Cluny, de ingreso gratuito, también en la ciudad de Paris, y que contiene muchas de las ruinas de las diferentes épocas.

La oscuridad del interior sorprende inicialmente. Cuando fueron perforados en 1225 los huecos del piso no eran demasiado grandes y los muros habían sido alivianados, no por triforios (galerías que rodean el interior de la iglesia entre las arcas de las naves y que suele tener ventanas de tres huecos) pero por rosetas sin ventanas. Parecería que las competencias de los arquitectos no fueron suficientes para llenar de luz un edificio con esas monumentales dimensiones. Las rosetas multicolores, sin embargo, son admirables y sumergen a la sala en una penumbra llena de misterio.

Como lo destacaba el genial escultor francés Auguste Rodin: «en ese entonces, la catedral se elevaba para dominar la ciudad ensamblada alrededor de ella, como bajo alas para servir de punto de reunión, de refugio a los peregrinos perdidos en las lejanas rutas, para poder ser su guía, su faro».

Próxima entrega : la catedral de Albi, en la región de Tarn, muy cerca de Toulouse

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*Jorge Forbes es un periodista argentino que, desde 1982 es corresponsal en París para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandi).

Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no más de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, asi como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por mail a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 0033606837915.

También puede visitarse su pagina web: www.jorgeforbes.com.ar