Este severo, histórico y poderoso edificio, situado en el muelle del Reloj, en la Isla de la Cité y remonta a la época de Felipe el Hermoso, es decir a fines del siglo XIII e inicios del XIV.
Su nombre deriva de concierge, es decir, en aquella época, el título del gobernador real bajo cuya dirección estaba el edificio.
En la actualidad, ocupa un ala del Palacio de Justicia de París. La visita al castillo es muy interesante ya que está lleno de recuerdos que logran llevarnos en un instante a turbios climas de conjuraciones y a lejanos tiempos atribulados.
Desde el siglo XVI fue prisión del Estado y que más tarde, durante la Revolución, sus celdas encerraron a miles de ciudadanos que vivieron allí sus últimos momentos antes ascender a la guillotina.
En la planta baja se encuentra la Sala de la Guardia, con recios pilares que sostienen bóvedas góticas, y la amplisima Sala de los Hombres de Armas. Esta última compuesta de cuatro naves (68 métros de largo, 27 de ancho y 8 de alto) y era el antiguo salón comedor del Rey.
Decir «Conciergerie» (Consergeria) significa, sobre todo, volver con la memoria al tiempo de la Revolución.
En una amplia sala de la planta baja, con sus bóvedas de crucería, los presos pagaban el jergón de paja donde dormían. En otro recinto, de nombre tragicamente irónico (rue de Paris), se amontonaban los condenados pobres.
Transformada en capilla en 1816 por la única hija sobreviviente de Louis XVI, la duquesa de Angouleme, la celda de María Antonieta es, tal vez, la más sugestiva. Allí ingresó, el 2 de agosto de 1793, la que era despectivamente llamada «la austríaca». Allí vivió hasta el 16 de octubre, cuando a las 7 de la mañana de ese miércoles, después de haberse cortado por si misma su larga cabellera, subió a la carreta para ser conducida al mismo patíbulo en el cual nueve meses antes había sido guillotinado su marido, el rey de Francia, Louis XVI.
LA EJECUCION DE MARIA ANTONIETA
El 16 de octubre de 1793, el fiscal del Tribunal Revolucionario de París, Fouquier-Tinville, leyó la sentencia con la que era condenada «María Antonieta de Austria, viuda de Louis Capeto» a la pena de muerte.
El último día de la que había sido llamada «Madame Déficit» empezó a las 4 de la mañana, cuando -sin demostrar emoción alguna- «escuchó la sentencia y regresó a su celda para prepararse a realizar su último viaje. Llevaba una combinación negra, una bata blanca, una pañoleta y una cofia de muselina, ambas de color blancas. Los brazos los tenía atados detrás de la espalda.
La reina, mejor dicho «la austríaca», recorrió el último camino, sola, en una sucia carreta, expuesta a las ofensas y gritos de la gente que se amontonaba a su paso por las calles que conducían al lugar de la ejecución.
Asomado a una ventana de la rue Saint Honoré estaba el pintor Jacques-Louis David, el con unos pocos trazos de lápiz realizó un boceto inolvidable y cruel, un retrato-caricatura de María Antonieta: el busto erguido, el rostro impenetrable, una expresión desdeñosa en los labios cerrados. Lo que había sido una de sus más bonitas características: el delicioso morro de los Habsburgo, se había transformado en una expresión de desprecio total por todo aquello que la rodeaba.
Esa es la última imagen oficial que se conserva de María Antonieta: una mujer humillada y destrozada la cual, con gran dignidad, iba hacia su destino final: la muerte.
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°Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en Paris para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandi).
Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no mas de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, asi como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por mail a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 0033606837915.
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