Un argentino en París: Louis XIV y Napoléon

SE «ENFRENTAN» EN EL MUSEO DE LOS INVALIDOS – Por Jorge Forbes, desde Francia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Una exposición muestra los muebles y objetos del Emperador (Napoleón) en la isla de Santa Helena, el monumento le debe mucho, e incluso mucho más al Rey Sol (Louis XIV). Un duelo póstumo entre dos monarcas que siempre han fascinado.

En los Inválidos, Napoleón tuvo, desde siempre, una exposición de ventaja sobre Louis XIV. El emperador no termina nunca de exponer, mucho más omnipresente que cualquier otro monarca: luego de su tienda de campaña y de todos los objetos rituales de sus batallas militares -el año pasado en el Museo de los Gobelinos- Napoleón está desde hace tres meses en los Inválidos, donde son expuestas las reliquias de Santa Helena luego de restauraciones espectaculares en el Museo de las Fuerzas armadas.

Y una manifestación celebra a Louis XIV en Versalles con la exposición «Le roi se meurt» («El rey se muere»). Como si el Rey sol hubiera sido casi borrado de la memoria de un monumento (los Inválidos) que, sin embargo, hizo construir para los veteranos de las diferentes guerras.

Pero no se genera polémica en los Inválidos, todo lo contrario, se reunen, se rercogen. En su gran explanada interna, por ejemplo, luego de los atentados del 13 de noviembre de 2015, el presidente François Hollande recordó la historia de las 130 victimas de los atentados. En ese mismo inmenso e intimidante patio interno pueden verse actualmente fotografías de Verdun -antes, durante y después de la más cruel de las batallas de la guerra 14/18. Un lugar de memoria, de meditación y a veces de entretenimiento.

El Rey, al igual que el Emperador se hubieran soprendido del desarrollo, en el exterior del inmenso patio, de un Gran Premio de la Fórmula 1 Eléctrica, el pasado 23 de abril en las rectas que rodean este territorio «sagrado».

La visita de los interiores menos conocidos de los Inválidos muestra que un gran monumento es como un organismo vivo, con su topografía secreta, sus rivalidades, sus sopresas.

Su cúpula dorada, sirve de punto de referencia a los parisienses y a los turistas desde 1706, como si fuera una «corona en el cielo de la capital».

Es extraordinario el destino de un lugar, a la vez símbolo monárquico e imperial, hoy más que nunca visitado por los turistas ya que alberga dos museos: el de las Fuerzas armadas y el de los planos y mapas en relieve y, sobre todo, la tumba de Napoleón. S

Sin embargo, no todo se visita en los Inválidos: por ejemplo, un cuadro de Louis XIV en un salón. Situado en la fachada norte, del lado del Sena, un monumental gran salón, con sus lústros de cristal y un gran retrato de Louis XIV del siglo XVII. Justo al lado el bureau, tal como lo era en 1840, está ornada del mismo fresco en el plafond que el que decora la cúpula interior.

La tumba de Napoleón es una inmersión vertiginosa. Fueron necesarios mas de 20 años de imponentes trabajos (entre 1840 y 1861) para adaptar la cúpula de la iglesia a la llegada e instalación de la monumental tumba de Napoleón. Para descubrirla desde lo alto hay que deslizarse por una pequeña puerta y trepar por una estrecha escalera hasta la tribuna de los músicos. También hay que ser prudentes, ya que no hay barandas de protección. A más de 50 métros de altura la vista de la tumba del emperador es impresionante, pero igualmente la de «Saint Louis depositando su corona y su espada entre las manos de Jesucristo», fresco que orna la cúpula.

Igualmente en los Inválidos, como una repetición del Panteón, en la parte subterranea reposan alrededor de 80 generales y mariscales de Francia, como los mariscales Leclerc o Mac Mahon. También, un nombre que extraña a entendidos y neófitos: el de Rouget de Lisle (1760-1836) el compositor de La Marsellesa. Sus cenizas fueron «provisoriamente» llevadas a esa tumba en 1915, donde esperarían ser transferirlas al Panteón. Más de 100 años más tarde, siguen en los Inválidos.

Algunos escalones más y se está en los techos/terrazas de la iglesia, a algunos métros de la cúpula. Desde alli la vista del conjunto de los Inválidos, pero igualmente de la capital, es sencillamente impresionante. Alli mismo, durante la Segunda guerra mundial aviadores aliados, escondidos por un par de personas de la Resistencia, a muy pocos metros de los alemanes venían a tomar un poco de aire. En los techos de zinc varios de ellos dejaron grabados sus nombres.

Pero el hotel de los Inválidos fue mandado a construir por el Rey Sol. Le fue encargado al arquitecto Bruant, el cual en apenas cuatro años construyó, en medio de lo que era un terreno pantanoso rodeado de bosques, lo escencial del edificio.

Bonaparte (1769-1821) estaba lejos de haber nacido cuando el monarca ordenó la construcción de un edificio para albergar a los inválidos de sus ejércitos, en su gran mayoría antiguos combatientes de la guerra de los 30 años. La iglesia y su cúpula fue confiada al ambicioso Mansart y terminada en 1706, fecha de la inauguración oficial por el Rey Sol.

Ciertos hisoriadores afirman, en una hipotésis irrealista, que Louis XIV habría considerado, en algún momento, hacer colocar su tumba bajo la cúpula en lugar de haberla puesto en Saint Denis. Sin lugar a dudas, Napoleón no hubiera podido robarle el honor actual.

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°Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en Paris para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandi).
Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no mas de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, asi como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por mail a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 0033606837915.
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