Un argentino en París

LAS SORPRESAS DEL PALACIO DE LUXEMBURGO Y LOS MISTERIOS DE SAINT SULPICE – Por Jorge Forbes #, desde París, especial para DiariodeCultura.com.ar

Qué historia la del Palacio de Luxemburgo, hoy sede del Senado francés, asi como los misterios de Saint Sulpice!. Cuántas cabezas coronadas se hicieron presentes en el palacio creado por María de Medicis. Hoy el turista imaginativo que fotografía la fachada del Senado ignora todo lo que ocurrió y lo que se escribió entre esos muros, tanto de gloria como de tragedia.

Desde la propia María de Medicis, viuda de Henri IV, asesinado el 14 de mayo de 1610 por François Ravillac, un fanático católico miembro de un grupo que le criticaba su acercamiento con los protestantes. La muerte de una puñalada se produjo en la rue de la Ferronniere, muy cerca del actual Centro Pompidou. Ese mismo rey, Henri IV, llamado «el bueno», «el Grande» o «el Narigon», debido a su apéndice nasal, fue el que, por decreto, pidió y obtuvo que cada francés tuviera «una gallina en sus cacerolas» (une poule au pot), lo que significaba que el rey quería que sus subditos comieran carne por lo menos una vez por semana.

Otro de los presentes en el Palacio del Luxemburo, fue el general Bonaparte, que ya se veía como Napoleón rigiendo el destino de Francia. Allí se dibujó, y continúa hasta el día de hoy, la actividad del Palacio o Cámara de los Justos y sabios de la República. De ese tumultuoso pasado quedan muchos testimonios. Sin embargo. muy poco conocidos.

¿Quien sabe, por ejemplo, que en la suntuosa Sala de las Conferencias en el vano discreto de una ventana, está el trono dorado al oro fino de Napoleón 1°?. Y otro ejemplo: ¿quién se acuerda que en el medio de un jardín, con el césped bien cortado, se esconde una escalera de cemento que conduce a los bunkers subterráneos construidos por los alemanes durante la Ocupación por parte de los nazis?.

El Palacio del Luxemburgo y sus jardines son un verdadero lugar de descubrimientos y sorpresas. Crucemos por ejemplo el parque en dirección del Observatorio. Un vistazo a los jugadores de ajedrez que se desafían, silenciosos y concentrados, cerca de la Orangerie (el Invernadero), con sonrisas a los turistas, los cuales les piden que se hagan fotografiar montados en uno de los leones de piedra que ornamentan el estanque. Unos pasos más y podemos observar una gran reja detras de la cual se observan, con gran sorpresa, extraños techos de vidrio que constituyen uno de los lugares mas fascinantes del Luxemburgo.

En el Medioevo se erigía alli el Convento de los Chartreux (Convento de los Cartujos), monjes que debían conservar el silencio y, sobre todo, rezar. Pero, apasionados por la horticultura, fueron los primeros en instalar en Francia el cultivo de los perales. Muy rapido los jardines del Luxemburgo fueron célebres y sus peras, delicadamente azucaradas, colocadas en todas las mesas aristocráticas de París. Una tradición del gusto y de la calidad que el Senado respetó (y respeta) al instalar en dicho lugar los invernaderos del Jardín del Luxemburgo. La visita es fascinante. Se encuentran por supuesto todas las plantas florales cuidadosamente seleccionadas y cultivadas que adornan los cuadrados del jardín, pero también por la espléndida colección de orquideas, únicas en su especie!. Algunos minutos en ese invernadero encantador, donde puede decirse que uno se encuentra en el «edén», con los ojos maravillados por los infinitos colores de esas flores y el excepcional olor tan suave y soprendente. Creado por Louis Philippe, a partir de muestras procedentes del Brasil, esta coleccion del invernadero del Luxemburgo tiene hoy más de 10.000 ejemplares, extremadamente raras como por ejemplo las magníficas orquideas de la Guyana que tienen la exuberancia totalmente tropical. La belleza llegada del mundo entero debajo del techado de vidrio del invernadero del Senado… verdaderamente el Jardín del Luxemburgo nunca dejará de soprendernos!!!.
Y, a pocos pasos de los jardines del Luxemburgo, nos encontramos con los misterios de la iglesia de Saint Sulpice que, además de ser una de las más altas de París, es una de las más conocidas gracias a su protagonismo en el «Codigo Da Vinci». En pocos meses, las vertiginosas ventas del libro de Dan Brown atrajeron a turistas del mundo entero, a tal punto que los responsables de Saint Sulpice tuvieron que afichar textos en diferentes idiomas indicando que todo lo escrito eraon obra de la imaginación del autor.
Se trata de un enorme edificio con varios estilos arquitectónicos pero con un aspecto sencillo e inacabado. En 1646 se inciaron las obras de construcción sobre los cimientos de un templo románico del siglo XIII, obras que no se vieron terminadas hasta un siglo más tarde. El sacerdote Languet de Gercy le encargó a un astrónomo la construcción de un «gnomon» (una esfera solar) de la meridiana para calcular la fecha de las Pascuas mediante el control de los equinoccios. Se trata de una columna de marmol que marca la hora mediante la sombra que proyecta en el suelo y en el cual uno de los personajes de la novela de Dan Brown descubre un mensaje enigmático que lo pone sobre la pista del secreto de los secretos: el Saint Graal. Tanto del Japón como del Brasil miles de turistas llegaron no para inclinarse ante el altar de Cristo, sino delante del misterioso «gnomon» que sirve para definir de manera muy precisa los solsticios de invierno y de verano. Todo eso para tan poca cosa, se le podría atribuir a la prodigiosa imaginación de Dan Brown.
Pero no es verdaderamente asi, ya que desde hace mucho tiempo se interrogan sobre las verdaderas razones de la construcción de semejante observatorio.
En efecto, en 1742, fecha de la construccion del «gnomon» hacía ya bastante tiempo que podían preverse tanto los solsticios como las Pascuas dadas por todos los calendarios, lo que lleva a preguntarse si por casualidad dicho monumento no tiene una función mucho más simbólica. En un vistazo a la placa de mármol grabada debajo del obelisco del «gnomon» se descubre un curioso friso decorado con inesperados símbolos: la escuadra, el compás y una plomada de verticalidad, los tres símbolos masónicos que hoy sorprenden. Pero no debe olvidarse que los «hermanos» (masónicos) de la época, apasionados por la arquitectura, no dejaban pasar la oportunidad de celebrar lo que fue desde siempre el objetivo de la «iniciación masónica», es decir la luz. Una constante para dichas logias de iniciados cuya principal fiesta se desarrolla, como por casualidad… durante el solsticio de verano. Gracias a la existencia del gnomon la iglesia se salvó de ser destruida durante la Revolución Francesa y  hoy se conserva en óptimas condiciones.
La Place Saint Sulpice es otro de los lugares destinados a la belleza del conjunto arquitectónico, pero uno de los principales atractivos de la iglesia son los frescos del pintor Eugene Delacroiox, situados a la derecha de la entrada en la Capilla de los Angeles. También puede observarse una figura de San Pedro (similar a la de la Basílica de San Pedro en El Vaticanocon el pie desgastado por las caricias de miles de fieles. En la actualidad aún se realizan conciertos con el impresionante órgano de tubos que data de 1862.
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# Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en Paris para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandi).
Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no mas de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, asi como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por mail a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 0033606837915.
Igualmente, puede visitarse su pagina web: www.jorgeforbes.com.ar.