Un argentino en París: La Abadía de Conques

MIRÁ LA GALERÍA DE IMÁGENES. La pequeña ciudad de Conques, en el suroeste de Francia, en la región de Aveyron, posee un bello monasterio benedictino fundado por Carlomagno – Por Jorge Forbes °, especial para DiariodeCultura.com.ar

Conques debe su origen a una ermita. Los raros textos de los que se disponen en la actualidad, mencionan a un cierto Dadon o «Datus», que se había retirado a fines del siglo VIII a ese lugar salvaje, para llevar un vida contemplativa.

Datus, abreviación del latin «Deodatus», es un apodo que probablemente hace alusión a la vocación religiosa del «que se da a Dios». Es muy posible determinar el emplazamiento de su ermita: la fuente del rio Plo que fluye ahora al pie de la iglesia, debajo del actual pórtico, fue el elemento determinante en la elección del anacoreta.

Poco después de su instalación, según una carta fechada en el año 819, «un hombre lleno de piedad, llamado Medraldus, se retiró al mismo lugar y vivió con Dadon. La santidad se extendió a los paises vecinos y, entonces, otros atraidos por las mismas costumbres contemplativas, decidieron tomar ese tipo de vida aumentando poco a poco la cantidad de dicho grupo piadoso.

Fue, igualmente, la época en que los soberanos carolingios, tanto por motivos políticos como religiosos, colmaban y favorecían de ventajas los monasterios de su imperio. Sin esos favores reales, el desarrollo de la abadía de Conques se hubiera obstaculizado o incluso, habría quedado irremediablemente comprometida por la pobreza del lugar, incapaz de sostener una población numerosa de monjes.

Louis el Piadoso, rey de Aquitania, durante la vida de su padre, Carlomagno, visitó en varias ocasiones el monasterio de Medraldus, poniéndolo bajo su protección e imponiéndoles incluso el nombre de Conques. En el 819 hizo unas 10 donaciones de tierras en su favor. A estos dones se añadieron el oro y la plata, los tejidos preciosos, las tallas y los camafeos antiguos que son  el origen del tesoro de Conques.

Pero la memoria colectiva solo recordará el nombre de Carlomagno. bienhechor por excelencia que eclipsó a todos los miembros de su familia. Es por eso que tendrá un lugar privilegiado en la comitiva de los elegidos en el tímpano del juicio final de la iglesia románica.

Curiosamente, el destino de Conques parece haber sido sellado en los tiempos del emperador romano Dioclesiano, en el momento de las grandes persecuciones de cristianos, a comienzos del siglo IV. Lejos de alli, una joven habitante de la ciudadela de Agen, sur de Francia, convertida al cristianismo por Caprais, obispo de la ciudad, habia rechazado hacer sacrificios paganos, razón por la cual sufrió el martirio a los 12 años.

En la ruta a Santiago de Compostela, la mayor parte de los peregrinos tenían por costumbre, entre los siglos XI y XIII, pasar por el pequeño poblado de Conques, donde Carlomagno fundo un monasterio benedictino. Los peregrinos demostraban una gran generosidad que, a partir de mediados del siglo XI, permitió construir una iglesia sobre los modelos de las de Toulouse y de Santiago de Compostela.

Los trabajos fueron terminados hacia el 1200 pero el edificio fue destruido en gran parte en 1561 por los hugonotes. Su restauración fue iniciada a mediados del siglo XIX gracias, en parte, a los esfuerzos del músico Próspero Mérimée.

A pesar de que el sitio de Conques fue destruido durante las Guerras de religión, logró escapar a las grandes devastaciones. Es asi que el tesoro de la iglesia, constituido por una de las mas bellas colecciones de orfebrería francesa del siglo IX al XVI, pudo ser conservado.

La obra mas conocida de esta abadia es la estatua de Sainte Foy, que murió como mártir a los 12 años y que, seguramente, fue realizada en los talleres de Conques en el siglo X. La estatua tallada en madera está recubierta de oro, piedras preciosas, perlas y esmaltes transparentes. La joven santa, sentada en un trono, los pies apoyados en un banco, tiende sus manos a los fieles. En la pechera se disimula un relicario.

Desde el siglo X era de uso común en el sur de Francia conservar las reliquias en las estatuas. La escultura, sin embargo, no se parece a la jovencita que salía a caballo, según cuentan las leyendas, acompañada de monjes que hacían música. De la estatua, sin embargo, se despeja una impresión de superioridad divina.

El tímpano occidental de la iglesia, de estilo romano/auvernes (Auvergne), es increíblemente extraordinario. Representa el juicio final: Abraham conduciedndo a los elegidos hacia los cielos de Jerusalén; angeles con gallardetes en los cuales están escritas las virtudes cristianas; cerca de Jesús y de María están ubicados los abates y los fundadores de la iglesia, desde Carlomagno hasta el más simple peregrino. Ese tímpano occidental fue seguramente esculpido en la primera mitad del siglo XII y en él se observan hoy, todavía, colores muy antiguos.

En la actualidad, la iglesia fue restaurada adecuadamente en el siglo XIX bajo la dirección de Prosper Merimée, primer inspector de monumentos históricos, atrae a muchos turistas y peregrinos, especialmente por su tímpano y sus tesoros.

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°Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en Paris para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandi).
Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no mas de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, asi como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por mail a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 0033606837915.
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